Un grupo de expertos analizó mediante 24 expediciones oceánicas, que duraron 6 años, la contaminación. Aseguran que el volumen de este desperdicio se incrementará por la creciente producción del material.
Los océanos del planeta, principalmente el Pacífico, corren mayor peligro como consecuencia directa de los desechos de plástico que son arrojados a los mares, provocando daños irreparables a los ecosistemas marítimos y recursos naturales.
De acuerdo a un estudio internacional dado a conocer en Londres, al menos 5,2 billones de trozos de plástico, con un peso aproximado de 270.000 toneladas, flotan a la deriva en los océanos del planeta.
Investigadores de Estados Unidos, Francia, Chile, Australia y Nueva Zelanda estudiaron las 5 principales corrientes subtropicales -conocidas también como remolinos o giros- donde se acumulan grandes objetos de plástico y luego se deshacen en pequeñas partículas.
El informe concluyó que hay al menos 5,2 billones de plástico en los océanos, la mayoría es microplásticos, y que son de 5 milímetros.
El volumen del plástico proviene de los envases de bebidas y comidas, pero también de bolsas, envases e indumentaria.
El cálculo fue elaborado por 24 expediciones oceánicas realizadas durante 6 años, de 2007 a 2013.
La investigación, publicada en la revista británica PLOS One, es el primer estudio de la historia que analiza en detalle la cantidad de plástico que flota en los océanos del planeta.
Grandes pedazos de plástico pueden asfixiar o ahorcar a animales como focas y delfines. En tanto, las partículas más pequeñas serían ingeridas por peces y luego ingresar en la cadena alimenticia hasta llegar a los humanos.
Ello puede llevar a graves problemas ecológicos, debido a los químicos que contiene el plástico, como también los restos y basura que se suman y que perjudican el medio ambiente marino.
“Hemos registrado tortugas marinas que comieron bolsas plásticas y peces que comían tanzas de pesca”, declaró Julia Reisser, investigadora de la Universidad de Australia Occidental y una de las principales expertas en el estudio.
“Pero existe también un impacto químico. Cuando el plástico ingresa al agua actúa como imán para otros contaminantes”, agregó.
Reisser indicó que debido a la gran cantidad de plástico en los océanos esos químicos ingresan a la cadena alimenticia humana.
Para el análisis se investigaron partes de los océanos Pacífico y Atlántico norte y sur, como también el océano Índico, la costa de Australia y la Bahía de Bengala.
La gran cantidad de plástico y basura se concentra en los remolinos o giros de los océanos, siendo uno de los más grandes el llamado “gran basural del Pacífico”, que tiene una superficie equivalente al estado norteamericano de Texas.
La investigación descubrió que los giros o remolinos exacerban el problema, al funcionar como “trituradores” de la basura, antes de dispersar esos fragmentos en múltiples direcciones.
Además, los expertos pronosticaron que el volumen de plástico en los océanos se incrementará debido a la creciente producción de este material arrojado a la basura, del que solo un 5% es reciclado.
“Muchas cosas se usan una sola vez y no se reciclan. Tenemos que mejorar el uso del plástico y vigilarlo en los océanos para entender mejor este problema. Hay que hacerle entender a los gobernantes esta situación. Y si ponemos más responsabilidad en los productores, como ocurre en Alemania, entonces ello ayudará a la solución”, destacó Reisser.
Por su parte, Andreas Merkl, presidente del grupo Ocean Conservancy, sostuvo que la creciente cantidad de basura que los humanos arrojan a los océanos “es un problema global” que no solo afecta la salud y seguridad de las personas, sino que también “pone en peligro la vida marina, el estado de las costas y además genera pérdidas multimillonarias para las naciones en materia de recursos naturales”, agregó el titular.