Los principales líderes políticos de Alemania instan a la ciudadanía a no dejarse instrumentalizar por quienes alimentan la xenofobia. El aumento del apoyo a grupos islamófobos preocupa al gobierno.
Otoño de 2014. Diferentes movimientos islamófobos demuestran su rechazo a la inmigración organizando concentraciones en diferentes ciudades alemanas. Desde mediados de octubre, los “Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente” (PEGIDA, por sus siglas en alemán) se manifiestan cada lunes en Dresde, la capital de Sajonia, contra la política de asilo del gobierno alemán, la cual consideran abusiva y amenazadora para la cultura alemana.
A pesar de que al principio los dirigentes de PEGIDA rechazaban utilizar abiertamente lemas racistas, durante las concentraciones convocadas a través de las redes sociales, el líder del movimiento, Lutz Bachmann, ha pregonado la “tolerancia cero hacia los inmigrantes que caen en la delincuencia”.
Según las investigaciones llevadas a cabo por el Sächsische Zeitung, Bachmann es responsable de una agencia fotográfica y de relaciones públicas y cuenta con un amplio historial delictivo –asalto, robo, falso testimonio, agresión física, e incumplimiento de obligación alimentaria, entre otros delitos-. En este momento se encuentra en libertad condicional por un delito relacionado con el tráfico de drogas.
Aumento alarmante
El incremento de los asistentes a estas manifestaciones preocupa mucho al gobierno de Angela Merkel. En el mes de noviembre, 4.500 simpatizantes de un grupo conocido como “Hooligans contra salafistas” (HoGeSa) provocaron graves altercados y enfrentamientos con la policía en la ciudad de Colonia, en el estado de Renania del Norte-Westfalia. Pocos días después, el 8 de diciembre, cerca de 10.000 personas acudieron a la llamada de PEGIDA. Una semana mas tarde, los asistentes ya llegaban a los 15.000 y, el 22 de diciembre, el grupo considerado a sí mismo como “patriota” logró convocar a 17.500 ciudadanos que, respaldando un movimiento con clara inclinación xenófoba, entonaron consignas como “Alemania no es un país de inmigrantes”.
Según Danilo Starosta, de la Oficina de Cultura de Sajonia, “en las manifestaciones observamos que hay gente de las capas mas bajas de la población, empresarios y mucha gente afín al fútbol”. En una entrevista con la Agencia Alemana de Prensa (dpa), el jefe de los servicios secretos alemanes, Hans-Georg Maasen, advirtió del “rápido incremento del número de salafistas” y, al mismo tiempo, “del fortalecimiento inquietante de las actividades xenófobas». Según Maasen, “los enfrentamientos de personas radicalizadas que regresan de zonas de conflicto y las manifestaciones antiislamistas de hooligans proclives a la violencia contienen un notable potencial de conflicto».
Mensaje de navidad
Ante el peligroso y creciente aumento de este fenómeno xenófobo, algunos de los principales líderes políticos alemanes han querido mostrar públicamente su rechazo a estas formaciones. La canciller alemana Angela Merkel dijo estar comprometida con la lucha tanto contra los movimientos islamófobos como contra quienes predican el islamismo radical o se adhieren al yihadismo. En su tradicional mensaje de Navidad, la líder de la CDU condenó la actitud racista de estos grupos y aseguró que “la inmigración nos beneficia a todos”. Asimismo, hizo un llamamiento a la cordura e instó a los ciudadanos a no dejarse instrumentalizar por grupos como PEGIDA: “No sigan a quienes convocan estas concentraciones. Sus corazones albergan prejuicios, frialdad y odio”, dijo Merkel.
Pero no solo Merkel ha mostrado públicamente su rechazo. El socialdemócrata y ministro de Justicia, Heiko Maas, advirtió de que “también en el disenso político hay límites. Todos los partidos políticos deben distanciarse claramente de estas protestas”.
En declaraciones al periódico Rheinische Post, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, acusó directamente a los dirigentes de Alternativa para Alemania (AfD) -4,7% de apoyo electoral en las últimas elecciones nacionales, y vencedor en Turingia, Sajonia y Brandeburgo- y PEGIDA de instigar sentimientos islamófobos en el país. Y es que aunque reconoció que los seguidores de estos grupos están preocupados “por el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres”, animó a la ciudadanía a “luchar contra quienes usan esa inquietud para atizar recelos xenófobos”.
Reacción ciudadana
De enero a septiembre de 2014 fueron contabilizados 86 ataques a centros de refugiados en Alemania. Ante el creciente aumento de movimientos islamófobos, la ciudadanía alemana ha dado un paso al frente para tratar de frenar esta oleada de violencia. Pocos días antes del mensaje navideño de Merkel, mas de 20.000 personas protestaron en distintas ciudades alemanas contra los actos xenófobos. Sólo en Múnich, cerca de 12.000 personas acudieron a la convocatoria llevada a cabo por el colectivo de artistas y organizaciones de ayuda a refugiados para mostrar su rechazo a los intolerantes. Actos de este tipo se repitieron en ciudades como Kassel -2.000 manifestantes-, Bonn -3.500- o Dresde -4.500-.
El presidente de la Federación de Industria Alemana (BDI), Ulrich Grillo, mostró su firme rechazo a estos movimientos y resumió el sentimiento que comparte la mayor parte del país: “el nuestro ha sido un país de inmigrantes desde hace mucho y debemos seguir siéndolo. Es más, como Estado social y como país que conoce el sentido de la caridad cristiana, Alemania debería acoger a un mayor número de refugiados”.