Por Silvia Font.-
El humorista político y showman más famoso de Egipto, considerado el Jon Stuart del mundo árabe, reivindica la sátira como “uno de los muy pocos antídotos” para combatir el miedo impuesto por los gobiernos.
“Éramos demasiado grandes para que nos dejaran continuar, pero para el momento en que nos vetaron el cambio ya estaba hecho”.
Ha pasado un mes desde que Bassem Youssef, dejara a su millonaria masa de fans con la sonrisa congelada al anunciar en rueda de prensa que “El Bernameg” dejaba de emitirse definitivamente –apenas unos días tras la elección de Abdel Fattah el-Sisi como Nuevo presidente de Egipto. Hasta que “las cosas se calmen” y sea el momento de poner en marcha otros proyectos que tiene en mente, disfruta de su “jubilación” y no le queda más remedio que utilizar su ácido humor en eventos internacionales donde es presentado como el inventor de la sátira política en Egipto, aunque él no se reconozca en ese papel.
Le bastan unos segundos para ganarse a la multitudinaria audiencia que asiste a la Deutsche Welle Global Media Forum en el World Conference Center de Bonn haciéndola carcajear nada más tomar el micrófono. Pero esta vez Youssef no viene a hacer su show político, sino a reivindicar el valor del humor como “arma para diseccionar las mentiras y la retórica” que utilizan los gobiernos para controlar a la gente.
“Nunca nos hemos considerado defensores de libertades o activistas políticos, solo gente normal que no compra propaganda”. Por eso, este cirujano cardiotorácico de profesión decidió crear un medio distinto, usando la sátira política, que respetara a la gente y combatiera “la falta de libertad informativa y las mentiras que plagan la mayoría de los medios de comunicación en el país”.
Miedo, Propaganda, Fascismo.
Youssef describe el miedo como “el arma más efectiva” del fascismo, contra los derechos humanos y, tal vez, “el mayor movilizador de masas jamás visto”, utilizado como herramienta de control a lo largo de la historia y convertido en el “arma preferida por los estados ya sean estos democráticos, autoritarios, religiosos o grupos terroristas”. Pero la sátira y la comedia, continúa, pueden ser “uno de los muy pocos antídotos contra ese miedo. Libera la mente, permite juzgar libremente y es por ello que se convierte en una amenaza” continua.
“Por eso quienes utilizan la sátira son alienados, marginalizados o incluso amedrentados”, denuncia Youssef, quien insiste en no poner nombre a quién está detrás de su marcha –pese a que todos los dedos señalan bien al entorno del presidente y el ejército egipcios, bien a las presiones sobre la cadena emisora de origen saudí MBC por parte de su propio gobierno.
“El miedo es insostenible, no puede crear naciones, solo destruye”
Desde que Al-Sissi tomó el poder, Egipto viene experimentando una oleada de nacionalismo en los medios de comunicación, permitiendo poco o ningún espacio para la crítica, ya sea contra el ejército, el gobierno o la propia figura del electo presidente. El mediático humorista se convirtió en diana habitual de acusaciones y denuncias por parte de los seguidores del militar. Las interrupciones de emisión forzadas, las presiones y el miedo por su propia seguridad y la de su equipo, les llevaron el pasado junio a tomar la decisión de abandonar indefinidamente.
“El miedo vende, el miedo funciona, el miedo gana” y ‘El Bernameg’ no es ni mucho menos la única víctima que se cobra la censura impuesta por Al-Sisi. Desde la destitución de Mohamed Morsi, el gobierno militar del nuevo presidente –que celebra este 3 de julio su primer aniversario, y que ya ha sido denominado por la oposición islamista como “el día de la ira”—, ha intensificado férreamente la persecución contra periodistas y activistas pro-democracia en redes sociales, incluso contra medios extranjeros –tres periodistas de Al-Jazeera fueron condenados la semana pasada con penas de entre 7 y 10 años de cárcel, que se suman a los otros 14 encarcelados desde el pasado julio.
“Éramos demasiado grandes para que nos dejaran seguir”
Insiste en no atribuirse los honores de haber ayudado a los egipcios a entender mejor el humor o incluso su relevancia dentro de los medios de información y niega que su show fuese responsable de la destitución del régimen de los Hermanos Musulmanes. “Su destitución significa que eran débiles, no que nuestro programa fuese fuerte”.
“Lo que hicimos fue introducir un nuevo formato, y a la gente le gustó. Si hemos contribuido a algo, es al cambio experimentado en el panorama mediático de Egipto”. En su opinión poner “tanta responsabilidad en un programa de humor que se emite una vez a la semana” no son más que excusas para ocultar las debilidades de otros y señala que “tal vez el fracaso de la primavera árabe sea lo que ha llevado a la extinción del programa”, no a la inversa.
Considera ‘El Benareg’ precisamente como una más de las manifestaciones resultado de esa primavera de movilizaciones, pero que sin embargo acabó convirtiéndose en algo “demasiado grande” como para permitir que el programa siguiera en el aire. Sin embargo, “para cuando el programa fue vetado, el cambio ya se había producido”. Hoy existe una generación de jóvenes egipcios que cada día hacen uso de las redes sociales para “combatir el miedo, las intimidaciones y el engaño de los medios de comunicación”, apunta.
Por ello, tal y como insiste desde hace semanas ante la misma pregunta: no tendría sentido seguir con la emisión desde el extranjero. No han sido pocas las ofertas por parte de diversas cadenas extranjeras, pero “sacar el show fuera de El Cairo le haría perder credibilidad”.
Un youtuber que revolucionó Egipto
Mientras en la primavera de 2011 la revolución social más mediática de la historia en el mundo árabe parecía desaparecer de las calles de El Cairo, otra revolución igual de mediática e igual de social comenzaba a fraguarse en una pequeña habitación del apartamento de un joven cardiólogo cairota. Tan sólo un escritorio y una cámara de video bastaron a Bassem Youssef para convertirse en apenas unos cuantos episodios en el Jon Stewart árabe.
Utilizando simples editores de video, selfies y unos cuantos efectos de sonido, Youssef colgaba el 8 de marzo de 2011 en su perfil de Youtube el primer episodio del que se convertiría en la primera producción de video exclusivamente para Internet en Egipto. En apenas dos meses con tan solo siete episodios emitidos su canal registraba cinco millones de visitas, todo ello en un país “donde la penetración de Internet era de menos el 20 por ciento, y con 50.000 visitas un videos ya considerado viral”, apunta el propio showman, consciente de haber logrado algo inédito en su país.
Y tras el fenómeno en Internet vino el salto a la televisión, “haciendo mucho ruido”, reuniendo semanalmente a millones de egipcios en torno a la pequeña pantalla, ya fuese en casa o abarrotando los cafés por todo el país. La fama internacional llegó en 2012 cuando el propio Jon Stewart le invitó a su estudio de Los Ángeles para participar en directo en The Daily Show, el late night que inspiró al Doctor Youssef, pero 2013 fue su año, llegando a ser incluido en el afamado ránking de la revista estadounidense ‘TIMES’ como una de las 100 personas más influyentes en el mundo.
Con o sin show, hoy Bassem Youssef es ya una estrella mediática internacional; de trato cercano con los admiradores que le rodean para poder fotografiarse con él, pero de no fácil acceso para la prensa. Tiene planes para el futuro, “siempre existen caminos alternativos”, dice, pero ahora mismo la cosa “está muy caliente”. Prefiere ver el cierre del programa más que como un final triste como “un nuevo comienzo”, inspirando a muchos jóvenes a tomar las redes sociales y expresarse.