En algunos lugares ya es ley: los juguetes con forma de arma no pueden ser comercializados. ¿Es esto realmente un estímulo hacia la violencia?

A pesar de que la legislación brasilera prohíba la comercialización de réplicas de armas, una investigación del Instituto Sou da Paz muestra que de las armas utilizadas para cometer delitos entre 2011 y 2012, en San Pablo, el 44% no eran verdaderas. Las características de estos juguetes, como la utilización de colores alegres y llamativos, no les quitan el poder simbólico de la violencia inherente. Videojuegos y otros dispositivos también posibilitan la experiencia de la violencia gratuita: en algunos juegos, el protagonista gana de acuerdo con la cantidad de muertes o desastres de los que es responsable.

¿Qué hacer entonces cuando el niño hace de la realidad un juego? ¿Es correcto prohibir que los pequeños utilicen armas de juguete, por ejemplo, o juegos que retratan la violencia que se ve en los periódicos, como la muerte de personas? «Si los padres tienen la iniciativa de estimular a los niños a jugar de otras maneras, ellos crecen con esos valores de que el juego no involucra juguetes comprados, caros o que remitan a la violencia”, destaca la asistente social María das Graças Silva, de la Coordinadora Nacional de la Pastoral del Niño.

Una acción promovida por la Pastoral del Niño es la divulgación de los 10 Mandamientos para la Paz en la Familia. El folleto con los mandamientos se distribuye a todas las familias visitadas por los voluntarios para incentivar y promover actitudes que apunten a la paz en el ambiente familiar y comunitario.

En Londrina, Estado de Paraná, por ejemplo, se sancionó la Ley 9188/2003, que prohíbe la venta de juguetes con forma de armas. La acción inspiró a otras localidades, como el Estado de Paraíba y el Distrito Federal, que ya están en la lista y existe también la propuesta para que la ley se extienda a todo el país.

En la ciudad paranaense, se promueven acciones de intercambio de juguetes: los niños entregan juguetes con forma de armas y obtienen otros en su lugar. La misma acción ocurrió en Brasilia en 2013 y 2014. En Londrina, se reconoció a los comercios que apoyan la causa a través del sello «El arma no es para jugar; dé abrazos». Anualmente, el Consejo Municipal de la Cultura de Paz y la organización Londrina Pazeando, con el apoyo de la Cámara Municipal, promueven la premiación en el mes de noviembre, cuando se celebra el Día Internacional de Protesta Contra los Juguetes de Guerra.

La Pastoral del Niño defiende que los juguetes deben tener siempre un carácter lúdico, dando oportunidades para un desarrollo adecuado al niño. Además, la entidad cree que los juguetes son un apoyo a las familias para el desarrollo de un ambiente favorable para un crecimiento saludable. Por eso, entre las actividades que se realizan en las comunidades está la acción «Juguetes y Juegos”, que estimula el que niños y familiares, juntos, creen maneras de divertirse e interactuar. «Hay talleres de juguetes en los que los niños y los padres son estimulados a crear sus propios juguetes. Así, comprenden que no es necesario comprar”, resalta María das Graças.

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Violencia cotidiana

La sensación de inseguridad es parte de la vida cotidiana de padres y madres que, en sustitución de los juegos colectivos en espacios abiertos, orientan a los hijos a que se queden en casa y desarrollen juegos más individuales. Hasta hace pocos años atrás, era habitual ver a los niños jugando en las calles; ahora, la práctica se ha convertido en una escena cada vez más rara. Juegos en videojuegos, tablets, celulares y computadoras son las nuevas formas de jugar con seguridad, dentro de casa. Mientras tanto, la violencia continúa siendo vivenciada, pero ahora de otra forma.

Los niños tienen fácil acceso a un gran número de noticias, especialmente a través de la televisión y de Internet. La cuestión es que, en muchas de esas noticias, la violencia es uno de los temas principales. En Río de Janeiro, por ejemplo, las imágenes de niños que circulan por las calles de los morros, al lado de hombres armados –sean policías o traficantes– pasaron a ser rutina en los periódicos. «Quién es el bueno y el malo es difuso, especialmente después de las noticias de muertes por balas provenientes de armas de quienes los deberían proteger”, resalta la Pastoral del Niño en Brasil.

Para la coordinadora del sector Norte de la Pastoral del Niño en Río de Janeiro, Roseli Bitton, la convivencia de los niños de comunidades que viven con la violencia constante hace que ellos ni siquiera quieran manosear ese tipo de juguetes. «Nosotros tampoco incentivamos o los dejamos jugar con ese tipo de juguetes”, explica. Afirma también que una práctica habitual en la Pastoral del Niño local son los juegos colectivos, como canciones de rueda y cuerda. «Eso también ayuda a amenizar la realidad que viven”, afirma.

Roseli percibió también que los comercios, especialmente los de juguetes, de Río de Janeiro ya no ponen a disposición juguetes con forma de arma. Para ella, eso también es parte de una concientización para que la gente vea que otras formas de jugar pueden ser mucho más interesantes y estimulantes.

Más informaciones en: www.pastoraldacriança.org.br y www.museudavida.org.br

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