Hablamos con Miguel Calahorrano, embajador de Ecuador en España, que ha pasado unos días en la Región de Murcia para visitar a la comunidad ecuatoriana en Lorca.
Por Pedro Serrano Solana para eldiario.es
Miguel Calahorrano es embajador de Ecuador en España desde hace algo más de un año. A la Región de Murcia, cuarta comunidad autónoma del país con mayor número de ecuatorianos, ya ha venido en varias ocasiones, pero nunca se había desplazado a Lorca, municipio que acoge a gran cantidad de sus conciudadanos.
Calahorrano es Ingeniero por la Escuela Politécnica de Quito, Máster en Energías Renovables en el Reino Unido y Doctor en Economía Industrial en Francia. Es funcionario en INECEL, la Empresa Pública Nacional de Electricidad de Ecuador, y ha estado al mando de la cartera de Electricidad y Energía en el Gobierno de Correa. Antes de ser embajador en España, lo fue en Holanda. El embajador recibe a eldiario.es Región de Murcia en el Consulado, en una sala presidida por una fotografía de Rafael Correa junto con imágenes del rico patrimonio cultural y folklórico de su país.
La Región de Murcia sigue siendo la tercera o cuarta comunidad con mayor número de ecuatorianos residentes, pero en general, ha habido conciudadanos suyos que han vuelto al Ecuador por la crisis. ¿Se sabe cuántos?
Estimamos que unos 30 mil de un total de cerca de 400 mil ecuatorianos. Es decir, que la mayoría permanecen en España. Ahora estamos elaborando un estudio más riguroso sobre este asunto, pero la relación con nuestra comunidad es muy estrecha, y lo que nos llega es que la mayoría de las familias prefieren quedarse. Uno de los motivos es que los niños que llegaron con sus familias en torno al año 2000 y que ahora son jóvenes, y los niños que nacieron aquí, prefieren quedarse en España. Llegaron familias incompletas, luego se unieron aquí, y ahora se vuelven a separar porque generalmente el padre se queda sin trabajo y se vuelve a Ecuador, y la mujer con trabajos domésticos se queda con los hijos en España. Pero además, hay unos doscientos mil ecuatorianos con nacionalidad española, y en algunos casos han buscado trabajo en otras partes de Europa.
¿Cuál es el fin de su viaje a Lorca?
Primero, visitar a la comunidad de ecuatorianos que vive en Lorca, que están viviendo una situación muy dura. Los ecuatorianos estamos acostumbrados a trabajar duro, en especial las mujeres, que fueron pioneras. Trabajan duro y de manera honrada, y ahora la situación es difícil, y más aquí. Hay una cosa que a mi juicio, rebasa toda sensatez en lo que tiene que ver con el respeto a los derechos humanos de aquellas familias que fueron afectadas por el terremoto de Lorca. No puedo imaginar que la insensatez de los bancos llegue a tanto.
En una entrevista usted dijo que estamos en guerra con los bancos. ¿Quién va ganando?
Digo que estamos en guerra porque nosotros, en este mismo momento, llevamos tres años prestando atención gratuita a nuestras familias, y hemos hecho 30 mil asistencias de este tipo. Por esto mismo nos hemos visto obligados a ampliar la atención a diecisiete ciudades de España, porque hasta ahora sólo atendíamos en Madrid, Barcelona, Valencia y Murcia. Antes teníamos siete abogados y ahora tenemos 35, que trabajan denodadamente y se entregan a nuestra gente sin cobrar unos emolumentos elevados. Aspiramos a llegar a 21 ciudades para atender mejor a nuestras familias, que se enfrentan a este verdadero drama. Hace poco, un ciudadano ecuatoriano fue desahuciado en Madrid, en mitad de la noche y en pleno invierno, con su mujer y su pequeña de dos semanas. Fue botado a la calle de una manera brutal, porque la policía no va a hacer estos desalojos con palmaditas en la espalda. Esto es una violación brutal de los derechos humanos. Dígame cómo se puede pensar que no estamos en guerra.
¿Cómo se entienden esta legislación y estas prácticas, para alguien que conoce España como la conoce usted, pero que tiene ojos de fuera de nuestro país?
No lo sé… Lo único que puedo decir es que nosotros tenemos una Constitución de 2008, en la que se refleja que el centro de nuestra preocupación es el ser humano. Y como esto es así, nosotros, con los recursos que tenemos, que por supuesto no son demasiado onerosos, afrontamos los problemas de la salud, de la educación… Del ser humano. Todo está puesto al servicio del ser humano, y buscamos el respeto a los derechos humanos y garantizar las condiciones materiales que permitan esa realización. Y yo aquí, veo absorto… Por la Convención de Viena del 61 y del 63, tengo autorización para actuar en beneficio de mis connacionales, de los que están en situación de catástrofe, pero constato que existen una serie de elementos puestos a disposición, de una manera sistemática, para perjudicar a los pobres, y en este caso a mi comunidad.
