CAS Madrid valora que es una irresponsabilidad la decisión del Gobierno de repatriar a un enfermo contagiado por el virus del Ébola por las siguientes razones:
En primer lugar porque esa persona no va a recibir aquí cuidados paliativos – los únicos posibles según se reconoce oficialmente- que no pudiera recibir en Liberia. La medida lógica hubiera sido implicarse en la lucha contra la epidemia, enviando a la zona ayuda humanitaria a través de los equipos médicos necesarios (hospitales, laboratorios de campaña, etc.) para asegurar la correcta atención no solo del enfermo de nacionalidad española, sino de los de otras nacionalidades. Es decir, reforzar los recursos sanitarios del país y no dejar abandonados a los infectados de otras nacionalidades, como está ocurriendo.
En segundo lugar, ante la naturaleza altamente contagiosa y muy letal de la cepa Ébola-Zaire, responsable de la actual epidemia, importar de forma premeditada lo que ya es el primer caso de la enfermedad en el Estado español (y en Europa), somete a un riesgo absolutamente injustificado a las trabajadoras y trabajadores del Hospital Carlos III y en general, a toda la población.
En tercer lugar, el traslado del enfermo ha puesto en evidencia la insensatez de las decisiones tomadas por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid al cerrar las instalaciones que hacían del Hospital Carlos III el centro de referencia a nivel estatal para alertas de pandemias. Se le convirtió en un hospital para enfermos crónicos (en el que no existe actualmente UVI para tratar al paciente en caso de que empeore), que es lo que era hasta ayer mismo. La injustificable decisión tiene (como en el caso del Hospital de La Princesa) una explicación: atender en la sanidad pública a los enfermos que la privada considera “no rentables”. Hoy comprobamos que todo ello se hizo a costa de desmantelar instalaciones únicas y de desperdiciar a un personal altamente capacitado, indispensables en casos como éste.