Elegí “Hay fiesta”, porque el título es lo que define mi sentir por esta semana de mayo vivida entre cientos de miles de compatriotas. La letra de esta canción habla de lo que significa la victoria de Boca en una barriada suburbial de Buenos Aires. Corría el año 2000 y las únicas alegrías que podía tener un pueblo endurecido de resignación venía por los éxitos deportivos de un equipo bon vivant y ajeno a la realidad de su país, prostituyendo al fútbol en post de una futura carrera política.

Pero lo importante no es tanto el de dónde venimos, sino el dónde estamos y el hacia dónde vamos. Si bien la incertidumbre impregna cada uno de los escenarios dibujados, ayer la Plaza de Mayo era un mástil de certezas. Ese mástil al que atarse para no perder fortaleza, para no cejar en el empeño empoderado de estos tiempos y para no dejarse seducir por los cantos de sirena que dicen que mejor amesetar los conflictos, conciliar con los capitalistas, no joder a los que nos pueden joder.

No fue casual que la gente saltara y estallara de júbilo cantando canciones como Gimme The Power de Molotov o Señor Cobranza interpretado por la Bersuit Vergarabat. No, planea el fantasma noventero de las leyes de impunidad, de los jóvenes y universitarios volando a buscarse la vida en otros continentes, de que nada de lo que pueda ser del Estado, quede en manos del Estado.

Así que era importante sacarse la modorra de tanto festejo y de tanta autocomplacencia. Hay que seguir persistiendo, hay que seguir arrimando ladrillos a esta construcción colectiva. Y sí, habrá que aceptar que la construcción la hacemos con compañeros que no nos gustan, que no piensan en todo como uno, que no les endulza el mismo dulce, pero se está construyendo una patria para 40 millones de argentinos, con todas sus diferencias, diversidades y pretensiones, a veces enfrentadas, a veces coincidentes. Hay que pensar en ponerse el mameluco, en arrimar el hombro, en no dar nada por sentado, porque como dijo ayer la conductora “en el futuro pasará lo que nosotros queramos que pase”.

Porque durante mucho tiempo eso parecía imposible, hay que festejar, sin embriagarse, pero hay fiesta para rato.