Por Daniel Raventós*.- El XIV Simposio de la Renta Básica, celebrado el 29 de noviembre en Fuenlabrada, se realizó en unos momentos en que la revitalización del debate público sobre la RB no tiene precedentes en el Reino de España. Es verdad que ha habido otros momentos en los cuales la RB también ha ocupado un cierto espacio en el debate público, pero nunca como en la actualidad. La causa fundamental del enorme interés que suscita la RB en los medios de comunicación se debe indiscutiblemente a que Podemos la incluyó de forma clara y rotunda en las últimas elecciones al Parlamento europeo.
En todo caso, ¡qué diferencia tan grande de conocimiento existe hoy sobre la RB comparado con el 2001, año del nacimiento de nuestra asociación! Entonces casi había que pedir disculpas para hablar en defensa de la RB. Son casi 14 años los que nos separan del primer simposio. No hay duda que hemos hecho un recorrido interesante y, en algunos sentidos, hasta productivo.
Y, bien, ¿cuáles son los puntos más debatidos o más polémicos de este renacido debate sobre la RB? Como el debate es en gran parte político, los puntos más constantes hacen referencia a su viabilidad económica. En ellos me centraré, pero antes no quiero dejar olvidados algunos otros aspectos que también han sido muy habituales en estas últimas semanas y meses.
1) Confusiones. Los estatutos de autonomía de Andalucía y Extremadura se refieren a la RB cuando están definiendo una renta condicionado a situaciones de extrema pobreza. Ha habido otras confusiones suscitadas por algunos autores al calificar como RB propuestas muy diferentes que entrarían en el grupo de los subsidios condicionados.
2) Descubrimiento de antropologías filosóficas descabelladamente mezquinas: «la gente no haría nada». Hay que reconocer que antes se decía «la gente no trabajaría». No es que ahora se haya olvidado del todo, pero hoy está más reconocida la existencia de otros dos tipos de trabajo: el doméstico y el voluntario. Las personas dan muestras inacabables de enormes iniciativas con trabajos voluntarios (o militantes o de solidaridad…). Esto se explica en parte por el carácter autotélico de este tipo de actividad. Si en condiciones de lucha por la supervivencia incluso muy desfavorables muchas personas despliegan una energía espectacular en actividades voluntarias, de solidaridad, militantes… intentemos imaginar de lo que serían capaces de llevar a cabo si tuvieran la existencia material garantizada. Pero no, hay quien prefiere obsesionarse por los «que no harían nada». Es un miedo también a la libertad. Se recubre con diferentes envoltorios, pero expresa una desconfianza a una «libertad excesiva» (por recoger las cómicas palabras de un crítico con la RB que por piedad no citaré). No es el trabajo con remuneración lo que da dignidad a las personas. Es la existencia material socialmente garantizada y la consiguiente libertad que la primera hace posible lo que hace a las personas dignas
3) Repetición de viejos esquemas como si el mundo fuera igual ahora no ya que antes de la crisis sino igual al de hace más de cinco décadas: frente a la RB hay que conseguir pleno empleo. Esto es fe, no racionalidad. Sí, fe: creer sin la menor prueba empírica. El pleno empleo puede ser un loable objetivo. Se supone que en condiciones de trabajo digno, jornadas laborales más cortas, salarios decentes… justamente lo contrario al objetivo patronal que es pleno empleo en condiciones semiesclavas. Lo increíble es oponer un objetivo como el pleno empleo que, hasta el más fanático partidario lo sitúa a décadas vista, a la RB que es una propuesta inmediata para garantizar la existencia material de toda la población.
Recordemos algunos datos sin los cuales el objetivo del «pleno empleo» es poco menos que charla de café:
Países | años entre 1978 y 2013 en que la tasa de paro es mayor del 15 %
|
% sobre años con datos |
Reino de España |
23 |
63,9% |
Irlanda |
8 |
22,9% |
Eslovaquia |
7 |
35,0% |
Polonia |
6 |
26,1% |
Finlandia |
3 |
8,6% |
Grecia |
2 |
5,7% |
Portugal |
2 |
5,6% |
Estonia |
1 |
4,2% |
Colombia |
1 |
8,3% |
Resto países OCDE |
0 |
0,0% |
En cualquier caso, insisto, mientras se «logra» el pleno empleo, ¿no es urgente dar una respuesta a la situación de millones de personas que difícilmente vivirán para ver el «pleno empleo»?
