Por Khaled Alashqar

GAZA, 8 sep 2014 (IPS) – “Cuando empezó el bombardeo” de Israel, “reuní a la familia y nos fuimos a lo que pensé era un lugar seguro, una escuela, pero entonces se superpobló y le faltaba saneamiento, así que terminamos en los terrenos del hospital”, contó Islam Abu Sheira, un refugiado oriundo de Beit Hanoun, una ciudad en el extremo nororiental de la Franja de Gaza.

Islam habló con IPS frente a lo que es el “hogar” improvisado de su familia en el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza, desde hace dos meses. Sus ojos se empañaron al recordar su casa destruida por la guerra que comenzó el 8 de julio y sus esfuerzos por encontrar un refugio seguro para todos.

«No encontré ningún lugar seguro para refugiarnos salvo el hospital Al Shifa. Junto con nuestros siete hijos huimos al terreno del hospital y dormimos la primera noche bajo los árboles para escapar de los misiles israelíes que estaban destruyendo zonas enteras, matando a familias enteras”: Islam Abu Sheira.

Mayor de 40 años, Islam describió la odisea que vivió la familia después de que los 50 días de bombardeos israelíes los dejaron sin hogar.

Primero buscaron refugio en una escuela dirigida por la UNRWA, la agencia de ayuda y desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los refugiados palestinos, pero el hacinamiento y las malas condiciones sanitarias los obligaron a trasladarse.

“No encontré ningún lugar seguro para refugiarnos salvo en el hospital Al Shifa. Junto con nuestros siete hijos huimos al terreno del hospital y dormimos la primera noche bajo los árboles para escapar de los misiles israelíes que estaban destruyendo zonas enteras, matando a familias enteras”, dijo Islam.

“Durante la guerra, lo único que buscábamos era un lugar que pudiera protegernos de los bombardeos”, añadió.

Islam y su familia perdieron sus pertenencias y, por el momento, sus posibilidades de vivir una vida digna. La mayoría de los refugiados en la Franja de Gaza tuvieron que abandonar sus casas con tanta prisa que no tuvieron tiempo de llevarse nada.

“Simplemente no tenemos los medios para subsistir y mis hijos duermen todas las noches en el suelo. Ni siquiera tenemos una manta para cubrirlos”, se lamentó Islam. “Vivimos una vida primitiva desde que huimos de casa, ni siquiera pudimos llevarnos la ropa necesaria”, dijo.

A medida que aumentaba la cantidad de personas que huían de los bombardeos, también se complicaba encontrarles refugio. Las escuelas hicieron todo lo posible, pero no podían satisfacer las necesidades básicas y les faltaban suministros médicos, y alojaban a cuatro o cinco personas, si no más, en cada aula.

Jamila Saad, una mujer que se dedica a cuidar a sus 12 familiares y que también huyó a una de las escuelas de la UNRWA, contó su experiencia a IPS.

“La escuela recibía cada vez más refugiados, y nosotros y las demás familias de refugiados compartíamos un baño. Necesitamos una vida mejor para nuestros hijos y esperamos que pronto reconstruyan nuestra casa para empezar de nuevo”, dijo.

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Familias palestinas que perdieron sus viviendas por los bombardeos israelíes en Gaza se refugian en una escuela de la ONU. Crédito: Khaled Alashqar/IPS

La difícil situación que experimentan los miles de refugiados palestinos en las escuelas y en otros centros de acogida hizo que la mayoría de las organizaciones humanitarias internacionales enviaran su ayuda, pero esta no es la solución definitiva para su sufrimiento.

El nuevo gobierno palestino tiene la enorme responsabilidad de atender y proteger a las familias de refugiados y de implementar los programas de reconstrucción de Gaza que, con la ayuda de la Unión Europea y los Estados donantes, se adoptaron de conformidad con el acuerdo de cese al fuego mediado en El Cairo entre Israel y el movimiento islamista Hamás.

“La destrucción de casas y centros económicos es descomunal, y la población de Gaza vive en una situación difícil, por lo que estamos trabajando mucho para mejorar las condiciones de vida”, declaró Mufid al Hasayna, el ministro de Obras Públicas y Vivienda del nuevo gobierno de unidad palestino.

“Estamos trabajando… para iniciar la reconstrucción de la Franja de Gaza y reconstruir las casas destruidas”, añadió en diálogo con IPS.

Al Hasayna cree que el panorama poco claro que tienen los gazatíes sobre su futuro tras la guerra y el temor constante de nuevos ataques de las fuerzas de ocupación israelíes agrava la situación.

“La guerra de 50 días de la ocupación israelí redujo el acceso de la población al agua y a la comida y amenazó la seguridad de la gente, mientras que el bombardeo de torres residenciales que albergaban a decenas de familias causó un grave impacto en la población civil”, evaluó Amjad Shawa, director de la Red Palestina de ONG.

Según Shawa, la situación de la vivienda es peor ahora porque, incluso antes de la operación militar que Israel llama “Margen Protector”, la Franja de Gaza ya padecía un déficit de 70.000 unidades de vivienda que quedaron destruidas tras las guerras de 2009 y 2012.

“Después de las dos guerras no se llevaron a cabo los proyectos de viviendas previstos para reconstruir la infraestructura, y el déficit… alcanzó un estado que pone a la población en una situación de verdadero desastre”, expresó Shawa a IPS.

Shawa reclamó a la Autoridad Nacional Palestina que forme un organismo independiente, integrado por organizaciones de la sociedad civil, para crear un plan de reconstrucción de la Franja de Gaza.

Un estudio de la Oficina Central de Estadísticas Palestina (OCEP) señaló que en junio de 2014 vivían 1.760.000 personas en la Franja de Gaza, en una zona costera que se extiende a lo largo del mar Mediterráneo y que cubre aproximadamente 365 kilómetros cuadrados, con un ancho máximo de 12 kilómetros.

La OCEP cree que la superficie estrecha de la Franja de Gaza y la elevada población contribuyeron con que el territorio sea una de las zonas más densamente pobladas del mundo, con 2.744 habitantes por kilómetro cuadrado.

Según los expertos, eso significa que los alimentos, la salud y la educación deberían ser las principales prioridades de desarrollo de los gobernantes en el futuro.

Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga