Organizaciones de mujeres rurales demandan autonomía económica en los ámbitos productivo y público.
Por Carmen Herrera para Noticias Aliadas
En Nicaragua, del 1.1 millones de mujeres que viven en el campo, sólo el 23.2% son dueñas de la tierra, con un rango 0.5 a 5 manzanas (0.3 a 3.5 Ha), según el IV Censo Nacional Agropecuario (2011).
Sin embargo, “en la medida que el número de manzanas aumenta, disminuye la cantidad de mujeres”, reflexionan lideresas de organizaciones de mujeres campesinas reunidas en el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales, el 15 de octubre.
La Comisión Interagencial de Género (CIG), impulsada por el Sistema de las Naciones Unidas en Nicaragua e integrada por organizaciones no gubernamentales e instancias bilaterales, ha llevado a cabo diversos foros a nivel nacional durante el presente año, a fin de poner en la agenda pública los hallazgos del Índice de Empoderamiento Económico de las Mujeres Rurales de Nicaragua, presentado durante la Conferencia de Desarrollo Humano y Enfoque de Capacidades, llevada a cabo en setiembre del 2013. Este índice “mide la capacidad de las mujeres en su hogar para tomar decisiones respecto a qué y cómo sembrar cultivos, criar animales e incidir en espacios de participación colectivos”, señalan las organizadoras de los eventos, realizados desde marzo en localidades de tres departamentos del norte y occidente del país: Nueva Segovia, Estelí, y León.
“Este esfuerzo colectivo trabaja en favor del empoderamiento de las mujeres rurales y por el cumplimiento de la ley 717 [aprobada en el 2010], Ley Creadora del Fondo para Compra de Tierras con Equidad para Mujeres Rurales, que ordena al Estado destinar el 1% del presupuesto para la compra de tierras para las mujeres que lo demanden, sin que a la fecha se les haya incluido en el mismo”, expresó María Teresa Hernández, dirigenta de la Coordinadora de Mujeres Rurales, una de las organizadoras de los distintos foros sobre empoderamiento.
Este año las organizaciones de la sociedad civil que trabajan por los derechos de las mujeres rurales han logrado constituir una alianza apoyada por la CIG para promover el intercambio de experiencias exitosas, el análisis sobre los indicadores que debe contemplar la medición del citado índice a partir de los diversos contextos particulares y la lucha porque se aplique la ley 717.
“Efectivamente hemos logrado por primera vez hacer una alianza de las organizaciones que trabajamos con mujeres rurales, a fin de luchar por el cumplimiento de la ley 717 y de intercambiar experiencias desde las fortalezas de cada organización. Debemos hacer intercambios entre nosotras, pues no es lo mismo las mujeres que llevamos 21 años como lleva la Xochilt Acalt, que las mujeres que llevan dos años”, expresó Mertze Brazo, dirigenta del Centro de Mujeres Xochilt Acalt.
“Dueñas y señoras de sus fincas”
Durante los foros se presentaron los resultados de las experiencias de empoderamiento alcanzado por las mujeres que atiende la Fundación Entre Mujeres (FEM) de Estelí, Xochilt Acalt de Malpaisillo (León) y del Instituto de Liderazgo de Las Segovias (Nueva Segovia).
“La primera vez que una compañera de nuestra cooperativa llevó a su casa cerca de 50,000 córdobas (US$1,923) producto de su trabajo, no lo podía creer, porque es una cifra que jamás en su vida había tenido. No lo podía creer porque hemos tenido una distancia muy grande con el dinero, y el dinero ha sido algo de manejo masculino, la división sexual del trabajo es absolutamente una relación económica, ya que el trabajo para nosotras no tiene precio, como lo ha tenido para los hombres”, expresó Isabel Zamora, integrante de la FEM.
