Con los comentarios de Pía Figueroa y de Tomás Hirsch, fue presentado en la Sala Joaquín Edwards Bello del Centro Cultural Estación Mapocho, el libro editado por Virtual Ediciones en su versión en Español, «Café con Silo, la búsqueda del sentido de la vida» del autor inglés Tony Robinson.
Acá transcribimos las palabras que en la ocasión pronunciara el humanista Tomás Hirsch:
«Agradezco a Tony por haberme invitado a presentar su libro y por permitirme escribir el prólogo a la edición en español, texto que utilizaré de base para esta presentación.
¿Es este libro la historia de Tony? Lo es. Es profundamente biográfico, en tanto relata la vida de un joven inglés llamado Tony Robinson, nacido en una pequeña isla inglesa, paraíso fiscal, que en su época universitaria se encuentra con el siloismo y a partir de ese momento reorienta su vida hacia la humanización de la Tierra, divulgando, difundiendo y haciendo crecer el humanismo en diversos países y continentes. Es la historia del inagotable intento por construir un mundo mejor al tiempo que va avanzando en la superación de su propio sufrimiento y contradicciones, en dirección hacia la coherencia y la unidad interna. Si. Esta es la historia de Tony.
¿O es la historia de Silo y su proyecto? Lo es. De un modo profundamente existencial, honesto y al mismo tiempo ágil y preciso se nos presenta el proyecto de Silo, su Doctrina, su Obra. Silo, “El Maestro de nuestro tiempo” como lo llama magistralmente Pía Figueroa en su reciente escrito, o “El Sabio de los Andes” como lo nombra el cineasta canadiense Daniel Zuckerbrot en su premiado documental sobre este hombre aún poco conocido, que nació, vivió y murió en la apacible provincia de Mendoza pero que llegó hasta los confines del planeta con su propuesta de transformación personal y social simultanea. Silo, líder de una secta atroz, como lo denominó la violenta “contra” desatada primero desde los sectores más conservadores de la sociedad chilena y luego curiosamente replicada por algunas izquierdas europeas, sobre todo de Francia y Alemania aunque también en Inglaterra, como bien se nos relata en el libro. Silo, perseguido y apresado reiteradamente por la dictadura argentina, Doctor Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia, autor de innumerables libros reunidos en sus Obras Completas, precursor de una nueva Psicología, y sobre todo Guía espiritual para miles en el mundo entero, está presente en cada página de
este escrito. Si, éste es el relato del proyecto impulsado por Silo y que continúa hoy, después de su partida física hace 4 años.
Y es también, y sobre todo, lo que dice su bajada de título: “La búsqueda del Sentido de la vida”. Es el relato de la vida de quienes hemos abrazado el siloismo con la certeza de haber “llegado a casa”, reconociendo en este proyecto aquello que orientaría nuestras búsquedas. De algún modo él habla por cada uno de quienes hemos abrazado éste, el más grande de los proyectos que uno puede abrazar: Humanizar la Tierra. Somos muchos los
que en algún momento hemos sentido un llamado, una búsqueda, diría que una necesidad existencial, de orientar la vida hacia un Sentido que la impulse más allá de nuestras propias necesidades y deseos. Este libro es el relato de ese Propósito que nos ha acompañado, a veces en forma clara y explícita y a veces difusamente, pero siempre empujándonos a continuar la búsqueda. En sus páginas reconocerás tus propias búsquedas e intentos. Verás reflejada tu propia rebeldía frente a la violencia y te emocionarás con tu propia esperanza por construir un mundo más humano. En otras palabras, leyendo sobre su vida, la mirada se vuelca hacia el propio mundo interior.
Recorriendo las páginas del libro volví a Florencia, a la impresionante Internacional Humanista, repleta de banderas naranjas, con miles de siloístas de todo el mundo cantando, abrazándose y fortaleciendo su compromiso de Humanizar la Tierra. Mientras leía caminé nuevamente junto a amigos de tantos países y ciudades por donde pasó la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia. Regresé a las calles de tierra de un África pobre y anhelante de Humanismo. Recordé las encuestas callejeras y los operativos de contacto en Metros y universidades. Reviví cada uno de los Foros Humanistas, en Lisboa, Nueva York, Quito y sobre todo en La Paz, escuchando a Evo Morales declararse Humanista. Rememoré emocionado a Silo hablando en Berlín a los Premios Nobel de la Paz.
Hubo un tiempo en el que estuvimos convencidos que la humanización de la Tierra estaba “a la vuelta de la esquina”. Bastaba solo con dar a conocer este proyecto para que todos se unieran a esta correntada. Nuestra fe era inquebrantable. Nuestra certeza era total. Cuando en 1999 Silo declaró el fracaso de nuestro proyecto, fuimos golpeados en lo más profundo de nuestro impulso existencial… fuimos descubriendo que la cosa no era tan fácil, que el Sistema tiene una inercia mayor a la que creíamos, y si bien hoy seguimos pensando que su colapso es inminente, hemos comprendido que estos procesos no se rigen por los apuros de la propia biografía. Esto ha
frustrado y alejado a algunos, pero a muchos otros, entre los que sin duda está Tony, nada los detiene en su Intento por construir un mundo más humano.
La búsqueda del Sentido de la vida es un camino siempre abierto a nuevas preguntas. Tony y muchos otros somos de los que creemos que ese Sentido se lo encuentra en el equilibrio entre el contacto con lo Profundo y la
decidida acción transformadora en el mundo.
Podría decir mucho más, pero la invitación es muy precisa:
En primer lugar, leer el libro.
En segundo lugar, considerar lo siguiente: Silo ya no está. Nos acompaña su recuerdo y su inspiración. Y nos dejó este maravilloso proyecto para ser aportado al mundo. Tony con su libro y sobre todo con su acción nos muestra
que los caminos de humanización siguen abiertos y que no podemos quedarnos en casa habiendo tanto por hacer. Es tanto lo que hay por hacer.
El mundo está más necesitado que nunca de Humanismo.
Gracias Tony. Gracias Silo.