Mali ha sido “reunificado” y ahora comienza “el tiempo de la verdad y de las responsabilidades”. Son los conceptos centrales de un largo editorial publicado en el portal Maliweb al día siguiente de que el sábado se firmara el acuerdo de paz entre el gobierno y la Coordinación de Movimientos del Azawad (CMA).
LaCMAagrupa a los principales grupos armados principalmente tuareg, que actúan en el norte, y ha aceptado una solución de compromiso respecto de la autonomía exigida para la región septentrional del país. El documento, que de todos modos prevé la formación de asambleas locales, según el editorial, de hecho “rompe el sueño de un estado del Azawad, que la Coordinación nutría desde el comienzo de la crisis, mientras Mali reencuentra a todos sus hijos”.
“LaCMAllegó finalmente a comprender que sólo el diálogo puede resolver los conflictos”, dice por su parte el sitio Malijet, que recuerda que la firma se produjo “en el momento en que las autoridades anularon el mandato de arresto contra algunos dirigentes de los grupos armados”. Estos han reconocido que el actual presidente Ibrahim Boubacar Keita ha logrado “realizar lo que ningún régimen había logrado hacer en Mali”. Sin embargo, para los rebeldes la firma del acuerdo de paz es sólo el inicio de un “proceso complementario”, basado en “un diálogo objetivo y directo”.
La posibilidad de nuevas tratativas es sólo uno de los puntos que siguen abiertos. Quedan por resolver cuestiones como el desarme de las milicias, la composición del nuevo ejército nacional, y la reconstrucción. De estos temas se encargará una comisión creada para ese fin, que ya se ha reunido por primera vez en Bamako. La comisión está integrada por los firmantes del acuerdo (gobierno y rebeldes), por los países protagonistas de la mediación, como Argelia y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Entre estos, Francia está empeñada en la zona norte de Mali con la operación militar Barkhane.
El ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, efectuará hoy una visita relámpago a Mali, y ya ha prometido la colaboración de las tropas de su país para monitorear el cumplimiento de los acuerdos y para continuar “la acción contra los yihadistas” que siguen activos en el norte.
Justamente los “ataques y actos de bandolerismo” cometidos por grupos armados siguen siendo uno de los factores que han llevado a la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) a mirar el acuerdo de paz con escepticismo. Según un comunicado de HRW, faltan en el acuerdo disposiciones que pongan fin a la impunidad endémica que hizo durar durante décadas el ciclo de conflictos y abusos en Mali. “Una vez más –dice el comunicado – han sido ignorados los derechos de las víctimas y de sus familias”.