Así lo anticiparon las querellas que representan a los familiares del joven asesinado cuando resistía a un desalojo de sus tierras en Santiago del Estero. Hoy el tribunal debía leer públicamente los fundamentos del fallo pero los jueces sólo repartieron copias para los que estaban allí y no quisieron compartir los documentos – que son públicos- con la prensa.
Por Gustavo Ahumada para Infojus Noticias
Las querellas que representan a la esposa, hijo y madre de Cristian Ferreyra, el joven que fue asesinado en 2011 cuando resistía un desalojo de sus tierras, anticiparon que apelarán la sentencia de la Cámara en lo Criminal y Correccional de Primera Nominación de Santiago del Estero que, en diciembre pasado, condenó a 10 años de prisión a Francisco Javier Juárez, el hombre que mató de un disparo a Cristian y absolvió al empresario sojero, acusado de ser el autor intelectual del crimen, Jorge Ciccioli. Otros cuatro hombres imputados por lesiones y amenazas también fueron absueltos aquel día.
Hoy era la fecha que el tribunal fijó para leer públicamente los fundamentos del fallo dictado a principios de diciembre pasado. Sin embargo, los jueces Élida Suarez de Bravo, María Angélica Peralta de Aguirre y Federico López Alsogaray esquivaron esta posibilidad y decidieron que los fundamentos a las partes fueran dados “por ventanilla”. Cada parte debió ir hasta el tribunal a las 12:30. El tribunal fue reacio a difundir los fundamentos entre los porque no se entregaban copias sino “sólo información”.
Las querellas del hijo y la esposa de Cristian; junto con la de Darío Godoy, el otro herido en 2011; así como la del Mocase VC, anticiparon que apelarán el fallo. Los abogados del Mocase, Oscar Rodríguez, María José Benancio y Natalia Gramajo consideraron que se trataba de una sentencia “apelable”.
Como si fuese una broma de mal gusto, mientras se encontraban esperando los fundamentos de la sentencia, apareció caminando el autor material del asesinato de Cristian, Javier Francisco Juárez, el único condenado: “Apareció caminando y sonriente por el pasillo acompañado livianamente por algunos policías, el autor material por el homicidio, «empleado» de Jorge Ciccioli. La frivolidad de la escena sólo se rompía por las esposas que llevaba puesta en la muñeca el asesino. De las que (él sabía) prontamente se liberará dado a lo liviano de la pena”, explicaron desde el Mocase.
Todo este episodio fue en la capital santiagueña, aunque el juicio se realizó en Monte Quemado, a unos 320 kilómetros de la capital provincial. Además de Juárez –condenado- y el empresario Ciccioli, también fueron juzgados y absueltos Carlos Abregú, Mario Abregú, Víctor Juárez y Walter Juárez. Demetrio Palomo, otro de los acusados, fue excluido del juicio por razones de salud. «Aún no resolví si apelaré el fallo, porque aún no tuve acceso a los fundamentos de los votos que recién hoy comenzaron a notificar a las partes, aunque tengo un plazo de 10 días», dijo el fiscal en diálogo con Télam.
El día que mataron a Cristian
El 16 de noviembre de 2011, en plena siesta una moto llegó a la casa de Darío Godoy, en el paraje Campo de Mayo. Allí estaban reunidos “Cacho” –como le decían a Cristian- con sus compañeros del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina). Darío fue el primero en salir a la puerta, pero Javier Juárez preguntaba insistentemente por Cristian. Juárez, que trabajaba para Ciccioli, decía que los terrenos eran de su propiedad porque los había “comprado” en febrero de ese año en Metán, Salta. Finalmente Cristian salió.
“Ustedes siguen queriendo joder con este campo”, les recriminó Juárez. En su mano tenía una Itaka recortada. Casi no la levantó y disparó. Un tiro dio en la pierna de Cristian que empezó a desangrarse; la bala le había atravesado la arteria femoral. A Darío también lo hirieron en una pierna. Sergio Ferreyra, primo de Cristian, vio lo que pasaba y se acercó. Se abalanzó sobre Juárez y logró sacarle el arma. “Hijo de puta, que has hecho”, dijo.
Cincuenta kilómetros separan el lugar donde se desangraba Ferreyra, de Monte Quemado, la ciudad más importante de la zona. No llegó a ser atendido y murió en el camino. Con 23 años Cristian era un referente de la comunidad indígena Lule Vilela, a la que pertenecía. Ya habían frenado a tomadoras que habían desmontado unas 200 hectáreas