Pronunciamiento
1. El fenómeno ambiental generado por los gases de efecto invernadero es de tal gravedad para la vida humana que solo cabe intervenir de manera eficiente e inmediata. Los expertos sostienen que si no se actúa ahora, luego será muy tarde para superar la gran amenaza.
2. El impacto será devastador. Se producirán grandes desglaciaciones, inundaciones, sequías, desertificaciones, falta de alimento, epidemias. Estos desastres generarán conflictos sociales como la lucha por el agua y grandes migraciones. Se estima que para el año 2050, habrá unos 150 millones de migrantes.
3. El planeta no soporta más un modo de producción contaminante y un estilo de vida consumista. No es posible que la población mundial llegue al nivel de consumo de países industrializados, pues se requerirán varios planetas juntos para sostener tal estilo de vida. Asimismo no se puede pretender mitigar el calentamiento global y seguir con la misma matriz energética, el mismo tipo de economía, la misma tecnología y el mismo patrón cultural de consumo y desprecio por la vida.
4. En este contexto, el Perú es uno de los países más vulnerables. De continuar la tendencia actual, la temperatura en los Andes se puede elevar entre 5°C a 6° C, perdiéndose definitivamente los glaciares. Asimismo, el impacto en los cultivos de papa y maíz, fundamentales para alimentación, será devastador. De igual modo, la flora y fauna de la Amazonía estará en riesgo de extinción.
5. En el Perú se ha venido imponiendo un modelo de desarrollo depredador y contaminante. Una prueba de ello es que las emisiones de gas efecto invernadero se han incrementado en un 40% en los últimos 15 años. Según el PNUD, la multiplicación de actividades extractivas, agrícolas e industriales sin control estatal vienen degradando ecosistemas que tienen grandes dificultades para regenerarse. Agravando la situación, se acaba de promulgar la Ley 30230 (“para dinamizar la inversión en el país”) que debilita la institucionalidad dedicada a proteger el medio ambiente.
6. El planeta atraviesa una crisis espiritual profunda. A la crisis ambiental le corresponde una crisis espiritual, que se refleja en la pérdida de valores humanos fundamentales, en la que la acumulación irracional del dinero y poder está por encima de la felicidad humana y el equilibrio general del planeta. Por lo tanto, no es viable continuar con un capitalismo salvaje y una política de competencia estratégica a través de bloques antagonistas que amenazan con eliminarse mutuamente.
Por las razones expuestas, el Centro de Estudios Humanistas Nueva Civilización propone:
a) Adoptar el enfoque de una ecología integral que ponga al ser humano como centro de su preocupación. Es necesario cuestionar racionalmente los modelos de desarrollo y las concepciones culturales que van en contra de la evolución del ser humano. No podemos propiciar soluciones a desastres ecológicos sin modificar el poder político y económico que los produjeron, y sin la consulta previa y vinculante a sus comunidades debidamente informadas.
b) Una actitud decidida en la adopción de cambios sustantivos e integrales. No deberá demorar más el cambio hacia una industria y tecnología limpias. Asimismo, es urgente lograr el control de la corrupción y del crimen organizado. Por otra parte, la capacitación del sector público es indispensable para llevar a cabo estos cambios sustantivos.
c) Una Economía compatible con el equilibrio ambiental. Se requiere repensar el diseño del proceso productivo en función de una gestión más eficiente de los recursos naturales, apuntando a un sistema de “cero desechos” en el que se controla todo el ciclo de vida del producto. Es hora de reemplazar el fracasado sistema capitalista por otro sistema basado en la cooperación, el respeto mutuo y el desarrollo sostenible.
d) Incluir en el problema ambiental la amenaza de la energía nuclear y el gasto militar. Es indispensable considerar en los acuerdos internacionales el problema de los desechos nucleares, la renuncia al uso de este tipo de energía y el ahorro o la eliminación del gasto militar para el restablecimiento general del equilibrio ecológico y social del planeta.
e) Superar el egocentrismo y etnocentrismo: La evolución de la humanidad depende del trabajo en conjunto, la ayuda mutua y la cooperación intercultural. La destrucción del medio ambiente ha puesto a la humanidad ante una crisis, pero también ante una oportunidad. O se cambia el sistema actual o la especie se expone a una regresión severa.
f) Constituir una Nación Humana Universal plural, democrática, y no violenta. Si de verdad se quiera solucionar el problema del calentamiento global es imprescindible e impostergable trabajar en una gobernabilidad mundial que proteja al ser humano y su medio ambiente. Las Naciones Unidas y la COP hacen su aporte, pero es claramente insuficiente. Han pasado muchos años desde que se conoce la amenaza de los gases de efecto invernadero, sin embargo, no se ha conseguido implementar acciones relevantes para reconducir el proceso en una dirección que sea favorable y sostenible para el al ser humano y su entorno.
g) Revivir en lo profundo el verdadero amor por todo lo existente, como base de una ética de la no violencia. El nuevo sistema implica sobre todo un cambio espiritual individual y colectivo. Se trata de volver a conectar con el sentido profundo de la vida que hace que actuemos en consonancia con el universo. De otra manera no se podrá superar el pragmatismo oportunista, materialista y cosificador en el que se expresa el antihumanismo actual.
Lima, diciembre del 2014