Somalia se convierte en el Estado número 195 en ratificar el tratado de la ONU, aceptada por todos los países excepto dos: Estados Unidos y Sudán del Sur.
Los expertos sostienen que uno de los frentes que frena la ratificación es la pena de muerte aplicada en algunos estados por hechos cometidos antes de los 18 años .
Estados Unidos firmó la convención en 1995 pero no la ha ratificado, un compromiso que asumió Barack Obama y aún no ha cumplido.
Por Laura Olías para Desalambre
Estados Unidos vuelve a quedar en evidencia en su compromiso con los derechos de la infancia. Somalia comienza 2015 ratificando la Convención de los Derechos del Niño y se adelanta así al país norteamericano, que sigue situado como el único estado junto a Sudán del Sur que tiene pendiente la ratificación del tratado internacional de las Naciones Unidas, el más apoyado de la historia.
La intención de Somalia de aceptar la Convención de los Derechos del Niño (CDN) no había podido culminarse por la inestabilidad en el país, explican desde Unicef Comité Español. «Costó muchos años pero al final pudo ser. El Parlamento del país estuvo paralizado porque no había un gobierno estable, que es lo que sucede ahora en Sudán del Sur debido a la violencia», afirma Cristina Junquera, responsable del área de Incidencia Política de Unicef. Pero Estados Unidos es un caso bien distinto.
Al final, Somalia se ha colocado como el Estado número 195 en ratificar la convención y se suma a la larga lista de países que adelantaron a Estados Unidos en esta tarea pendiente. El presidente Barack Obama prometió que llevaría el documento al Senado –órgano que debe aprobar la ratificación, con el apoyo de dos tercios de la cámara– pero aún no ha dado el paso. «Entendemos que debería hacerlo y desde Unicef nos ponemos a disposición de todos los países para que esto ocurra. No dejamos de insistir», añade Cristina Junquera.
Obstáculos para la ratificación
El profesor de la Universidad Estatal de Georgia Jonathan Todres explica que los refractarios a la aceptación plena del tratado –los grupos políticos conservadores– rechazan el texto por una cuestión de «soberanía». «Argumentan que los derechos de los niños entran en conflicto con los de los padres, aunque este punto de vista no refleja el lenguaje real de la CDN, que subraya la importancia de los padres en todo el tratado», responde en una conversación escrita con eldiario.es.
El tratado, que entró en vigor en 1990, es el primer instrumento jurídicamente vinculante que reconoce a los niños y niñas como agentes sociales y como titulares activos de sus propios derechos. Pero dar derechos a los menores no significa quitárselos a sus familiares, defiende Jorge Cardona, miembro español del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas y Catedrático de Derecho Internacional Público.
Cardona argumenta que « hay razones para entender por qué EEUU no ha ratificado el acuerdo aunque no se compartan». Además de la opinión de los conservadores, que ahora mismo cuentan con mayoría en el Senado, «la Constitución también crea algunas dificultades, porque deja muchas competencias a los estados», añade Cardona.
Aunque en opinión del miembro del comité de la ONU no habría que modificar demasiado el ordenamiento interno del país, los problemas han llegado sobre todo por dos frentes: «La pena de muerte que se aplica en algunos estados por hechos cometidos antes de los 18 años [algo que prohíbe la convención] y el reconocimiento de ciertos derechos sociales y culturales, especialmente el derecho a la salud que difícilmente encaja con el sistema de seguros privados que tienen en Estados Unidos», explica.
El catedrático recuerda que no todos los países han aceptado el tratado al completo: hay ratificaciones con reservas, que no respetan algunos artículos: «Pero imagina lo que iba a suponer para Obama ante los medios que Estados Unidos ratificase la convención con reservas». Además, Cardona recuerda que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha declarado inconstitucional aplicar la pena de muerte por delitos cometidos antes de la mayoría de edad: «Eso quitaría ese obstáculo y con la reforma sanitaria de Obama, aunque aún hay desigualdades, se incide en el tema del acceso a la salud».
«Postura habitual» en tratados de derechos humanos
A pesar de la extrañeza que pueda suscitar que Estados Unidos no haya llegado hasta el final en un compromiso como los derechos de la infancia, el profesor Jonathan Todres explica que la postura encaja dentro de lo habitual en materia de derechos humanos en Estados Unidos.
«Las razones por las que EEUU no ha ratificado la Convención de los Derechos del Niño están relacionadas tanto con su enfoque general de los tratados de derechos humanos como con las características específicas de la CDN. Históricamente, los EEUU han sido un participante activo en la redacción de los tratados de derechos humanos pero se mueve mucho más lento en la ratificación. Tardó 40 años en ratificar la Convención sobre el Genocidio», apunta como ejemplo Todres.
El profesor especializado en derechos de la infancia señala que, en realidad, EEUU fue uno de los participantes más activos en la redacción de la CDN, en 1989. «Presentó propuestas en 38 de las 40 disposiciones sustantivas del tratado», afirma Todres, y recuerda que algunos de los puntos más polémicos para que los conservadores den el visto bueno a la redacción partieron de las recomendaciones de los estadounidenses. La Administración de Bill Clinton firmó la CDN en 1995, pero no la ratificó y ningún Gobierno posterior ha llevado la propuesta a la Cámara Alta.
Menos garantías
Aunque el marco normativo de Estados Unidos se acerque en su mayoría a lo recomendado por el Comité de los Derechos del Niño, la dejadez de EEUU con el tema no está exenta de críticas y en la práctica supone menos garantías para los niños. Según las estadísticas oficiales del U. S. Census Bureau, 16 millones menores de 18 años vivía bajo el umbral de la pobreza en 2012, un 21,8% de la población infantil del país. Los programas de Save The Children llegaron a 240.000 menores el año pasado a través de 200 escuelas. «Queda mucho por hacer», recuerda el profesor Jonathan Todres.
Jorge Cardona insiste en la importancia de que el país ratifique el tratado, por sus efectos reales: «Un niño debería tener acceso a la sanidad universal por el hecho de ratificar», apunta el catedrático. La aceptación crea un marco de derechos, cuenta, que la normativa interna no puede vulnerar.
El control externo es otra de las asignaturas pendientes para Estados Unidos. Mientras que el resto de países debe justificar que hace todo lo posible para garantizar los derechos de los niños en sus territorios, los estadounidenses no se someten a estos análisis periódicos ante el Comité de la ONU. Estados Unidos sí ha ratificado los dos primeros protocolos de complementan la CDN (sobre la venta de niños y la prostitución infantil y el relativo a la participación de los niños en conflictos armados) sobre los que rinde cuentas en el ámbito internacional. El tercero, que permite a los niños presentar denuncias ante el Comité no lo ha suscrito, al igual que muchos otros países. España sí lo hizo.
«Siempre viene bien que nos controlen un poco. El Comité de los Derechos del Niño es como el radar que lleva a hacer las cosas bien», afirma el miembro español del organismo. Desde Unicef, Cristina Junquera afirma: «La verdadera garantía de los derechos en un país pasa por ratificar la Convención. Es una cuestión de voluntad política».