Escrito por: Baher Kamal
Cuando la mayoría de los occidentales piensan en el budismo, imaginan hombres panzones y sonrientes, así como frases inspiradoras a lo Phil Jackson. «Neonazis budistas» parece una contradicción de términos, pero en Birmania está creciendo ferozmente un sentimiento antimusulmán. Extremistas budistas atacan a musulmanes y queman sus casas y mezquitas: una situación ignorada hasta que Anonymous lanzó una campaña en Twitter para denunciar el genocidio del pueblo Rohingya, musulmanes oficialmente apátridas que, según muchos, podrían ser masacrados si el mundo no reacciona.
Según el Dr. Muang Zarni, activista birmano de los derechos humanos e investigador de la London School of Economics, gran parte de la responsabilidad de la situación actual en Birmania se atribuye a la banda 969, organización neo-nazi de instigación al odio racial que utiliza tácticas hitlerianas para «purificar» el país mediante la eliminación de los musulmanes. En su opinión, también es uno de los movimientos que está creciendo más rápidamente.
Hablé con el Dr. Zarni para averiguar lo que está pasando en Birmania y cómo es posible que un budista sea nazi.
VICE: ¿Quiénes son los 969 y qué significa este número?
Dr. Muang Zarni: Los líderes del grupo 969 son birmanos vestidos como monjes. Es muy difícil considerarlos verdaderamente como monjes, dado que transmiten un mensaje de odio anti-musulmán y de islamofobia, incompatible con la bondad universal budista. El número 969 significa tres cosas: 9 alude a los atributos especiales del Buda (el fundador de la religión), el 6 se refiere a las enseñanzas del dharma, y el último 9 a las características o atributos especiales de los monjes.
Usted describió al grupo 969 como “el movimiento neo-nazi de nacionalistas ‘budistas’ que está creciendo más rápidamente en Birmania”. ¿Qué los convierte en neonazis, y por qué se meten con los musulmanes?
Puedo utilizar el término neo-nazi porque tienen un propósito genocida: todos los musulmanes en Birmania (incluidos los birmanos étnicos) son considerados sanguijuelas, al igual que fueron considerados los judíos en el Tercer Reich dominado por los nazis. Hay un paralelo entre lo que vimos en la Alemania nazi y lo que está sucediendo hoy en Birmania. El movimiento 969 y sus líderes incitan a los musulmanes a atacar no solo a los rohingyas de la parte occidental del país (descritos incorrectamente como inmigrantes ilegales de Bangladesh), sino a todos los musulmanes. Los budistas que tratan de ayudarlos o compran en tiendas de musulmanes, son golpeados, amenazados o excluidos por otros budistas.
Los militares están involucrados en este movimiento. En el mejor de los casos, las autoridades militares toleran su mensaje de odio; en el peor – y creo que es así – algunos elementos los apoyan de manera pasiva. Durante los últimos cincuenta años, desde que tomaron el poder, los militares delegaron a varias organizaciones dentro de las comunidades birmanas, a incitar a la violencia contra grupos bien definidos: los primeros fueron los disidentes; luego, los chinos, y ahora son los musulmanes .
¿Qué puede ganar el gobierno birmano a través de esta violencia?
En mi opinión hay tres objetivos. En primer lugar, los líderes militares han reemplazado el uniforme con ropas de civil, pero su actitud autoritaria y dictatorial no ha cambiado. Están obsesionados por la seguridad y algunos de ellos creen que las reformas actuales son excesivas. Quieren frenar y limitar el proceso de reformas para crear una sensación de inseguridad social, y así usar la situación de inestabilidad para poder decir: «La gente no tiene madurez suficiente para la libertad de expresión, de movimiento u organización, así que tenemos que manejar la situación para asegurar el orden y evitar que se maten unos a otros «.