4) Otro de los puntos habituales en la discusión actual sobre la RB: son mejores los subsidios dirigidos a los pobres. ¡Hay que seguir afirmando lo de siempre aunque la realidad sea otra! Es como aquel al que explican que la realidad no está de acuerdo con sus afirmaciones y el tipo lanza un «peor para la realidad». Vicenç Navarro escribía hace poco: «Nuestra visión de la renta básica no es la de salario ciudadano universal sino la que indica que se establezca el derecho a percibir un ingreso garantizado por parte de todas las personas que por causas ajenas a su voluntad estén en situación de pobreza.» Han leído bien: «por causas ajenas a su voluntad estén en situación de pobreza», como si fuera algo frecuente encontrar a mucha gente pobre voluntariamente. ¿Habrá un ejército de controladores que dispondrán de la autoridad para decidir lo que es pobreza «voluntaria» e «involuntaria»? Este mismo autor fue uno de los que presentaron el borrador de documento económico que debe discutirse en las próximas semanas entre los círculos de Podemos. Como se recordará el programa de Podemos en las últimas elecciones europeas defendió de forma contundente:
«Derecho a una renta básica para todos y cada uno de los ciudadanos por el mero hecho de serlo y, como mínimo, del valor correspondiente al umbral de la pobreza con el fin de posibilitar un nivel de vida digno. La renta básica no reemplaza al Estado de bienestar, sino que trata de adaptarlo a la nueva realidad socio-económica. Sustitución de las prestaciones sociales condicionadas menores a la cuantía de este ingreso básico. Financiación a través de una reforma progresiva del IRPF y de la lucha contra el fraude fiscal.
Eso sí que era claridad y contundencia. Por el contrario, en el borrador económico redactado por Navarro y Torres podemos leer algo tan simplón, mojigato y pobre como: «… un sistema de renta mínima garantizada como derecho subjetivo de todas las personas». Penoso aunque nada extraño: un redactado así era más que previsible conociendo la oposición cerrada de Torres y Navarro a la propuesta de una RB.
Recordemos las diferencias de la RB con los subsidios o ingresos condicionados (la renta mínima garantizada del documento, RMG) como el que se contempla en el documento afortunadamente provisional por más de uno, de dos y de cuatro aspectos no únicamente relacionados con la RB:
La RB permite eludir las llamadas trampas de la pobreza y del paro. La RMG no.
Las RMG para recibirlas exigen una serie de condiciones. Puede tratarse de condiciones más o menos exigentes, más o menos generosas, pero son condiciones. Esto supone unos costes administrativos muy altos en proporción al presupuesto general del programa condicionado. En cambio, la RB representa una simplificación administrativa envidiable como hasta han venido a reconocer algunos de sus críticos. Resulta obvio que esta característica de la RB, la ausencia casi absoluta de costos administrativos, puede ser de vital importancia en la perspectiva de una efectiva racionalización de las políticas sociales y de redistribución de la riqueza.
La RB se garantiza ex-ante, la RMG, ex-post. Esta característica convierte a la RB en una medida esencialmente preventiva de la exclusión. Sobre la RMG, por razones evidentes, no puede afirmarse lo mismo.
La RB podría ser en muchos casos un estímulo para desarrollar trabajos remunerados, mientras que las RMG no sólo no suponen este incentivo sino que representan todo lo contrario.
Muchos subsidios condicionados dirigidos a determinadas situaciones de pobreza, como las RMG, suponen una violación permanente de la intimidad de muchos de sus posibles beneficiarios. Algo que muchos trabajadores y trabajadoras sociales han denunciado como auténticamente denigrante.
Por añadir otra consideración final. Si bien en condiciones de crisis y de paro masivo como en la actualidad esta razón queda más debilitada, la RB permite evitar los daños psicológicos y morales vinculados a la estigmatización social del perceptor de un subsidio condicionado como es la propuesta del mencionado documento de Podemos. Como hemos dicho en muchísimas ocasiones algunos partidarios de la RB, lo que debe garantizar toda sociedad es el «primer derecho», el de la existencia. Simplemente por el hecho de pertenecer a la ciudadanía (o de disponer de residencia acreditada), sin razones adicionales.
Solamente por añadir un punto más acerca de los subsidios condicionados dirigidos a los pobres: utilizando la expresión de unos amigos americanos, lo diré así: ¡qué pobreza la de los subsidios dedicados a la pobreza! ¡Qué pobreza la propuesta de Torres y Navarro!
5) Como decía antes, los puntos más constantes del debate renacido sobre la RB hacen referencia a su viabilidad económica. Voy a repetir una vez más el «argumento» preferido por muchos periodistas, tertulianos y ciertos economistas: «una renta básica de tanto multiplicada por 45 millones de habitantes da como resultado tantos miles de millones de euros que a su vez representa un tanto por ciento del PIB muy elevado… con lo que es imposible de financiar».
Esto no es un razonamiento, es una manía. Es una objeción absurda, pero es la más repetida. Vamos a ver. Los que así «razonan» es evidente que solamente tienen en cuenta el gasto de la RB, pero ignoran la reforma fiscal necesaria y los muchos ahorros que habría. Pero utilizan el «argumento» del charlatán, como lo entiende Harry Frankfurt: el charlatán no es necesariamente un mentiroso, simplemente no le interesa si lo que dice o insinúa es verdad o mentira.
