P: Margarita, ¿qué estas preparando en este momento en tu actividad artística?
M: El 17 de octubre haremos un recital en el Teatro Sucre. Será un repertorio apasionado, donde el tema transversal es la ausencia, la despedida, la muerte. Se llama “Amor, rencor y regreso, canciones para morirse”.
Tratamos de hacer siempre un montaje importante al año, que tenga vinculación de repertorios antiguos y nuevos; repertorios de un corte tradicional y menos tradicional. Lo hemos preparado con un elenco precioso de músicos. Para mi ha sido siempre importante valorar al músico, al mago que está dotado con una condición especial para ofrecer a los otros, para regalar, para acompañar; son músicos de primera línea y esto es un motivo de orgullo para mi. Queremos hacer un recorrido por distintos sitios con este montaje. Ya veremos cómo.
Por otra parte, estamos produciendo también para grabar y espero que se concrete en un CD porque no se trata de un hit sino de un acopio, una suma, una propuesta que incluye autores clásicos y también autores contemporáneos; música ecuatoriana y de muchos otros lugares, porque es importante mostrar la música, las canciones universales, que tratan temas que nos cruzan a todos y todas.
Yo escribo y trabajo con las palabras y digo que cuando canto siempre estoy trabajando lo literario. Estamos trabajando también un poema de César Vallejo, acompañado del cajón y hemos incluido canciones muy populares que han sonado en la rocola y que estremecen a los públicos de todo el callejón interandino y más allá.
P: ¿Por qué te sumas a la Campaña del Día Mundial por la No Violencia?
M: Porque todos los días amanecemos con la esperanza de vencer la violencia, esto que nos llena de rabia y rencor. Hay muchas razones para el enojo en nuestro entorno. Toda la desigualdad social, el irrespeto, la falta de reconocimiento del otro, pero lo que realmente nos debe alertar es la indolencia. La indolencia es una forma muy silenciosa de la violencia y creo que la alienta, la permite. Sumarme a la campaña es una manera de decir que puede ser posible tener un entorno más amable, menos violento, no-violento.
P: ¿Cómo imaginas un mundo sin violencia?
M: Es un mundo regido por mujeres bravísimas (risas). Vivimos muchas desigualdades, pero creo que una de las que atraviesa la humanidad de una manera muy dolorosa es la desigualdad de géneros, donde lo valiente se confunde con débil.
Creo que tendríamos un mundo mejor si las mujeres nos defendiéramos más a nosotras mismas, defendiéramos más los frutos de nuestro amor. Si desplegáramos más nuestra inmensa capacidad de crear, construir, comandar, liderar bondadosamente y de ver un horizonte más vivo.