Fuente: www.eltelegrafo.com.ec. Redacción Sociedad

Luego de la crisis económica los más ricos en el mundo se han más que duplicado, pasando de 793 en 2008 a 1.645 en 2014. El informe de la Oxfam analiza el presente, las alternativas y políticas que pueden revertir la brecha entre los que tienen mucho y los que viven en la pobreza. El documento destaca la política de aumento salarial en Ecuador.

La desigualdad tiene dimensiones y rostros distintos. Se desenvuelve en diferentes geografías y economías, pero estas rara vez están aisladas. Solo como ejemplo, Nthabiseng y Peter viven en Sudáfrica, tienen 7 años y asisten a la escuela. El primero nació en una familia de etnia aborigen en Limpopo, zona rural de Sudáfrica. Mientras que el segundo vive en un barrio residencial de Ciudad del Cabo.

La madre de Nthabiseng no recibió educación formal y su padre no tiene un trabajo fijo, a diferencia de los padres del otro pequeño que terminaron la universidad y tienen empleos bien remunerados.

En consecuencia, las oportunidades y el destino de Nthabiseng y Peter serán muy diferentes. El primero tiene 1,5 más probabilidades de enfermar joven y morir, y el otro en cambio vivirá 15 años más del promedio en Sudáfrica.

Ellos son un reflejo de la desigualdad y solo en un país de los 21 analizados por la Oxfam, una ONG humanitaria que agrupa a 17 organizaciones. Este año el documento se titula ‘Iguales. Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas’.

“Las consecuencias son destructivas para todo el mundo. La desigualdad extrema corrompe la política, frena el crecimiento y reduce la movilidad social. Además, fomenta la delincuencia e incluso los conflictos violentos”, indica el informe que se centra principalmente en la concentración de los recursos financieros y de la riqueza en manos de una minoría.

En términos generales la desigualdad económica extrema se ha disparado en el mundo durante los últimos 30 años. 7 de cada 10 personas viven en un país donde la desigualdad entre ricos y pobres es mayor ahora que hace 30 años, y la minoría rica está aumentando aún más su participación en la renta nacional. A nivel mundial, la desigualdad, medida por riqueza individual, es aún más extrema. Se considera millonarios o milmillonarios a personas que tienen más de $ 1.000 millones. También hay multimillonarios, es decir con una riqueza superiores al $ 1 millón.

La Oxfam ha calculado que en 2014 tan solo 85 personas millonarias alimentaron la desigualdad como en ningún otro año. Estas familias acaparan fortunas equivalentes a la mitad de los más pobres de la humanidad. Entre marzo de 2013 y marzo de 2014 estas 85 personas incrementaron su riqueza en $ 668 millones diarios, un 14%.

En el ranking de los 10 más ricos se ubica en el primer lugar el mexicano Carlos Slim, con un patrimonio de $ 80 mil millones.
Si Slim quisiera gastar su riqueza tendría que desembolsar $ 1 millón de dólares al día por 220 años, y aun así nunca se quedaría sin dinero porque la riqueza siempre genera intereses. Es decir, tomando en cuenta un rendimiento moderado de 1,95% de intereses, Slim igual terminaría ganando cerca de $ 4,3 millones diarios.

¿Cómo frenar la desigualdad?

Si bien Nthabiseng y Peter no han elegido su lugar de nacimiento ni su sexo o la riqueza y educación de sus padres, los gobiernos sí tienen la opción de intervenir para que las oportunidades de los ciudadanos no sean tan diferentes, según la Oxfam.

Por esto la ONG, con sede en Londres, ha estimado una fórmula que escandalizó a muchos de los multimillonarios citados en el informe.

Si justo después de la crisis financiera se hubiese aplicado un impuesto de solo el 1,5% sobre la riqueza de las personas con una fortuna superior a los mil millones de dólares podrían haberse salvado 23 millones de vidas en los 49 países más pobres del mundo. Con este dinero puede proporcionarse fondos al Estado para invertir en atención sanitaria, por ejemplo.

Además un impuesto de igual valor, del 1,5%, aplicado a los 13,7 millones de personas ‘ricas’ en el mundo podría subsanar el déficit anual de financiación para escolarizar a los menores de los 49 países más pobres del mundo.

Otra de las propuestas de la Oxfam incluye hacer que los “gobiernos trabajen para los ciudadanos y hagan frente a la desigualdad extrema”. Todos los acuerdos mundiales entre países deberían estar ligados al interés general y no solo favorecer a las grandes empresas.

Entre los compromisos concretos que deben realizarse está distribuir la carga fiscal de forma justa y equitativa. “Existe demasiada riqueza concentrada en manos de una minoría. Son los ciudadanos quienes soportan el grueso de la carga fiscal, mientras las personas y empresas más ricas aportan menos de lo que deberían. Los gobiernos deben adoptar medidas conjuntas para corregir este desequilibrio”, recalca el informe, que contó con la colaboración de profesores de la Universidad de Columbia y Cambrigde, del Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, entre otras personalidades.