Estamos a punto de disponer de un estudio para el conjunto del Reino de España a partir de un modelo de microsimulación econométrica en el que participo junto al catedrático de Economía Aplicada de la UB, Jordi Arcarons, y Lluís Torrens, investigador del IESE. Disponemos de casi dos millones de IRPFs del conjunto del Reino de España, con la exclusión de la CAV y de Navarra porque no pertenecen al llamado régimen fiscal común. Pronto podremos ofrecer un avance de los resultados, pero ahora me interesaría simplemente apuntar que los resultados son más que esperanzadores. Son parecidos, aunque ni mucho menos iguales, a los que nos deparó el estudio que un año antes hicimos para Cataluña. Un resumen puede ser:
– Se puede financiar una RB para toda la ciudadanía de una cantidad igual al umbral de la pobreza.
– Se consigue una gran redistribución de la renta de los más ricos al resto de la población. Al igual que en el estudio anterior de Cataluña, este modelo significa una reducción de 12 puntos en el índice de Gini, que convertiría al Reino de España en uno de los Estados con menor desigualdad en la distribución de la renta de toda Europa. Con unos niveles parecidos a los de Finlandia o Dinamarca.
– Una parte importante de la población empezando por el más pobre hasta la séptima decila, resultaría ganadora respecto a la situación actual, solamente la parte más rica de la población saldría perdiendo.
– Quedan en la reserva otras posibles inyecciones de financiación que podría representar una firme lucha contra el gran fraude fiscal.
Creo que son resultados concretos que vale la pena defender. Y son una solución inmediata a la situación de pobreza, paro masivo y condiciones materiales de vida cada vez más deterioradas para la mayoría de la población.
6) A finales del año 2014, la RB ya no parece una locura, ya no parece una propuesta utópica (¡que manía con esta palabrita tienen algunos!)… pero que nadie se engañe, la RB es una elección que jamás podrá satisfacer a todos. Como toda medida de política económica, que de eso estamos hablando, favorecerá a una parte de la población y perjudicará a otra. Favorecerá a la mayoría de la población no rica y perjudicará a la minoría de la población rica. Son las conclusiones de nuestra propuesta que, repito, pronto haremos pública.
Los ricos ¿deben pagar más impuestos que los que pagan ahora? Todo un ejército de académicos, periodistas e intelectuales (vamos a ser condescendientes) está dedicado, en general no de forma económicamente desinteresada (y puede ser desinteresada: siempre hay tipos psicológicamente esclavo-dependientes) a demostrar que subir los impuestos a los ricos es: o bien moralmente malo, o bien económicamente ineficiente, o bien socialmente producto de la envidia, o bien cualquier otra mala cosa que les pase por el magín. No siempre ha sido así, no siempre se ha justificado con la misma tranquilidad y desfachatez la supuesta maldad que significa aumentar los impuestos a los ricos, pero ahora es así. El argumento, con ciertas variantes, acostumbra a seguir este recorrido. Hay algunas personas que por su iniciativa, o por su ingenio, o por su creatividad, o por su aportación innovadora… hacen grandes aportaciones a la sociedad. Aportaciones que cambian la vida de muchas personas, que facilitan la existencia de productos que mejoran la sociedad. Estas personas, precisamente por sus innovaciones, aportaciones o lo que sea, deben cobrar sumas alejadas de la media. Es justo, es razonable, corresponde a su mérito, continúa la argumentación. Los mercados (aunque algunos llegan hasta el absurdo de simplificar en singular con «el mercado») deben ser libres, interferirlos es sinónimo de ineficiencias, distorsiones, costos excesivos… Parece ridículo, y en otras coyunturas lo fue abiertamente, pero ahora muchos no lo consideran así. Y además, actualmente esta cruzada da dinero a algunos autores, premios Nobel a otros, cátedras aún a otros más y seguidismo servil periodístico permanente. No se trata de talento, no se trata de mérito, no se trata de trabajo. Claro que hay quien tiene algún mérito y hace alguna aportación que merece alguna compensación. Sin duda, que nadie piense que digo lo contrario. Pero, pongamos por caso, que John Paulson tenga una remuneración equivalente a 80.000 enfermeras de su país, EEUU, ¿es producto del mérito? No, es producto, entre otras cosas, de una regulación determinada de los mercados. Porque, como más de alguno hemos escrito más de dos y de tres veces: no existen los mercados libres, existen las configuraciones políticas de los mercados. El problema no es pues la regulación de los mercados (todos lo están en mayor o menor medida) sino en beneficio de quién. De los ricos o de la mayoría de la población. Hoy por hoy es a favor de los más ricos. La RB es una apuesta para que sea a favor de la mayoría de la ciudadanía.
Escribía hace poco una gran historiadora de la economía: «nadar contracorriente requiere determinación, un serio compromiso con la verdad y evidencias irrefutables». Justamente de eso se trata. El XIV simposio significó un pequeño paso más en la lucha racional (para nada utópica) por una RB.
(Este texto está elaborado a partir de la conferencia inaugural que el autor pronunció en el XIV Simposio de la Renta Básica celebrado en Fuenlabrada el 29 de noviembre de 2014)
Artículo original: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7534
*Daniel Raventós es profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de sinpermiso y presidente de la Red Renta Básica. Es miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012).