Volviendo con la situación en Lorca, allí todo se vio agravado por los terremotos.
Es que lo de Lorca ya es una situación exagerada. Si yo elevara esto como una queja internacional, nadie me creería. Yo mismo no creería que fuera posible el hecho de que el dinero de la aseguradora y de la comunidad autónoma llegue a la cuenta bancaria de los afectados, y que el banco se lo tome, se lo expropie… El dinero, que era para rehabilitar las viviendas, el banco se lo quedó, incluso diría que de manera ilegal. Es una especie de asalto, y nosotros estamos promoviendo una demanda contra esto. Las familias no han podido reconstruir sus casas. Yo veo el espíritu solidario en los españoles, en la población y en todos los estamentos, salvo en los bancos, en aquellas orientaciones de los bancos que contravienen toda lógica y todo espíritu hasta de seres humanos. Es increíble.
Usted se definió como “un luchador popular cualquiera, de esos miles o millones que hay en el mundo”, pero también ha sido ministro en su país, ha ostentado y ostenta cargos de responsabilidad. Ha visto las cosas desde el otro lado. ¿Cree que hay cosas que, como dicen algunos exgobernantes, no se pueden cambiar? ¿Y le ha cambiado en algo a usted el poder?
Yo creo que no me ha cambiado en absoluto, y no me cambiará. Y yo creo que mi presidente, que ha sido un hombre muy visionario, ha sido pionero en la forma de manejar el Gobierno y en enfrentar la crisis, en la búsqueda esencial de salvaguardar a los más pobres de los efectos de esa crisis. Nuestro Gobierno no ha querido seguir a pies juntillas todas esas directrices dictadas desde el FMI y el Banco Mundial, todas esas medidas que lo único que han hecho es descargar la crisis sobre los más pobres. Nuestro presidente dijo sencillamente ‘no’. Dijo ‘esto no lo vamos a hacer’, y llegó a decirle al FMI que se fuera de nuestro país, que no lo necesitamos, porque no vamos a seguir esas medidas que provocan que los pobres tengan que pagar los efectos de la crisis.
En nuestro país también hubo una crisis bancaria, y los banqueros hicieron lo que quisieron y pusieron en bancarrota toda su banca, y el Gobierno tuvo que hacerse cargo de esa situación con el dinero del pueblo para pagar lo que habían perdido los bancos. En esta crisis mundial, por ejemplo, el mismo Gobierno de Estados Unidos ha tenido que entregar 850 mil millones de dólares a su banca para que solucione su bancarrota. Dinero de sus ciudadanos… En otras palabras, las ganancias son para los bancos, pero cuando tienen pérdidas, las paga el pueblo. Y eso no lo hemos hecho nosotros. Hemos buscado desarrollar un programa contracíclico para enfrentar a la crisis. No podemos decir que hemos salido de la crisis, pero hemos buscado proteger a los más pobres.
Se puede hacer.
Se puede hacer, claro que sí. Nuestro Gobierno puso el acento en la reconstitución de todas las industrias de redes, que generan mucho empleo. Puertos, aeropuertos, carreteras, energía… Y además de eso, dos aspectos fundamentales: la educación y la atención a la salud. Hoy en día, cualquier persona, incluso los extranjeros, pueden ir a un hospital en Ecuador y serán atendidos. Hemos generado empleo y estamos con crecimiento pese a la crisis. Cada vez es más difícil y nosotros no somos ajenos a la situación mundial. Por ejemplo, la bajada del precio del petróleo nos afecta, pero intentamos proteger a los más débiles.
Usted es experto en energías renovables. Dicen muchos expertos que España, y en concreto, la Región de Murcia, tiene un gran potencial sin desarrollar. ¿Cómo está en ese aspecto Ecuador?
En Ecuador van a empezar a operar ocho centrales hidroeléctricas, algunas de las cuales yo inicié siendo ministro. La más grande va a empezar a funcionar con 1500 megavatios. Hay que tener en cuenta que Ecuador tenía una demanda de cuatro mil megavatios en la punta, y tenía una capacidad instalada de seis mil. Ahora vamos a tener cerca de ocho mil megavatios y estaremos en condiciones incluso de vender energía, y esa energía, en un 95%, será de fuentes renovables. Prácticamente toda la matriz de energía electrica de Ecuador será de matriz renovable. Yo hice la tesis de mi Máster en Energía en España, y vi absorto cómo se ponían unas primas excesivas a las renovables, a veces de hasta 50 centavos de dólar por kilovatio hora, algo exagerado. Y eso está provocando un efecto negativo en la economía española.
