La deliberación en Podemos es pública y abierta, permite diversos grados de implicación, en ella participan integrantes de movimientos sociales, y su estructura está diseñada no solo para los militantes, sino para la participación popular.
Por Olga Rodríguez para Zona Crítica
Podemos emplea la primera persona del plural, no la tercera. No es Pueden, es Podemos y ello alberga la voluntad de incluir a tanta gente como sea posible, de contar con la aportación de muchos ciudadanos.
En la Asamblea Ciudadana de la formación que se celebró este pasado fin de semana en Vistalegre se pudieron ver muchas caras de dentro y de fuera. Había activistas de movimientos sociales, gente del 15M, trabajadores y desempleados, jóvenes, mayores y niños. Algunos acudieron ya convencidos de que la formación es la herramienta imprescindible para transformar el país. Otros fueron a dejarse convencer o simplemente a curiosear.
Asistí como periodista para observar durante los dos días el ambiente, los debates, los retos, las discusiones. Hubo tensión en algunos momentos, dentro y fuera del escenario. Lógico. Es mucho lo que está en juego.
Lo expresó así, en una conversación informal con la prensa, la eurodiputada Teresa Rodríguez: “Si hay tensión es porque la carga de responsabilidad que tenemos es enorme. Si no hubiera debate esto sería una iniciativa muerta”.
“Esto es una escuela de democracia con pedagogía crítica”, dijo en los pasillos el profesor de Políticas Ariel Jerez, del grupo de Pablo Iglesias.
Hubo en el escenario intervenciones no aplaudidas por algunos, hubo silbidos cuando los oradores se pasaban de tiempo aunque solo fueran unos segundos, hubo muchos aplausos y la ya célebre petición de silencio por parte de Pablo Iglesias. Setenta y dos horas después de finalizada la asamblea destaco algunas características:
1.- Ni la asamblea ni todo el proceso que vive estos meses Podemos para definir sus líneas éticas, políticas y organizativas están limitados a los más activos. Es decir, la estructura de la formación no está hecha solo para los militantes, sino para la participación popular. Es abierta y en ella caben diferentes niveles de entrega. Miles de personas asistieron a la asamblea en Vistalegre, pero decenas de miles más la siguieron en directo por streaming, más de 38.000 votaron las resoluciones y muchos participaron enviando preguntas y reflexiones por Internet.
Todo esto rompe la lógica política que había hasta ahora. Más de 150.000 personas se han inscrito ya para votar las propuestas de Podemos a lo largo de esta semana.
2.- Es un proceso que se está desarrollando a puerta abierta. Los ciudadanos pueden conocer con detalle qué propone cada grupo y han escuchado en directo la discusión de las diferentes propuestas, con momentos de tensión y con críticas. Admitámoslo: frente al hermetismo y el cierre de filas habitual del bipartidismo esto es una novedad. No son discusiones que salen a la luz sin que sus protagonistas lo deseen. Es la voluntad de una formación que quiere impulsar un debate colectivo.
3.- El proceso cuenta con mucha gente procedente de movimientos sociales. Uno de los momentos más interesantes de la asamblea fue la presentación de las cinco resoluciones más votadas. Se subieron al escenario los promotores de las mismas y así pudimos escuchar a profesores,economistas, abogados, médicos y profesionales expertos que defendieron la necesidad de una sanidad y educación públicas de calidad, el derecho a la vivienda, medidas urgentes anticorrupción y una reestructuración de la deuda.
Hablaron, entre otros, la economista Bibiana Medialdea, los doctores Mónica García y Juan Antonio Palacios, especialista en Psiquiatría, Salud Pública y Medicina Preventiva, así como los integrantes de la PAH Irene Montero, Carlos Huerga y el abogado Rafa Mayoral.
4.- El lado de la tensión: hay diferencias entre las diversas propuestas. Pablo Iglesias usó un símil deportivo para decir que cuando no se puede ganar un partido de baloncesto se puede «sacar a los jugadores, dar minuto a todo el mundo», pero cuando se puede ganar «no nos podemos equivocar, ni fallar un triple».
Lo dijo en clara referencia a la propuesta ‘Sumando Podemos’, impulsada por Pablo Echenique y apoyada entre otros por las eurodiputadas Teresa Rodríguez y Lola Sánchez. En ella se defiende que el 20% de los cargos del Consejo Ciudadano lo sean por sorteo, que la Asamblea Ciudadana se elija cada dos años y que en vez de una Secretaría General, haya una triple portavocía.
Iglesias y su equipo apuestan en cambio por una Secretaría General, una Asamblea Ciudadana elegida cada tres años y consideran que la elección por sorteo dificultaría la eficacia. Quienes les critican dicen que con ello pierden democracia, y ellos contestan subrayando la importancia de los plazos: quedan solo meses para las elecciones municipales y autonómicas y un año para las generales. Lo que defienden es que una situación económica y política de emergencia, con los comicios a la vuelta de la esquina y adversarios con ventaja, requiere una dirección con dinámicas de emergencia que garanticen triunfos.
El grupo que apoya la iniciativa “Sumando Podemos” apela ‘al consenso’, mientras que Pablo Iglesias abrió la asamblea con la frase “el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto” y subrayó que si su propuesta no gana, se echará a un lado. No quiere tener que liderar ni lidiar en modelos organizativos que no comparte.
En los tiempos de descanso de la asamblea, en los pasillos, café en mano, alguna gente defendía que para conquistar hegemonía internamente deberían emplearse métodos distintos a la dialéctica de confrontación que se aplica hacia afuera. De ello se ha seguido hablando después en las redes sociales.
Salvo alguna excepción, las discusiones están siendo abordadas con gran responsabilidad política. Es llamativa la preocupación que hay en determinados sectores de fuera interesados en mantener el statu quo y que estos días han buscado sin éxito modos de desprestigiar lo que es un proceso político inédito que atrae a mucha gente.
El día 26 termina la votación de las propuestas dentro de Podemos, el 27 se conocerá el resultado y en noviembre se elegirá a los candidatos. Se podrá entonces abordar lo más urgente: la batalla contra los responsables de la estafa política y financiera, la lucha por recuperar los espacios arrebatados a la ciudadanía. Hay mucho en juego.
El cielo está ocupado y controlado por fondos de inversión, por los paraísos fiscales, por corruptos, por quienes rescatan los bancos mientras echan a la gente de sus casas. Las libertades y los derechos no llegan sin más, se conquistan. Y, como demuestra la historia, el cielo no lo regalan: hay que tomarlo.