Una de las beneficiarias manifestó que los logros promovidos por Xochitl Acatl las ubican como “dueñas y señoras de sus fincas”, ya que además de poseer tierras, deciden qué y cómo invertir el dinero que cobran por sus actividades agrícolas, lo que ha contribuido en cambios en el comportamiento de sus hijos, hijas y parejas, quienes las apoyan en las tareas domésticas.
En los foros se presentó el Estudio de Empoderamiento de las Mujeres Rurales del Municipio de Muy Muy, Matagalpa, al norte del país, y coordinado por el Programa de Naciones Unidas (PNUD). El documento afirma que “el 39% de las mujeres rurales del municipio de Muy Muy, están empoderadas, en contraste con el 75% de los hombres”. La investigación registra que las mujeres de Muy Muy parecen tener mayor empoderamiento que las mujeres de Ghana (África) y Guatemala, donde también se ha aplicado el estudio.
“El esfuerzo por construir el índice de empoderamiento de mujeres en la agricultura fue una metodología que se desarrolló internacionalmente y que se estaba probando en algunos países como Guatemala y Ghana, que son los que tomamos de manera comparativa, ateniéndonos estrictamente a la metodología que ellos aplicaron, aunque no siempre es acertado hacer comparaciones porque los contextos son diferentes, por lo tanto difícilmente podemos decir que estamos mejor o peor que esos países. Sin embargo, lo que dio el estudio fue que en Nicaragua las mujeres presentan un nivel de empoderamiento superior”, explica María Rosa Renzi, coordinadora de la Unidad de Desarrollo Humano del PNUD Nicaragua.
Este estudio brinda “una visión de cómo está la situación de empoderamiento de las mujeres rurales” y, por lo tanto, “sirve para una autoreflexión y valoración a fin de identificar en qué áreas hay avances y en qué limitaciones y en función de eso plantear cómo cubrir las brechas hacia el empoderamiento de las mujeres”, dijo Renzi.
Trabajo productivo de las mujeres
El índice contribuye también a valorar en qué medidas las acciones de políticas públicas o las del accionar de una organización de mujeres está realmente aportando al empoderamiento y autonomía económica de las mujeres.
“Hay que recordar que esto es uno de los grandes objetivos de desarrollo del milenio, por lo tanto es un compromiso a nivel mundial asumido por los gobiernos para valorar si se ha avanzado o no en el empoderamiento de las mujeres”, expresó Renzi.
Para el Instituto de Liderazgo de Las Segovias, “estos índices son extraordinarios, pero deben incluir en esta medición el tema de la identidad, pues nos vemos situadas en el rol de madres. A las mujeres, en el mundo económico, no se nos reconoce el trabajo ni la dimensión de las mujeres en el cuidado de la familia, la vida reproductiva de las mujeres favorece el sistema capitalista”.
El foro de Malpaisillo, celebrado a inicios de octubre y denominado “La tierra y otros activos, vital para el empoderamiento de las mujeres rurales”, fue organizado por Xochilt Acalt, la Fundación Mujer y Desarrollo Comunitario, el Movimiento María Elena Cuadra y la Coordinadora de Mujeres Rurales. Contó con el apoyo de un conjunto de organizaciones incluyendo al Instituto de Liderazgo de las Segovias, Red de Empresarias de Nicaragua, Puntos de Encuentro, Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua y la CIG.
En este evento se leyó un comunicado dirigido a la población nicaragüense que “vive y depende de la producción rural, de las actividades agrícolas que realizan las mujeres en la producción de alimentos”, señalando que “es vital realizar cambios en la manera de pensar y actuar en función de cómo entendemos el desarrollo en el campo, que aún no se centra en las personas y menos en las mujeres. Es necesario invertir en el campo, invertir en las mujeres, pero invertir lo necesario para que tengamos acceso a recursos, a medios productivos como la tierra, crédito, asistencia técnica, semillas, tecnologías, mercados, educación, salud, vivienda. El Estado tiene la obligación y el deber de hacerlo”.