Por Rodrigo Escalante.-
En el marco de los diálogos de paz entre el Gobierno Colombiano y la guerrilla de las FARC se vienen gestando una serie de acuerdos para la terminación del conflicto armado y el cese de hostilidades hacía la población civil. En dichas rondas de negociaciones que se desarrollan en Cuba con el grupo guerrillero se ha logrado llegar a varios puntos en común que han posibilitado que el proceso avance de manera satisfactoria, pero se está relegando a un lado el reclutamiento de menores de edad en las filas de las FARC, ya que no es un secreto que este grupo subversivo viene incorporando a muchos niños para reforzar su estructura de combate y de paso, fortalecerse militarmente.
Según informan organizaciones de Derechos Humanos en Colombia, las FARC utiliza a los niños para aumentar sus unidades de combate, en pleno proceso de paz. Esta situación es muy preocupante ya que la utilización de menores en la guerra es una clara violación al Derecho Internacional Humanitario y un retroceso en materia judicial para el país. Es poco lo que el gobierno Colombiano ha avanzado para hacer que muchos niños se libren de este flagelo y no sigan perteneciendo a estos grupos subversivos, pues según las Naciones Unidas, cada año aumenta de manera considerable el número de menores en este grupo armado.
No hay cifras exactas de cuántos niños hacen parte del grupo guerrillero, pero se estima un aproximado de 9000 menores. De esta cifra, el 57% son niños, mientras que el 43% son niñas. Muchos de ellos han sido víctimas de violencia sexual, mutilaciones y ataques a escuelas. Las FARC utilizan a los niños para fabricar y colocar minas terrestres, prestar seguridad, comprar medicinas y realizar labores de inteligencia». También ha habido casos en que las FARC utilizan a los niños para transportar explosivos de un lugar a otro.
No obstante, tanto el Gobierno Colombiano como las FARC no deben pasar por alto que a los menores de edad que han sido víctimas del conflicto también merecen hacer parte de los acuerdos que están construyendo desde la Habana y no desconocer la compleja realidad en la que se encuentran inmersos, pues de hacerlo, se estaría desconociendo a los niños como víctimas directas dentro del conflicto interno que se vive. De hecho, desde la sociedad civil se le está exigiendo a las FARC como condición para el proceso de paz, que devuelvan a los niños que hacen parte de su organización y que han estado ocultos por muchos años.
Aún así, se ha generado avances para proteger los niños como la creación del capítulo de la Ley de víctimas y restitución de tierras referido a la atención de los huérfanos y los niños que han sido víctimas del reclutamiento y las minas antipersonal, así también como los programas de capacitación de las Fuerzas Militares sobre los derechos de los niños y el derecho internacional humanitario. Sin embargo, estos programas no son suficientes para cubrir las necesidades más apremiantes por las que están pasando miles de niños que hacen parte de una guerra desconocida y sin ningún sentido para ellos.