Hace un año, nuestro mundo cambió para siempre. A sus abuelos, a sus papás, a sus tíos, a sus hermanitos, a su padrino, a su mejor amigo, a nuestra asamblea, a nuestra redacción, a nuestra placita y a nuestro barrio, como a Kevin, nos pudieron matar y volver a matar. Pero ni a él, ni a nosotros, nos van a poder callar.
Hace un año que todos somos Kevin
- Buenos Aires -