En segundo lugar, el año pasado, cuando comenzó estas olas de violencia contra los musulmanes Rohingya, los militares y su partido político se encontraban en grandes dificultades debido a la dura derrota electoral. Pocos meses después de la derrota decidieron crear un poderoso y difuso sentimiento anti-musulmán en el país. Ahora Aun Sang Suu Kyi se encuentra en una situación difícil, ya que solo puede utilizar el lenguaje de los derechos humanos y la democracia, que no es tan poderoso como la ideología defendida por los militares y por estos monjes neonazis. Cuando se trata de oponerse a este tipo de movimiento religioso anormal, el lenguaje de los derechos humanos nunca es suficiente.
En tercer lugar, creo que los militares no están dejando nada al azar. En 2015 se esperan nuevas elecciones y ellos quieren tener un nuevo movimiento político de oposición al partido de Aung Sang Suu Kyi. Como resultado, el grupo neonazi 969 es el movimiento más popular en el país.
En un video subido a YouTube se muestra a Wirathu, uno de los líderes del grupo 969, en el que él dice que los musulmanes se están apropiando del país y destruyendo el modo de vida budista. ¿Este punto de vista está muy extendido solo en los círculos extremistas, o también entre los ciudadanos comunes?
La reacción es una mezcla de ambas. Nosotros los birmanos tendemos a tener prejuicios contra las personas de piel más oscura. Es una actitud típica de los países del Lejano Oriente o el Asia sudoriental, donde la piel más clara se considera más prestigiosa y deseable. El movimiento 969 se aprovecha de los prejuicios históricos y culturales de nuestra sociedad hacia las personas con piel más oscura.
Por otra parte, en el país más pobre del Sur Este de Asia, el lenguaje del nacionalismo económico utilizado por grupos neonazis, tiene gran efecto. Les dicen a las personas que son pobres porque las «sanguijuelas islámicas» toman sus riquezas.
¿Qué papel pueden cumplir los gobiernos occidentales en esta situación?
Birmania es un país clave en la nueva política exterior de Obama, que intenta equilibrar los intereses y el poder de los americanos. Se encuentra entre dos grandes potencias, India y China, y también está cerca de Tailandia, es decir, un punto estratégico de los Estados Unidos para cada operación de los servicios diplomáticos, económicos y de inteligencia en el sudeste de Asia.
Las empresas estadounidenses y europeas están buscando nuevos mercados para salir de su declive económico y Birmania tiene enormes recursos de petróleo, gas, uranio y madera. No pinta nada bien el nuevo socio de negocios en un mercado emergente, tratándose de un país en el que se está practicando el genocidio.
Si Occidente calificara de genocidio lo que está ocurriendo en Birmania, la comunidad internacional requeriría una intervención y pediría que los responsables sean llevados ante la justicia. Así que creo que la comunidad internacional está utilizando una mano ligera con los militares birmanos.
Para obtener más información sobre la violencia étnica en Birmania:
The Rohingya Movement, as Seen by a Journalist in Burma
Anonymous Taught Twitter About the Rohingya Genocide
Screwdriver’s and Slingshots: Inside Burma’s Erupting Sectarian Strife
* Maung Zarni, investigador de la Universidad de Malasia, es miembro de la Red TRANSCEND para la Paz, el Desarrollo y el Medio Ambiente, fundador y director de la Coalición Birmania Libre (1995-2004) y un investigador visitante (2011-13) en la Sociedad Civil y Unidad de Investigación de Seguridad Humana, Departamento de Desarrollo Internacional, London School of Economics. Su próximo libro sobre Birmania será publicado por Yale University Press. Estudió en los Estados Unidos, donde vivió y trabajó durante 17 años. Su sitio web es http://www.maungzarni.com/. Este artículo se ha tomado de TRANSCEND Media Service. Original: vice.com
Leer también:
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Burma — Plight of 800,000 Muslim Rohingya Worsened
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Burma: UN ‘Alarmed’ at Violence, Calls for Access to Displaced People in Rakhine
Burma: Hundreds of Homes Razed in Rohingya Muslim Area – Satellite Imagery
End Endemic Discrimination against Muslim Community – UN to Burma
Burma – More Violence in Muslim Rakhine State, UN Calls for Urgent Action
Mounting, Uncontrolled Violence against 800,000 Muslims in Burma
2014 Human Wrongs Watch
Traducción de : Fernando Torres Morán