Uno de cada cuatro jóvenes de los países de Oriente Medio y el Norte de África, la llamada “región MENA”, no consigue encontrar un empleo. Esta cifra la convierte en la zona con mayor tasa de paro juvenil del mundo. esglobal ha tenido la ocasión de charlar sobre este tema con el presidente de la Fundación Education For Employment (EFE) en Europa, Aldo Olcese. EFE lleva a cabo proyectos de formación técnica y profesional en Egipto, Jordania, Marruecos, Palestina, Túnez y Yemen.
esglobal. Un cuarto de los jóvenes de los países MENA no consigue encontrar un trabajo, y se espera que esta tasa siga aumentando. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Aldo Olcese. En mi opinión las razones tienen que ver, principalmente, con un ineficaz funcionamiento de sus economías, lo que a su vez tiene múltiples causas. Una primera es el peso de la burocracia y de la administración en las transacciones económicas, que se hacen complicadas y que dificultan el emprendimiento. En segundo lugar, hay un típico afán protector, por lo que la libertad de circulación de capitales extranjeros, mercancías y personas no existe o está restringida. En tercer lugar, una parte sustancial de la economía es sumergida.
En estos países hay mucho dinero para pagar los gastos de una administración pesada y lenta, y poco para dedicar a inversiones; además, aspiran a que sean los organismos internacionales los que movilicen la inversión. Yo estoy de acuerdo, pero por delante tiene que ir la necesidad de que regularicen su situación fiscal.
Por otro lado, la fuerza de trabajo está poco y mal adiestrada en general, y tiene una formación inadecuada para los requerimientos de la empresa moderna. Por último, los países MENA suelen tener sistemas financieros poco desarrollados, con lo que el efecto multiplicador de los mercados de capitales sobre la economía real es débil y hay pocos capitales financieros dispuestos a invertir.
esglobal. ¿Qué hay de la cultura y la religión?
A. O. También hay aspectos culturales y religiosos que inciden en la configuración de la competitividad y de la eficiencia de sus economías, que son los más difíciles de encauzar al tratar de encontrar una adecuada articulación entre la preservación de su identidad cultural y religiosa y los nuevos requerimientos de una sociedad moderna. Uno de los errores que cometemos frecuentemente es interpretar que todos los países deben tener las mismas aspiraciones que tenemos nosotros, y los miramos con un caleidoscopio, que es nuestro modelo social y económico, pero no es evidente que todo el mundo quiera eso mismo. A los occidentales nos cuesta interpretar que pueda haber otras sensibilidades y necesidades. Por eso hay que intentar proponer soluciones que no sean recetas.
esglobal. A propósito de la necesidad de no aplicar recetas, llama la atención que los beneficiarios de los proyectos de EFE sean jóvenes graduados universitarios y personas con título de educación secundaria. ¿Por qué centráis vuestro trabajo en un colectivo con cierto nivel formativo en lugar de en personas sin formación?
A. O. La fortaleza de una sociedad tiene mucho que ver con la fuerza y la potencia de sus cuadros intermedios, y en los países en desarrollo esto es aún más importante, precisamente porque el esfuerzo que ha de hacer un cuadro intermedio en un Estado muy desarrollado para dirigir y coordinar una fuerza de trabajo adiestrada es menor que el que tiene que hacer uno que debe dirigir una fuerza de trabajo poco diestra, que es lo que suele ocurrir en los mercados MENA. Por eso, si aciertas en la preparación de esos cuadros intermedios, y si además son jóvenes, el efecto multiplicador sobre la economía es muy superior al que puedes conseguir formando solo a los empleados de base.
La segunda razón es que esto es lo que potencia las posibilidades de un país de generar riqueza propia, sin necesidad de vivir de las inversiones exteriores, porque los cuadros intermedios son capaces de mover la economía. Además, pueden ser el caldo de cultivo para convertirse en pequeños empresarios autónomos, capaces de ir desarrollando las bases de una auténtica economía de mercado.
esglobal. Existen grandes diferencias entre los Estados que conforman la región MENA. ¿En cuáles resulta más complicado trabajar?
A. O. Efectivamente, los aspectos políticos y sociales son distintos en cada uno de los seis países donde operamos, y afectan a nuestra capacidad de desarrollar nuestras actividades. Operamos con bastante eficacia y muy buenos resultados en Marruecos, porque destaca claramente sobre los demás en cuanto a estabilidad política y social y, sobre todo, en cuanto a su estructura institucional. En el otro extremo están Yemen y Palestina, que son países donde la estabilidad política es más frágil y donde obviamente encontramos más dificultades. Tener un marco institucional sólido y una referencia política más o menos estable es muy importante a la hora de fundamentar las bases del desarrollo económico.
esglobal. Las iniciativas no gubernamentales consiguen buenos resultados, pero con tasas de desempleo juvenil tan elevadas (en Túnez, del 42%), ¿qué papel cree que deberían tener los gobiernos de estos Estados en la promoción del empleo juvenil?
