La superficialidad con que son tratadas las noticias, la ligereza de un periodismo sensacionalista y la primacía de la farándula y la moda como patrones de belleza parecen ser un mal presagio por el cual muchos medios de comunicación transitan hoy: la idolatría del entretenimiento como forma sutil de diversión en medio de una cultura cada vez más en decadencia. Incluso, la prensa que antes era tenida como adalid de la investigación y la verdad hoy está cediendo terreno a la trivialidad informativa de los noticieros y periódicos.
La crisis de los medios es también la crisis del ser humano. La prensa es el reflejo de lo que somos como sociedad. Un periodismo que ha perdido la credibilidad es como un hombre sin principios y sin valores. Un periodismo que no indaga y no mira más allá de los hechos es comparable a un futbolista sin piernas. El periodismo de nuestros días es el que nos encargamos de fabricar cada uno de nosotros con nuestra forma de actuar y pensar frente a las circunstancias que se nos presentan. Es una especie de radiografía que nos devela quienes somos por dentro.
Dentro del ámbito periodístico, el escaso interés por publicaciones de carácter académico e investigativo han venido dando paso a revistas de entretención y glamur de una manera asombrosa. Tal es el caso de la revista de moda “Tv y Novelas” que en Colombia ha pasado a ser la revista más leída y consultada por públicos de cualquier edad. No es raro que está revista dedicada a los chismes de la farándula sea la más apetecida a la hora de leer, lo raro del asunto es que se está convirtiendo en ese periodismo “apetitoso e insípido” que más ha llegado a gustar.
Como si fuera poco, aparte de la crisis por la cual está pasando, el periodismo de nuestros días pareciera ser el juez de nuestro tiempo. Decide que está bien y que está mal. Que religión obra bien y cuál no. Ha llegado, inclusive, a descalificar las doctrinas religiosas de una manera asombrosa y directa. No tiene ningún recelo al momento se caricaturizar a figuras que para otros son sagradas y que merecen el mínimo respeto. La prensa de hoy no tiene límites. Parecieran no entender que NO toda forma de humor es válida. ¿Acaso sería válido que Jesús apareciera retratado en una de estas revistas? ¿Qué opinión le merecería los millones de católicos de todo el mundo? ¿Qué llegaría a pensar el sumo pontífice? La acción de los medios determina muchas veces en la forma de pensar y actuar de quienes estar a favor o en contra de una religión.
Necesitamos un periodismo mucho más activo y menos propenso a la derrota. Uno que no se exhiba frente al dolor de otros y que promueva el uso de la No-violencia como herramienta de lucha contra la desigualdad y la opresión del ser humano. Si el periodismo es considerado el cuarto poder, debería mostrar la jerarquía innata de su profesionalismo es tiempos de constante guerra y manipulación del poder. Hacer del periodismo una razón de ser, es comenzar a transformar el mundo. ¿Por qué no hacerlo? Los dejo con las bellas palabras de Albert Camus: “El periodismo es el oficio más hermoso del mundo”.