El economista Arcadi Oliveres confía en que “el euro desaparezca pronto” o, al menos, algunos países opten por una moneda “a doble velocidad”.
“España gasta 52 millones de euros al día en el ejército. ¿Hay un gasto más inútil?”, se pregunta.
Por Eduardo Azumendi para eldiarionorte.es
Arcadi Oliveres, economista y reconocido activista de Justicia y Paz, una organización por la promoción y defensa de los derechos humanos en todo el mundo, no tiene reparos en tachar de “delincuentes” a las personas que integran la conocida lista de Forbes, una clasificación de las mayores fortunas del mundo. “Las finanzas mundiales están gobernadas por delincuentes y en Forbes están los mayores delincuentes. Solo con el dinero que tiene Bill Gates se podría acabar con el hambre en el mundo”. Oliveres ha participado en una conferencia en la Escuela de Estudios Empresariales de Vitoria organizada por la plataforma Gora Gasteiz. Esta asociación surgió a finales del año pasado para defender la diversidad y los derechos sociales, y en contraposición al discurso del alcalde de la ciudad, Javier Maroto, cuestionando la concesión de ayudas sociales a algunos colectivos de inmigrantes.
Profesor titular del departamento de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, Oliveres lleva más de 22 años sin dar clase porque rechaza la imposición de las corrientes neoliberales en las facultades. “Es una enseñanza monolítica, volcada en el crecimiento por encima de todo”, ha lamentado. Según este experto en comercio internacional, deuda externa y defensa, “la economía especculativa” se ha impuesto. “Primero fue con la burbuja inmobiliaria, comprando pisos sin necesidad para venderlos por más dinero. ¿Qué ha pasado? Pues que estalló la burbuja y ahora en España hay más de dos millones de pisos vacíos. Y en paralelo se ha dado la especulación mobiliaria, con divisas y jugando en el mercado de futuros. Por la mañana se compran acciones en la bolsa de Tokio y por la noche se venden en la de Nueva York. El 90% de las operaciones en bolsa son de carácter especulativo, no aportan nada a la riqueza humana”.
Como ejemplo de esa especulación, Oliveres recordó el caso de George Soros, quien en 1991 compró libras esterlinas en el mercado durante diez días seguidos. En ese momento, dio orden de vender y saturó el mercado, con lo que provocó que la libra esterlina se depreciara en un 15%. Y de nuevo, con la libra muy por debajo de su valor real, Soros volvió a comprar grandes cantidades. Poco a poco, la libra fue recuperando su valor normal y entonces Soros aprovechó para ir vendiendo en pequeñas dosis las libras acumuladas. Al cabo de seis meses, la operación le reportó unos beneficios de 1.000 millones de euros. “La conocida como tasa Tobin, que es un impuesto a las transacciones financieras, trata de acabar con este tipo de especulación. Pero Francia, Bélgica y Holanda se oponen. El Parlamento europeo ha votado que sí, pero no la puede aplicar. Solo lo ha hecho para quedar bien”.
Oliveres también cargó contra la falta de diligencia para combatir el fraude fiscal. “¿Quiénes son los responsables? Un 25% del fraude es por nosotros, los ciudadanos de a pie a quienes a veces se nos pasa declarar algo. Pero el 75% corresponde a los grandes bancos, las grandes empresas y las grandes fortunas. Las grandes empresas de la tecnología defraudan más del 90%. Y nadie hace nada por impedirlo”.
Junto a la necesidad de una reforma financiera, el economista también reiteró la necesidad de una reforma laboral. “No se puede admitir una sociedad con tantas personas en paro. El camino es repartir el trabajo que existe, un camino que ya emprendió Francia hace diez años y que permitió reducir el paro de una forma radical. Se pasó de las 40 horas semanales a 35 y esas cinco horas liberadas permitieron la creación de empleo. El ejemplo de las cooperativas de Mondragón Corporación también es válido. Los trabajadores han preferido rebajarse el sueldo antes que los despidos. Y han mantenido la medida hasta que llega un momento en que no da más de si, como en el caso de Fagor Electrodomésticos”.
El profesor también expresó su deseo de que “el euro desaparezca pronto” o, al menos, algunos países opten por una moneda “a doble velocidad”. “Es decir, Alemania y Francia pueden seguir con el euro y otros países, como España, Portugal, Grecia e Italia funcionar con el ‘eurito’. La mejor política y la más rápida que tiene un gobierno para activar la economía es la política monetaria. Y España carece de ella. El euro nunca debería haber nacido”.