La legisladora porteña, Gabriela Cerruti se refirió a la existencia de talleres textiles clandestinos en la Ciudad de Buenos Aires, dado que el pasado lunes 27 se conoció la noticia de la muerte de dos niños que vivían y trabajaban en un taller en el barrio de Flores que se incendió. «Los pibes que se murieron ayer en el incendio del taller clandestino en Flores no tienen nombre. No tienen nombre y tampoco tenían derechos. Vivían hacinados en un subsuelo tapiado que funcionaba como taller y hogar. Que funcionaba mientras las denuncias se acumulaban en un cajón y el responsable decidía, vaya uno a saber por qué, que no eran tan importantes. Minimizando el problema, minimizando la vida de las personas», destacó la diputada por Nuevo Encuentro.
«Catorce, diez y siete años. La edad de los últimos tres pibes que murieron en la Ciudad de Buenos Aires. Muertes evitables. Muertes con responsables. Gastón también vivía privado. Tenía vedado el acceso a una vivienda digna. A vivir en un lugar con las condiciones mínimas de habitabilidad para crecer. Tuvo vedado el acceso al sistema de salud pública cuando la ambulancia no quiso o no pudo entrar a la villa Rodrigo Bueno. A pasitos de ese rincón de la ciudad en donde el dinero y el lujo se exhiben en edificios que llegan al cielo, como un elogio de la pornografía de los que pueden comprar. En contraste con un barrio en donde la brecha de desigualdad y la ausencia del Estado se sienten como se siente el frío, el hambre, la exclusión», afirmó Cerruti en referencia a la muerte de Gastón, en marzo de este año en la Villa Rodrigo Bueno en la Ciudad de Buenos Aires, cuando cayó a un pozo y no fue atendido a tiempo.
Cerruti responsabilizó al gobierno del PRO por esta situación: «Las muertes de estos pibes tienen responsabilidades. El culpable de esas muertes es el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y su desidia. Hay leyes, hay regulaciones, hay tratados internacionales que hablan de los derechos de los pibes. Hay personas que no ven, que no escuchan, a las que no les importa».
En ese sentido la diputada se preguntó: «¿Qué es lo que sucede en la ciudad para que las muertes de los pibes se repitan? La falta de compromiso y responsabilidad. Que se transforman en una condena que cargan los pibes pobres. Condenados a vivir en los bordes. Esos bordes que hacen que los pibes se caigan del mapa, en un pozo ciego o que vivan en el subsuelo tapiado. Condenados a no existir. A no ser parte de la trama de una ciudad en donde si podés comprar tenés derecho y si no no existís».
«¿Hace cuánto nos resignamos a dejar de ser personas para ser consumidores? ¿Cuántos pibes más se tienen que morir para que entendamos que es necesario cambiar la manera en que vivimos en Buenos Aires?», agregó.
«¿Qué más tiene que pasar para que se cumplan las leyes que ordenan urbanizar las villas? ¿Qué más tiene que pasar para que el Gobierno de la ciudad escuche las denuncias de los talleres clandestinos? ¿Cuántos pibes más tenemos que llorar?»
«En Buenos Aires hace falta compromiso, gestión. Políticas públicas de inclusión que garanticen el derecho a la vida de sus habitantes. Es necesario que pensemos, que nos preguntemos, que trabajemos entre todos por recuperar el tejido social y la trama de la ciudad. Para que podamos vivir en una ciudad que nos mira y nos escucha. Que garantice el derecho y el bienestar de sus habitantes y no el de los empresarios o los especuladores inmobiliarios. Para que de una vez y para siempre dejemos de lamentar muertes que son evitables», recalcó la diputada porteña mediante una nota publicada en su sitio web.