“Este ataque es mucho más que una tragedia cultural, también es una cuestión de seguridad, porque fomenta el sectarismo, el extremismo violento y el conflicto en Irak”: Irina Bokova, al frente de la UNESCO, pidió una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas luego de enterarse de la destrucción de una serie de esculturas preislámicas a manos del autoproclamado ‘Estado Islámico’ (IS) en el museo de Mosul.
Muchos comentaristas han recordado en estas horas la destrucción de los dos Budas gigantes en el valle de Bamiyan, Afganistan, en el 2001. Las esculturas, fechadas entre 1500 y 1800 años atrás, fueron dinamitadas por los talibanes.
Un video muestra a hombres armados de mazas y picos haciendo pedazos algunas estatuas de la colección del museo en el que se encuentran objetos de inestimable valor, que se remontan a los períodos asirio y griego, varios siglos antes de la era cristiana. Un imponente toro alado, cuyo gemelo se encuentra expuesto en el Museo Británico de Londres, es desfigurado con un martillo neumático. El ‘yihadista’ que aparece en el video los describe como “ídolos para pueblos de otras épocas que los adoraban en vez de adorar a Alá”.
También ayer, hombres del IS volaron la mezquita de Khudr, del siglo XII, en el centro de Mosul. Luego de una ofensiva a comienzos de junio pasado, las tropas identificadas con banderas negras tomaron el control de la segunda ciudad de Irak, habitada desde siempre por un mosaico de minorías, entre los que hay cristianos asirios. En estos días, estos últimos son blancos del IS también en Siria, donde habrían sido tomados prisioneros más de 200.