En nuestro Parque de Estudio y Reflexión de Punta de Vacas hemos llevado a cabo nuevamente el encuentro de Mensajeros los días del 2, al 4 de enero, se desarrollaron talleres el 5 y se festejó el natalicio de Silo el 6 de enero. Ha sido todo muy interesante y, diría, conmovedor; porque se dio lugar a muchos intercambios, exposiciones, proyección de videos, comentarios, mención de actividades diversas, conversaciones múltiples. Se profundizó, en experiencias y Ceremonias, como de Bienestar o Agradecimiento y Reconocimiento.
Peregrinos de Perú, Ecuador, Brasil, Mozambique, Bolivia, Colombia, Francia, Italia, España, EEUU se integraron con las distintas comunidades de mensajeros de Chile y Argentina – de diversas regiones y provincias- superando el medio millar de asistentes.
Han sido unas jornadas memorables donde la amabilidad, el diálogo, el abrazo entrañable hacen patente un estilo de vida, propio de amigos diversos que adherimos plenamente a la idea de que ‘Una nueva espiritualidad comienza a expresarse en todo el mundo’ ; a pesar de los agobios constantes, de la violencia que golpea con sus variadas formas y, cuando no, de los pregoneros de desastres.
Atendemos a la recomendación de Silo de que, al menos a una vez al año, hemos de tomarnos un tiempo para hacer la reflexión sobre la propia vida, de cómo venimos, como vamos, cómo queremos seguir y, en especial, decidir ‘en qué condiciones queremos vivir’. Siempre en el espíritu de “Aquí hay alegría, amor al cuerpo, a la naturaleza, a la humanidad, y al espíritu» como figura en los libros de Silo.
Entonces, peregrinar en este paraje montañoso, singular, majestuoso, netamente andino, nos sirve de escenario para atender aquello que internamente necesitamos: pedir porque nos vaya bien a nosotros y a nuestros seres queridos, agradecer por todo lo bueno que nos pasa, resistir a las tendencias nefastas, y hacerlo en compañía de numerosos amigos y compañeros de camino, dispuestos en una misma sintonía. Elevando además un pedido conjunto – especialmente en este momento – para que la humanidad toda se encamine por mejores rumbos.
Las jornadas transcurrieron muy bien y nos animan a tener un buen próximo año (aun con la sombra de las adversidades,), al tiempo que disponemos en el horizonte de futuro un hito muy importante: celebrar dentro de 4 años, en el 2019, el cincuentenario de la primera arenga pública de Silo, que dio en este mismo paraje en aquel épico 4 de mayo de 1969, ante un público expectante que se acudió desde diversos lugares a escuchar su mensaje. Esa fecha la conmemoramos como día del Testimonio, es cuando confirmamos experiencias unitivas, acciones válidas, derivadas de la tarea fundamental: “¡Humanizar la tierra!”, que nos brinda sentido y plenitud.
El evento culmina satisfactoriamente haciéndonos cargo de este cometido que nos propusiera Silo: “Hoy comenzaremos la renovación de nuestra vida. Empezaremos buscando la paz mental y la Fuerza que nos dé alegría y convicción. Después, iremos hasta las personas más cercanas a compartir con ellas todo lo grande y bueno que nos ha ocurrido”,