Los judíos en Palestina – Por Mahatma Gandhi – Publicado en el Harijan 26-11-1938.
He recibido muchas cartas pidiéndome declarar mi punto de vista sobre la cuestión Árabe-Judía en Palestina y la persecución de los judíos en Alemania. Sin estar libre de dudas, voy a aventurarme a verter mi punto de vista sobre este difícil asunto.
Todas mis simpatías están con los judíos. Los he conocido muy íntimamente en Sudáfrica. Algunos fueron mis compañeros de toda la vida. A través de estos amigos he llegado a aprender mucho sobre su persecución a lo largo de su vida. Eran los intocables de la cristiandad. Hay cierto paralelismo entre el tratamiento recibido de los cristianos y el tratamiento de los intocables por los hindúes.
Las «sanciones religiosas» se invocaron en ambos casos para justificar el trato inhumano impuesto a ellos. Aparte de las amistades, por lo tanto, hay una razón común universal que justifica mi simpatía a los judíos. Pero mi simpatía no me impide ver los requerimientos de la justicia.
La suplica para la creación de una nación para los judíos no me apela mucho. El castigo por ello en la Biblia, se preveía después de su retorno a Palestina.
¿Por qué no deberían ellos, al igual que otros pueblos en la tierra, hacer suyos aquellos países en los que nacieron, y donde ganaron su existencia? Palestina pertenece a los árabes de la misma manera que Inglaterra pertenece a los ingleses o Francia a los franceses. Es falso e inhumano imponer los judíos a los palestinos. Lo que pasa ahora en Palestina no puede ser justificado por ninguna conducta moral. Los mandatos no tienen sanción alguna, salvo la de la última guerra. Seguro que podría ser un crimen contra la humanidad, el reducir la mayoría árabe hasta el límite que Palestina sea un hogar parcial o completamente judío. Noblemente, habría que insistir en un justo tratamiento a los judíos donde fuera que hayan nacido. Los judíos nacidos en Francia son franceses, en el mismo sentido que los cristianos franceses nacidos en Francia sean franceses.
Si los judíos no tienen nación salvo Palestina, ¿quiere esto decir que tengan que ser forzados a abandonar los lugares donde se hayan asentado? ¿O es que quieren una doble nación en la que puedan quedarse según deseen? Este llanto por la nación, ofrece una justificación colorida de la expulsión de los judíos de Alemania. Pero la persecución alemana a los judíos no tiene precedente en la historia. Los viejos tiranos nunca han ido tan lejos como Hitler. Y él lo está haciendo bajo un pretexto religioso, proclamando una nueva religión de exclusividad y nacionalismo militante en nombre de la cual, cualquier inhumanidad se vuelve un acto humanitario para ser recompensado aquí y donde sea.
Es un crimen de un obviamente loco, pero al que la intrépida juventud le sigue admirando y a toda su raza con una ferocidad increíble. Si hubiera una guerra justificada por la humanidad y en nombre de ella, una guerra contra Alemania para prevenir la persecución a toda una raza, sería totalmente justificable. Pero yo no creo en ninguna guerra. Debatir los pros y los contras de tal guerra en este caso está fuera de mis horizontes.
Pero, si no puede haber una guerra contra Alemania, incluso por tal crimen, como el que se ha cometido contra los judíos, seguramente no debe existir ninguna alianza con Alemania. ¿Cómo puede haber alianza entre una nación que proclama justicia y democracia y una que es declarada enemiga de ambas naciones?, ¿O es que Inglaterra aboga por una dictadura armada con todo lo que esto significa?
Alemania está enseñando al mundo cómo la violencia puede ser desarrollada eficazmente cuando no está hipócrita y débilmente enmascarada como humanitarismo. Al mismo tiempo enseña cómo puede resultar terrorífica y feroz en su desnudez. ¿Pueden los judíos resistir esta organizada y vergonzosa persecución? ¿Hay algún modo de preservar su autoestima y no sentirse desamparados? Asumo que sí. No hay nadie con fe en un dios vivo, que pueda sentirse desamparado. Jehová, el dios de los judíos, es más personal que el dios de los cristianos, los musulmanes o los hindúes, sin embargo ciertamente, en esencia, Él es común a todos y cada uno sin necesidad de una segunda o mayor descripción. Pero, como los judíos atribuyen personalidad a Dios y creen que Él gobierna todas las acciones de sus vidas, no deberían de optar por sentirse desamparados.
Si yo fuese judío y nacido en Alemania, clamaría Alemania como mi país incluso considerándome entre los más altos poderes gentiles alemanes. Y le desafiaría a dispararme o arrojarme al calabozo; me opondría a ser expulsado o a humillarme aceptando su trato discriminatorio. Y para hacer esto, no esperaría al judío más cercano a que se una a mí en la resistencia civil, sino que tendría confianza que al final, el resto seguiría mi ejemplo…
Y ahora unas palabras a los judíos en Palestina. No tengo ninguna duda que vais por mal camino. La Palestina de la concepción bíblica no es una vía geográfica. Está en sus corazones. Pero si se fijasen en Palestina geográficamente como su nación, está mal entrar en ella bajo la sombra de las armas británicas. Un acto religioso no puede ser llevado a cabo con armas y bayonetas o bombas. Pueden asentarse en Palestina solo con el consentimiento de los árabes. Deben apelar a la conversión del corazón árabe.
El Dios que gobierna los corazones árabes, es el mismo que gobierna los corazones judíos… Encontrarán la opinión del mundo en su favor en cuanto a sus aspiraciones religiosas. Hay cientos de maneras de razonar con los árabes, solo si descartan la ayuda de las bayonetas británicas. De lo contrario serán cómplices de los británicos en discriminar a un pueblo que no les ha hecho nada malo a ninguno de los dos. No defiendo los excesos árabes, deseo que hayan elegido el camino de no violencia en resistir lo que por derecho les pertenece como su indiscutible soberanía sobre su país. Pero según los cánones del bien y del mal, nada se puede decir en contra de la resistencia árabe contra la opresión.
Que los judíos quienes se proclaman a sí mismos ser el pueblo elegido, demuestren este título eligiendo el camino de la no violencia, para reivindicar su posición en la tierra. Todos los países son su país, incluida Palestina, no a través de la agresión sino por amor. Un amigo mío judío me mandó un libro llamado «La contribución judía a la civilización» escrito por Cecil Roth, que da una idea de lo mucho que los judíos han aportado al mundo en la literatura, el arte, la música, la ciencia, la medicina, la agricultura, etc. Dada la voluntad, el pueblo judío puede rechazar ser tratado como los parias de occidente, ser despreciados o mantenidos. Puede llamar la atención y ganarse el respeto del mundo como la creación elegida de Dios, en lugar de fundirse con la bestia olvidad por Dios. Pueden añadir a sus numerosas contribuciones, la de actuar sin violencia.