Comprometiendo el futuro

Bangladesh y Nigeria tienen rentas medias similares. Nigeria es un país algo más rico, pero bastante menos igualitario. En consecuencia, un niño nacido en Nigeria tiene 3 veces más posibilidades de morir antes de cumplir 5 años que un niño criado en Bangladesh.

En los 21 países del mundo analizados, la desigualdad atenta contra las esperanzas y ambiciones de miles de millones de personas pobres.

“Si no se llevan a cabo intervenciones políticas en favor de la mayoría, esta hemorragia de privilegios y desventajas perdurará durante generaciones”, dice el informe.

La Oxfam deja en claro que las acciones tomadas actualmente por los gobiernos marcarán el destino de niños en los países más desiguales, como India, China, Bangladesh y Sudáfrica. Paradójicamente estas son también las economías con mayor crecimiento.

Básicamente en un país muy desigual, los hijos de una persona que nazca en la pobreza probablemente también serán pobres. Las sociedades más desiguales sufren en mayor medida problemas sociales como la delincuencia y la violencia.

Lo que sí queda claro en el documento de la Oxfam es que la desigualdad económica sí repercute negativamente tanto en las personas ricas como en las pobres.

“La desigualdad es perjudicial para todos. Las tasas de homicidios son casi 4 veces más altas en aquellos países con una desigualdad económica extrema que en las naciones más igualitarias”. En este rubro de desigualdad y delincuencia se ubica América Latina, calificada por la Oxfam como la región más dispar del mundo. Se calcula que en 2000, los niveles de desigualdad en este lado del mundo habían alcanzado los máximos históricos, pues la riqueza se redistribuyó en solo el 1% de la población latinoamericana.

Salarios, el punto a observar

Tal y como ha demostrado el economista Thomas Piketty en su libro ‘El capital en el Siglo XXI’, sin la intervención del Estado la economía de mercado tiende a concentrar la riqueza en manos de una pequeña minoría, provocando el aumento de la desigualdad.

“Muchas de las personas más ricas amasaron sus fortunas gracias a las concesiones gubernamentales exclusivas y la privatización inherente del mercado”, destaca el texto de la ONG. Carlos Slim amasó sus muchos miles de millones garantizándose derechos exclusivos sobre el sector mexicano de las telecomunicaciones cuando este fue privatizado en la década de 1990.

La organización analiza además cómo solo 3 países en el mundo han logrado de alguna manera equiparar la desigualdad: Brasil, China y Ecuador. Para hacerlo han aumentado los salarios en los últimos 5 años.

“Desde que asumió sus funciones en 2007, el Gobierno ecuatoriano presidido por Rafael Correa ha seguido la política de incrementar el salario mínimo nacional a un ritmo más rápido de lo que aumenta el coste de vida. Ecuador se unió al Foro Mundial Bananero a fin de mejorar las condiciones de este sector exportador clave. Las empresas rentables ya tenían la obligación de compartir un porcentaje de sus beneficios con su personal, pero las nuevas normativas les exigen también demostrar que les pagan un salario digno”, indica el análisis.

Actualmente el salario básico en Ecuador es de $ 340 y se discute otra alza. En 6 años el ingreso familiar en el país aumentó el 40%.

La Oxfam expresa que si existe un camino acertado este sería: una mezcla de mejores sueldos, un gasto público acertado para equilibrar la balanza, y la reducción de las evasiones fiscales. De no hacerlo, las injusticias en niños como Nthabiseng y Peter se repetirán en otros países. El primero apenas completaría la primaria, mientras que Peter con seguridad llegará a la universidad. El acceso a los servicios básicos como salud o alcantarillado también será diferente.

Datos

El coeficiente de Gini mide la desigualdad en los ingresos de un país. El número 0 significa que todos tienen los mismos ingresos; mientras que 1 es desigualdad.

La Cepal reconoció que Ecuador entre 2006 y 2012 estuvo entre los tres primeros países en la región en disminuir la desigualdad, bajando en los últimos años el coeficiente de Gini del ingreso de 0,55 a 0,485.

Desde el año 2000 al 2006, el PIB asignado a los ministerios del sector social creció 1.6 puntos porcentuales, mientras que desde el 2007 hasta el 2013 creció 7 puntos, llegando el año pasado al 11% del PIB.

Según el Ministerio de Desarrollo Social, el porcentaje de personas pobres medido por el ingreso para diciembre del 2006 fue
de 37,6%. Para el mismo mes de 2013 se redujo al 25,6%, registrando una disminución de 12 puntos porcentuales.

Según datos de la Senplades a junio de 2014 la pobreza y la extrema pobreza por ingresos se redujeron más, ubicándose en
el 24,53% y 8,04%, respectivamente.

Pabel Muñoz, secretario Nacional de Planificación, afirmó que la meta al 2017 será erradicar la pobreza extrema y para ello se espera lograr una cobertura del 95% en servicio de agua potable y alcantarillado.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo afirma que Ecuador ocupa el puesto 98 de 187 países en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) con un promedio de 7,6 años de escolaridad y una esperanza de vida que supera las siete décadas.