Hace diez años nadie creería lo que hoy día está llegando a todos los rincones, y es el hecho de que las empresas alemanas están ganando fuerza en el comercio de armas. Alemania continúa situada en el puesto número tres del ranking de países con el mayor número de exportaciones. Esto está provocando que cada vez le resulte más difícil mantener su imagen más preciada, la de un país que se opone a la guerra y que ha aprendido de su propia historia.
Probablemente, por miedo a perder esa buena imagen; el Ministro de Economía, Vicecanciller y Presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Sigmar Gabriel, se vio obligado a reclamar a principios de junio restricciones a las exportaciones, después de la aprobación del contrato de armas por miles de millones, siendo incluso esta cifra mayor en países con una complicada situación de los derechos humanos.
Después de las protestas llevadas a cabo a nivel nacional sobre el suministro de armas a Arabia Saudí, el Ministro pretende examinar si las reformas de la regulación de las exportaciones son necesarias. Para ello, cuenta con el apoyo del Ministro de Desarrollo, así como de la oposición. Por el contrario, son la industria de armas y, sorprendentemente, los círculos sindicales, los que se oponen a estas restricciones. El Presidente del Consejo de 20 compañías alemanas de armas redactó una carta en la que solicita encarecidamente al Ministro que aclare la dirección que el gobierno quiere tomar, ya que la industria no sobreviviría sin las exportaciones. La empresa fabricante del avión de combate Eurofighter amenaza abiertamente con una reestructuración de la plantilla.
De la normativa actual se intuye la necesidad de hacer frente a la falta de controles, a los estudios aún no existentes, y a las consecuencias legales del tráfico ilícito de materiales para armas. En muchas zonas de conflicto (Libia, Colombia,…), aparecen armas alemanas, aún cuando el informe sobre exportaciones de armas y los fabricantes de armas de estos países nunca las hayan suministrado. El certificado de destino final de los compradores de armas existe únicamente sobre el papel y nadie ejerce ningún control, por tanto, no se comprueba si las armas se las queda el cliente o son puestas en venta.
Por otra parte, en el informe de exportación de armas, no aparecen ni muchas de ellas ni el destinatario. Por ejemplo, se entregan a los países europeos, después se ensamblan en cooperación con su compañía y son entregadas a otros países. Estas omisiones son muy comunes.
Aunque el Parlamento Federal se decida por el despliegue de soldados no será preguntado por la exportación de armas. Las negociaciones del Consejo de Seguridad se celebran en secreto. El citado informe se publicará una vez al año y, en adelante, dos veces al año.
Las regulaciones sobre el comercio de armas pequeñas deben ser revisadas. Sobre todo sabiendo que son éstas las que acaban con un elevado número de muertes y que a su vez son utilizadas por los ejércitos rebeldes con niños soldados, así como para la venta de tecnologías de la información.
La lucha por un cambio en la regulación sobre la fabricación y la venta de armas no sólo dependerá de la firmeza de los diferentes actores involucrados, sino también de la atención pública, la libertad de expresión y el seguimiento que sobre el tema se haga en los medios de comunicación.
Traducido del alemán por María Navas