Por Alejandro Viovy.-

Se refirió a Estados Unidos como un estado terrorista, escupió al suelo cuando mencionó a Augusto Pinochet e hizo un llamado para que los estudiantes exigieran en su mallas curriculares clases de “amor y compasión”. A sus 69 años Patch Adams dice sentirse en el mejor momento de su vida, con una energía rehabilitadora y la convicción de seguir luchando por transformar la sociedad actual hacia una más humana.

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La capacidad del aula magna de la Facultad de medicina de la Universidad de Chile no dio abasto para quienes querían escuchar al “payaso doctor”. Muchos debieron incluso sentarse en el mismo escenario.

«The human touch… hacia una medicina más humanizada», así se tituló la charla del mítico doctor que recorre el mundo regalando sonrisas y experiencias trascendentes, quien esta vez centró sus críticas hacia a la deshumanización de la profesión y a los sistemas de salud basados en el dinero.

“Los médicos en mi país dan una atención promedio 7,8 minutos por paciente. Yo me pregunto ¿Para qué te dedicas tanto tiempo a estudiar tantas cosas si a tus pacientes les dedicas solo 7,8 minutos de tu tiempo?”, reflexionó Adams ante un auditorio que se puso de pie para aplaudirlo.

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El espíritu revolucionario y no violento de Patch Adams se comenzó a forjar en la década de los 60’ con el movimiento por los derechos civiles de la población negra. Para él, estar presente en el discurso de Martin Luther King fue un momento clave en su vida para reorientar el sentido de la existencia y direccionar sus acciones hacia los demás. “Quería un trabajo vinculado al amor, porque yo sabía que las cosas que quería cambiar se debían a la falta de amor. Quería hacer la revolución. Y se me ocurrió que ser médico podría ser un trabajo adecuado”.

Para Patch no existen las enfermedades, “la única enfermedad es el capitalismo” dijo con cierta ironía. En Estados Unidos “la atención médica es uno de los negocios más sucios y codiciosos de todos. El sistema de seguro médico es horrible y controla la forma en que se practica la medicina”.

En la década de los 70’ instaló un hospital gratuito y sin financiamiento junto a amigos de distintas disciplinas. Mientras relataba su proyecto recordó a Augusto Pinochet, lo mencionó, escupió al suelo, y pidió disculpas por el accionar de su país al colaborar con el golpe de estado y la instauración del sistema económico que según él “es lo peor que le ha pasado a la humanidad”.

Adams preguntó: ¿Qué levanten la mano el que quiera clases de amor y compasión? Todo el auditorio rio y la levantó. “Mientras estudié medicina nunca me dieron una charla sobre el bienestar, ninguna sobre deporte, ninguna sola charla sobre el amor, la cosa más importante de la vida, nada sobre la compasión” afirmó el médico estadunidense. Patch incentivó a los estudiantes para que se organizaran y le pidieran a los académicos cambiar la malla curricular para incluir estos contenidos en las asignaturas.

Tras dos horas de una emotiva conferencia le dio la posibilidad a la gente que le hiciera preguntas.

Una niña pidió la palabra para comentar acerca de los problemas que tiene para vivir con depresión endógena. Mientras hablaba se puso a llorar, pero no de pena, sino de emoción.

Hace 10 años atrás le envió una carta a Patch Adams para que guiara su vida hacia el tránsito del bienestar. A la semana siguiente se la respondió. Y al año, Patch le envió de regalo un libro. Durante todo este tiempo se comunicaron vía cartas. La niña subió al escenario y como agradecimiento le obsequió un muñeco de lana hecho por ella. Se dieron un abrazo conmovedor.

La emoción se apoderó de los asistentes.

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La vida del “payaso doctor” es un ejemplo de compromiso con el amor; el componente esencial para el cambio personal y social. Reír es un acto muy sencillo y a la vez revolucionario porque es alegre y transformador.

Patch incitó al público que para conseguir los sueños hay que ser rebeldes ante la injusticia, y que con alegría y pasión las ideas siempre trascenderán este espacio y tiempo porque en un futuro serán otros los que continúen pavimentando este camino.