La profunda crisis que llevamos años padeciendo han puesto de manifiesto la ofensiva contra los derechos y necesidades de la mayoría de la población. Sin embargo, el anhelo de una democracia real es cada vez más intenso en las plazas, en la calle, en la red… pero también en las urnas.
Multitud de movimientos e iniciativas ciudadanas han denunciado la estafa que estamos padeciendo y han evidenciado la incapacidad de la vieja política para dar respuesta a las necesidades de la gente. Estas iniciativas, sin embargo, han topado a menudo con la arrogancia de unas élites que se sienten impunes, que no corrigen sus errores y que ahora nos quieren imponer una segunda transición para que nada cambie.
No nos podemos permitir un bloqueo institucional desde arriba que nos deje sin futuro. Tenemos que fortalecer, más que nunca, el tejido social y los espacios de autoorganización ciudadana. Pero ha llegado la hora, también, de reapropiarnos de las instituciones para ponerlas al servicio de las mayorías y del bienestar común.
Para demostrar que lo sabemos hacer de otra manera tenemos que ir paso a paso. Y el primer paso es empezar por aquello que conocemos de cerca: el ámbito municipal, nuestra ciudad, nuestros barrios. Almería, a pesar de ser una ciudad pequeña, cuenta con un movimiento reivindicativo y tejido asociativo capaz de transformar en realidad proyectos de cambio ambiciosos.
Queremos una ciudad que promueva la honestidad de los gobernantes y que impida la connivencia mafiosa entre política y dinero. Hay que poner fin a la acumulación de cargos, limitar sueldos y mandatos, impulsar agendas transparentes y establecer mecanismos efectivos de control de los responsables públicos. Queremos un nuevo contrato ético entre ciudadanía y representantes.
Tenemos que encontrar la forma de detener y revertir las desigualdades insultantes que se han producido en los últimos años. Queremos una ciudad sin desahucios ni malnutrición, donde la gente no se vea condenada a vivir a oscuras o a padecer cortes de agua abusivos. El acceso a la vivienda, a la educación, a la sanidad, a una renta mínima, deben ser derechos garantizados a todos y no privilegios al alcance de una minoría.
No queremos una ciudad que venda el patrimonio urbano al mejor postor. Queremos instituciones que recuperen el control democrático del agua, con presupuestos participativos, que impulsen medidas fiscales y urbanísticas que acaben con la especulación de suelo y fomenten políticas energéticas y de transporte ecológicamente sostenibles.
Muchas de estas iniciativas son defendidas, desde hace tiempo, por movimientos sociales, vecinales y sindicales y por diferentes espacios políticos. Pero no las podremos llevar a cabo sin la implicación de amplios sectores de la sociedad.
Rescatar la democracia de los poderes que la mantienen secuestrada exige la gestación de nuevos instrumentos de articulación social y de intervención política donde se encuentre la gente organizada y la que comienza a movilizarse.
Por eso desde la Asamblea Constituyente de Almería hacemos un llamamiento a la ciudadanía a construir una candidatura de confluencia, con vocación ganadora, de mayorías. Una candidatura que entusiasme, que tenga presencia en los barrios, en los lugares de trabajo, en el mundo de la cultura, que nos permita transformar las instituciones en beneficio de la gente.
Vivimos tiempos excepcionales que exigen iniciativas valientes y creativas. Si somos capaces de imaginar otra ciudad, tendremos el poder de transformarla.
Te invitamos a pensarlo juntos. Por nosotros, por los que nos han precedido en el empeño y por los que vendrán. Ha llegado la hora de demostrar que es posible construir una ciudad diferente. Ha llegado la hora de ganar Almería.