A. O. La clave es trabajar en y para el sector privado, pero cada vez es más importante hacer planes conjuntos con los gobiernos. De hecho, estamos empezando a plantearlo tanto en Túnez como en Egipto, donde cuesta mucho que la iniciativa privada se reactive después de la Primavera Árabe y tras haber sufrido una importante transformación económica derivada de la incertidumbre política. Los gobiernos pueden dedicar algo a políticas públicas de promoción del empleo que, vehiculadas a través de las necesidades de las empresas privadas, y en colaboración con la formación de nuestra fundación, pueden redundar en una más eficaz asignación de los recursos, tanto los económicos de los gobiernos como los efectivos profesionales que formamos.
esglobal. Según el Banco Mundial, en los países MENA solo en torno al 20% de las mujeres en edad de trabajar están inseridas en el mundo laboral. A escala global esta tasa se acerca al 50%. La inserción laboral de los hombres en los Estados de esta misma región, en cambio, es de casi un 75%, prácticamente igual a la tasa de participación masculina a nivel mundial. ¿De qué manera se puede fomentar la inserción de la mujer en los países MENA en el terreno laboral?
A. O. Para promover el acceso a la mujer al mercado laboral hace falta, primero, voluntad política y, segundo, que se dé una transformación sutil, evolutiva en el plano cultural y religioso, que no se puede conseguir de la noche a la mañana.
Es evidente, porque además ocurre también en algunos de los países llamados “desarrollados”, que hay una cierta discriminación que, desde el mundo occidental se considera muy fuente en los Estados árabes. Sin embargo, no son todos iguales. En Marruecos, por ejemplo, la igualdad entre el hombre y la mujer ha progresado mucho en los últimos cinco años, aunque no tanto así en los demás países. No hay que olvidar que casi todas las sociedades árabes son matriarcales: aunque haya habido un tradicional sometimiento de la mujer al hombre, en la mayoría de esos lugares las madres son las que llevan el peso de la familia, por lo que su influencia es mayor.
Éste es un buen punto de partida para que, en el momento en que políticamente se decida profundizar en un proceso de igualdad, se puedan quemar etapas muy rápidamente, que es lo que ha pasado en Marruecos. En Fundación Education For Employment nuestros números hablan por sí solos: el 50% de los empleos que hemos generado y de la formación que hemos impartido ha ido a mujeres jóvenes.
esglobal. El paro entre los jóvenes es también una de las mayores lacras actuales de Europa y de España. ¿Qué similitudes y diferencias cree que hay entre el desempleo juvenil europeo y el de los países MENA?
A. O. Lo que tienen en común, lo cual es muy lacerante, es una desesperanza y una falta de confianza en el futuro por parte de los jóvenes. En nuestra sociedad hay sistemas de protección que evitan que ocurra lo que sí se produce en los países MENA: que esa situación de desempleo lleve aparejada la miseria. Con frecuencia, con el sueldo de uno de nuestros alumnos vive toda una familia, de 10 o 15 personas. Aquí ocurre al revés: hay una amplia protección social que palia los efectos de no tener empleo de forma prolongada.
Además, en los países MENA esa desesperanza, sumada a la miseria, puede dar y da lugar a unas desviaciones tremendas tanto sociales como políticas, que pueden concluir en actividades delictivas o subversivas y terroristas, cuando no en -a veces- legítimamente migratorias, porque si creemos en la libertad de personas y capitales (se nos llena la boca a quienes creemos en la economía de mercado y en la democracia), tendremos que asumir que todo ser humano debe ser libre para buscarse la vida donde pueda.
esglobal. Los datos apuntan a un aumento del desempleo juvenil en la región MENA. ¿Cuál es su opinión acerca de estas predicciones?
A. O. El paro juvenil puede aumentar, porque la pirámide de población es muy joven y porque no se espera un desarrollo económico muy acelerado en la mayoría de esos países, excluyendo la excepción de Marruecos y quizá también la de Jordania. Por eso no podemos ser muy optimistas respecto al futuro… Pero también pienso que algunos de los países MENA están obteniendo resultados mejores en cuanto a la estabilidad política, como Egipto y Túnez. Eso dará pie a un mejor funcionamiento de sus economías y empezará a reducirse el desempleo entre los jóvenes, aunque calculo que para que esto ocurra todavía harán falta de dos a tres años.
esglobal. Si la desesperanza y la miseria pueden causar consecuencias que van desde las revueltas sociales al terrorismo, ¿cómo cree que el aumento del desempleo podría afectar a los países MENA de cara al futuro?
A. O. Esa desesperanza tiene, en mi opinión, dos pilares básicos, que son las dificultades presentes y la ausencia endémica, recurrente, de expectativas. Creo que una de las claves fundamentales es actuar en el segundo pilar. En España, por ejemplo, puedes tener una situación presente mala, pero si tienes un horizonte donde ves la línea de la costa y el cielo despejado, estás más tranquilo, aunque todavía te rodee la marejada. Pero si te rodea la marejada, no ves la costa y todo está oscuro…
¿Cómo mejorar las expectativas de futuro, aunque no se mejore el presente? Generando una estabilidad institucional y política, y haciendo que los jóvenes sientan que sus países no están solos, abandonados a su suerte. Ahí es donde la comunidad internacional ha fallado estrepitosamente, recortando masivamente todas las ayudas y la financiación a los proyectos de cooperación, inversión y desarrollo. Esto es malo para esos países, pero también lo es para nosotros, porque al final el problema vuelve a Occidente de otra manera, que suele ser mucho peor y mucho más violenta, como por ejemplo en forma de terrorismo.