Después de que fuera suspendido el mes pasado, ayer miércoles 8 de julio en el Parlamento Europeo, la gran coalición formada por los partidos popular y socialista europeos, da luz verde a las negociaciones del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión entre Estado Unidos y la Unión Europea (TTIP), y la inclusión del controvertido ISDS.
Tanto el informe como las enmiendas mayoritariamente votadas son una muestra de la retórica de las instituciones europeas, y del parlamento, ya que apoya las negociaciones y la firma del TTIP, introduciendo algunas líneas rojas relativas a los derechos de las y los trabajadores, las normativas medioambientales y la protección a las y los consumidores, que en términos generales son más estrictas en la Unión Europea. Sin embargo estas líneas rojas se quedan en el discurso, en tanto que las decisiones del Parlamento no tienen un papel vinculante en las negociaciones, así como tampoco se establecen mecanismos garantistas para el control de estas limitaciones.
Pero además, y lo más grave, es que hoy el parlamento, a través de una “enmienda de compromiso” presentada por el grupo social demócrata europeo (S&D), da luz verde también a la incorporación del más controvertido aún mecanismo de resolución de controversias entre inversor y Estado (ISDS) en el Tratado. La enmienda sólo maquilla aspectos formales del ISDS, pero da vigencia a la existencia de tribunales supranacionales que confieren privilegios a los inversionistas y grandes transnacionales extranjeras frente a las políticas y medidas de protección ambiental, hacia las y los trabajadores y las y los consumidores que los gobiernos de los países, desde decisiones soberanas y democráticas quieran poner en práctica.
El ISDS ha sido el elemento más discutido sobre su introducción en las negociaciones del TTIP, pero al que finalmente el grupo socialdemócrata europeo, no sin divisiones internas, se pliega a su inclusión con un poco de retórica.
De esta manera se desoye en el Parlamento Europeo la voz de otros grupos políticos, y especialmente de la ciudadanía. Más de 470 organizaciones de toda Europa (280 del Estado español) solicitaron el voto negativo al Informe y las enmiendas que incluían el ISDS, y se recogieron más de 2,3 millones de firmas en todo el continente por la paralización de las negociaciones del TTIP.