Esas medidas no se justificaron, y provenían de un proceso de desregulación aupado nuevamente por el FMI. Esta deuda se sigue acumulando en favor de las empresas eléctricas. Pero hoy en día el mundo, en su desarrollo tecnológico, ya no se encuentra frente a la situación de enorme distancia entre los costos de producción de energía por medios convencionales y las renovables. Antes sí, pero ahora en muchos casos está en el mismo nivel de competencia. Por ejemplo, el kilovatio por hora de energía heólica tiene precios mucho menores que el de una central térmica. Esto no se tiene en cuenta en esos análisis del Banco Mundial, y ahí tiene razón Stiglitz. En uno de sus libros, que me encantan, Stiglitz cuenta que cuando iba a asesorar a un banco en África, en el mismo avión viajaban otros expertos que también iban a asesorar a un país africano, y se dio cuenta de que esos expertos no sabían a qué país iban. Dice que esos expertos se enteraron de adónde iban en el mismo avión… ¡E iban a darles consejos! Esas eran las fórmulas del FMI y del Banco Mundial. ¿Cómo van a ofrecer fórmulas para solucionar problemas económicos de un país si no lo conocen siquiera?
Ya lleva un año al frente de la Embajada de Ecuador en España. ¿Qué balance hace de estos doce meses?
Muy bien. Me siento feliz habiendo venido a España, porque para los ecuatorianos, España significa mucho. El espíritu de solidaridad de los ecuatorianos con los españoles siempre ha estado presente. Fíjese que cuando los franceses invadieron España, muchos ecuatorianos que habían luchado por la independencia allá, vienen a luchar también por la independiencia acá, y se enfrentan a la ocupación francesa. Esta actitud de solidaridad de nuestros pueblos es permanente a lo largo de la historia. En la Guerra Civil, los más importantes artistas e intelectuales ecuatorianos manifestaron su solidaridad con España. Yo soy parte de ellos. Siempre tendré que respetar que mis atribuciones aquí se ciñen a mis connacionales, y que no puedo criticar asuntos internos de España, que debo respetar la autonomía del pueblo español para elegir su destino. Tanto el presidente Correa como yo, como mi país, no criticaremos lo que sucede en España, pero no por eso podemos dejar de darnos cuenta que esta crisis ha sido muy dura. De hecho, me he puesto a estudiar la historia de las crisis en España, y he visto que la mayoría de los intelectuales españoles coinciden en señalar que desde 1850, la mayoría del tiempo España ha estado en crisis: casi 100 de los últimos 165 años. Y este último periodo de crisis es de los más amplios. Lo primero que pienso es que espero que lleguen días mejores para los españoles.
¿Y qué tal es la relación entre Ecuador y España?
Desde el punto de vista de la amistad entre el pueblo español y el ecuatoriano, es cada vez mejor. Y desde el punto de vista comercial y de negocios, la relación sigue creciendo pese de la crisis. La relación y la cooperación es cada vez mejor y más estrecha. Nosotros tenemos mil estudiantes becados por el Gobierno ecuatoriano en España, y esos estudiantes que perciben la realidad española y se benefician de los avances del sistema educativo español, serán quienes dirijan nuestras universidades y empresas en el Ecuador. Se llevarán lo mejor de este país. Además, tenemos un programa llamado Prometeo en Ecuador, y el 25% de los profesionales que recibimos son españoles. En los últimos siete años, la población española en Ecuador ha crecido de 15 mil a 35 mil personas. Va lo mejor del pueblo español, van jóvenes bien formados con doctorados bajo el brazo, y van a mejorar nuestro país. Y respecto a nuestra misión, tenemos cerca de doscientas personas que trabajan intensamente, y yo viajo por toda España, desde Cádiz a San Sebastián, y siempre soy muy bien recibido. Conozco cerca de cuarenta países, y como me reciben aquí, no se recibe en ninguna parte.
Está bien escuchar esas cosas sobre España, ahora que la autoestima a veces flaquea.
Pues yo, que soy esencialmente técnico y me he pasado 25 años de mi vida construyendo centrales hidroeléctricas, redes eléctricas y líneas de transmisión, y conozco la ingeniería, puedo dar fe además de que la tecnología española es buena, bonita y barata. Desde mi punto de vista, es una tecnología de buena calidad con excelentes precios. Y hay una enorme ventaja, que es el idioma. Esta claro que nuestros cuadros superiores, ministros, presidentes y demás, tienen la capacidad de hablar español e inglés, pero de ahí para abajo, ya no tanto. Y el simple hecho de que hablemos la misma lengua, supone que se establezca la mejor relación laboral y de equipo. El hecho de que haya cada vez más amistad y acercamiento entre nuestros pueblos es de una importancia capital.