Burkina Faso es un país joven, la mayoría de su población tiene menos de 30 años, y pobre, está en el puesto 181 de 187 en el ranking de pobreza de los países, se vio sacudido el 30 de octubre cuando una revuelta popular atacó el Parlamento y otros edificios gubernamentales, desencadenando la huida del Presidente Blaise Compaoré, que había manifestado sus intenciones de mantenerse en el poder modificando la Constitución.
Isaac Zida es el jefe del ejército que encabeza el proceso de transición hacia una nueva democracia en el país africano, trataremos de descifrar sus intenciones a través de sus propias palabras en el acto de firma del acuerdo de transición democrática.
“Desde el 30 de octubre, el pueblo burkinabés se ha reconciliado consigo mismo y con su historia. En los hechos, se ha inscrito en la dialéctica de una historia que se ha repetido, como en el levantamiento popular de 3 de enero de 1966 y dentro del simbolismo de la bravura, del coraje y de la integridad y del honor que siempre caracterizaron al pueblo burkinabés. La insurrección popular del 30 de octubre ha vuelto a dar a Burkina Faso, nuestra querida patria, su dignidad y su respetabilidad en la escena internacional” fueron las primeras palabras que utilizó el Teniente Coronel Zida en el momento de firmar la Carta Nacional de Transición en Ouagoudou el 16 de noviembre.
También explicó el detonador del levantamiento del pueblo burkinabés, que concluyó con el incendio del Parlamento “La insistencia insensata y la miopía política de querer reformar la Constitución nos han profundamente sacudido, pero una vez más el pueblo ha salido vencedor”.
“Hoy nosotros estamos juntos para asentar las bases inquebrantables de una verdadera democracia, aspiración profunda de todo nuestro pueblo” formuló sobre el proceso que se pone en marcha en el país con la firma de la Carta Nacional de Transición.
“Más allá de la voluntad de apropiación de esta victoria, una mirada más virtuosa debería ponerse en el centro, el pueblo burkinabés en su conjunto, puesto que el gallo canta para todo el vecindario y no sólo para su propietario. Bajo este ángulo, se trata de incluir a todos los burkinabeses, incluso aquellos mismos que osaron desafiar la integridad y la bravura del mismo pueblo” aportó sobre la importancia de quiénes son los ganadores o los perdedores de este proceso que permite igualar a todos en un nuevo proceso constitutivo de la democracia burkinabesa.
El militar también tuvo palabras para recordar “las numerosas pérdidas de vidas humanas” y que podrían “haber sido evitadas con un poco de sabiduría de la parte de Blaise Compaoré”. Y dijo que, de todas maneras “la historia nos enseña que los pueblos nacen, engrandecen y avanzan enriqueciéndose con los sacrificios de hombres y mujeres, de hijos y de hijas, de héroes y heroínas, que contribuyen para el cumplimiento de su destino”.
Así que dedicó un saludo especial “a la memoria de todos esos mártires que con su sangre derramada servirán a refundar los cimientos y unir las fisuras de las murallas de nuestra sociedad, que el egoísmo, la arrogancia, la rapacidad y la maldad de ciertos de sus hijas e hijos habían peligrosa y miserablemente deshonrado”.
Luego pidió un minuto de silencio, mientras aseguraba que este sacrificio no sería en vano. Luego le habló a los jóvenes de Burkina Faso: “Como decía Frantz Fanon “cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla”. Ustedes han sabido cumplir su misión. De hecho, las Fuerzas vivas, comprendiendo las fuerzas de Defensa y Seguridad han sabido dar la réplica a lo que conviene llamar ahora la “prevaricación de Blaise Compaoré”. En todo caso, estamos convencidos que ahora los políticos harán mejor en escuchar la voz del pueblo”.
También hizo un llamamiento al pueblo para que se mantenga “digno y consecuente”, ya que luego de sacar del poder al antiguo presidente, se debía trabajar con firmeza para conducir el país hacia “elecciones democráticas, transparentes, libres y justas” y para que tenga paciencia mientras se constituyen “los órganos que garanticen la transición”.
Y para asegurar la pacificación del territorio mientras este proceso se pone en marcha recordó palabras del Mahatma Gandhi “nuestro poder no reside en nuestra capacidad de rehacer el mundo, pero sí en nuestra habilidad para recrearnos a nosotros mismos”. Y continuó “Se trata, entonces, de que cada uno de nosotros se cuestione para construir una sociedad burkinabesa más fuerte, edificada sobre valores de vivir juntos, reafirmados más que nunca”.
Convalidó que el proceso de transición sería conducido por las Fuerzas Armadas nacionales, como fue voluntad de la ciudadanía y reformuló el compromiso de devolver el poder a los civiles.
“Sigo convencido que en el luegar de las sospechas de confiscación del poder de aprte de la armada que pudimos escuchar por aquí y por allá al comienzo de este proceso, se ha instalado definitivamente en los espíritus de todos una confianza que vamos a reforzar en los días siguientes. Vuestras fuerzas de Defensa y de Seguridad son patriotas y republicanas y lo demostrarán” afirmó en tono vehemente.
Aclaró que el proceso de transición es inclusivo y que “todos las hijas e hijos de la patria debían formar parte”, para aclarar que el rol de la armada fue “mantener la cohesión en el seno de la armada y asegurar la continuidad del Estado, empezando por frenar los pillajes, los actos de vandalismo, los ajustes de cuenta y las amenazas de enfrentamientos que habrían llevado al país a la guerra civil”, además de acompañar el proceso de transición para constituir un nuevo gobierno civil.
También llamó a la Comunidad Internacional a seguir contribuyendo para “una salida definitiva de la crisis”. Y agregó que para ello “sería deseable que la especificidad burkinabesa sea reconocida en toda su dimensión” y que se tome en cuenta la Carta Nacional de Transición que acababa de firmarse, a la que definió como “un consenso nacional, que traducía la voluntad de todo el pueblo burkinabés”, así que reclamó respeto de la comunidad internacional por las decisiones tomadas.
Queda todavía por verse si el espíritu que envalentonó a los ciudadanos para rebelarse, que tanto tuvo que ver con el revolucionario Thomas Sankara, está vivo en el corazón del Teniente Coronel Isacc Zida y no se convierte en otro de los “generales” africanos que terminaron convirtiéndose en feroces dictadores. Por lo pronto sus primeros pasos son alentadores y muestra una formación con altos valores revolucionarios, hecho denotado en la elección de sus citas.
El capitán Sankara había tomado el poder a través de un golpe de estado en 1983 para llevar adelante enormes transformaciones en uno de los países más pobres del planeta, que incluía no pagar la deuda externa, combatir la corrupción, mejorar la educación, la lucha por los derechos de las mujeres, reformas para la agricultura o la nacionalización de las tierras, entre otros. Su muerte en 1987 nunca se ha investigado y la opinión pública burkinabesa considera que Compaoré está detrás de su muerte, ya que fue su sucesor por más de 27 años, hasta la revuelta popular del 30 de octubre de este año.