Una elección en Brasil, siempre es importante por la envergadura de su economía, su enorme población, sus posibilidades, sus problemas, y el papel que juega en la región. Este último aspecto, que se ha mantenido a lo largo de los últimos 12 años como una política de Estado, es el que aparece ahora en el centro del debate cuando faltan días para la segunda ronda de votación para elegir presidente y vice de ese país. El ataque de los sectores neoliberales contra la inserción de Brasil en Latinoamérica y el liderazgo de los países emergentes (Brics) -postura de Dilma Rousseff- y el retroceso a la dependencia y la subordinación a la política internacional que establecen desde los Estados Unidos de Norteamérica -postura de Aécio Neves- tiene tanta importancia para Brasil como para los países de la zona.

El domingo 19, en una nota publicada por el diario argentino Página 12, el Consejero para Asuntos Internacionales durante los últimos 12 años, Marco Aurelio García, se refirió a este punto: “Aécio se ha calzado el traje del anticomunismo clásico al hablar de las relaciones de Brasil con Cuba”. Dejando de lado la antigüedad del cuestionamiento, Marco Aurelio abunda:”… Hizo un movimiento doble; primero intentó ganarse a la gente de derecha que siempre está contra Cuba y luego trató de tergiversar las negociaciones para la construcción del puerto de Mariel. Dilma le contestó con una explicación muy correcta, diciendo que lo que hizo Brasil fue exportar servicios a Cuba en una negociación en la que las dos partes ganan.” Luego MAG recordó que “la aproximación con Cuba comenzó durante el gobierno del ex presidente (José) Sarney (1985-1990) y continuó con (Fernando Henrique) Cardoso. Es cierto que durante el gobierno de Cardoso no había una gran atracción, pero hubo una aproximación.”

Aunque Aécio ha quedado fijado en el tiempo de la guerra fría no se puede creer que realmente piense de ese modo sino que es parte de una argumentación pobre en contenidos que busca asustar a quienes tienen  “saudade del servilismo” y quieren el regreso a un oscuro pasado de violaciones a los Derechos Humanos.

Respecto a la crisis mundial que enmarca lo que sucede en el mundo desde 2008, es evidente que los gobiernos progresistas de la región no la sienten tanto como los europeos, aunque  haya disminuido el ritmo del crecimiento económico. Refiriéndose a Brasil y a la acción de los gobiernos del Partido de los Trabajadores, MAG expone una verdad aplicable a la región: “Brasil está enfrentando esa crisis sin afectar el empleo ni los ingresos de los trabajadores. Esto fue dicho ante la ONU 15 días después de que la FAO retiró a Brasil del mapa del hambre.”
Con la autoridad que le da su experiencia en el cargo, el Consejero pronostica: “A partir de 2015 Brasil ingresará en un ciclo de expansión económica, no tenga dudas, debido al petróleo encontrado y Brasil no puede responder a toda la demanda que esto plantea. Ya solicitamos barcos argentinos y habrá una demanda impresionante de varios sectores. A partir de 2015 y 2016 serán concluidas carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos en nuestro país, y todo esto creará un dinamismo que puede irradiarse hacia los países de la región.”

En Latinoamérica no hay una revolución en marcha. El capitalismo sigue vigente en todos los países -solo un cazafantasmas puede hablar de comunismo en Brasil-  pero sí podemos avizorar un proceso de integración social que está creando mejores condiciones de vida para los ciudadanos y esto es valioso como etapa inicial de transformaciones a escala humana. Sabemos las limitaciones de las “mejoras” que se producen dentro del sistema capitalista y su precariedad ante la posibilidad de un gobierno de signo opuesto, cosa que en algún momento se produce. No obstante pensamos que -mientras se construye una alternativa anticapitalista que renuncie a la violencia como metodología- hay que apoyar -críticamente-  a los gobiernos que procuran la inclusión social y trabajan por la integración latinoamericana.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-257853-2014-10-19.html