Cuarenta familias, residentes de la cooperativa Mélida Toral, ubicada en la Isla Trinitaria de Guayaquil-Ecuador fueron desalojadas el 27 de marzo de 2015. En 2003, el Ministerio del ambiente declaró como Reserva de producción de manglares El Salado, espacio que según la Secretaría Técnica del Comité de Prevención de Asentamientos Irregulares, se encontraba ocupado por los residentes de la mencionada cooperativa. A través de una notificación escrita, la Secretaría Técnica del Comité de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares solicitó el retiro de las personas que se encontraban en esta edificación en un plazo de 48 horas. Según declaraciones de Julio César Quiñónez, director de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares (Stpahi) de las 40 familias, 33 se acogieron a un “Plan de contingencia” estatal; sin embargo, el contenido de este plan no han trascendido públicamente.
Después del operativo de desalojo, aproximadamente 40 personas desalojadas, pernoctaron sobre los restos de sus viviendas. Las familias formadas por adultos y menores de edad permanecieron resguardándose de la lluvia sobre los restos de las que fueran sus viviendas, hasta el sábado 28 de marzo, cuando recibieron atención del Municipio de Guayaquil, institución que instalo carpas en el sector. Los niños fueron trasladados previamente al albergue de la Fundación Proyecto Salesiano Guayaquil.
Semanas antes del desalojo, las familias presentaron una denuncia ante la Defensoría del Pueblo, acción que fue archivada. Quienes pasaron la noche a la intemperie reclaman el no conocer información precisa sobre el “Plan de reubicación o contingencia”. El 31 de marzo, Quiñonez anunció que las familias se inscribieron en un plan de vivienda.
En un comunicado, el Municipio señaló que las carpas fueron colocadas para que las personas, especialmente mujeres y niños, no permanezcan desamparados y a la intemperie: “Hasta que el plan de contingencia -que el Gobierno dice pondrá en marcha-funcione, hemos puesto carpas (no en los terrenos desalojados sino en calles públicas) y dispuesto cuidado y atención a la salud, así como alimentación para los damnificados”.
La situación aún no se ha resuelto del todo y el drama humano es muy fuerte.
*Texto: Fernanda Carrera Toscano
*Fotos: Vicente Gaibor del Pino