A mi nieto Felipe, que hoy cumple un año
«La lectura de los periódicos demuestra que la realidad es ilegible»
Oscar Wilde
Encontré la cita de Wilde cuando terminaba de leer los «Diarios. 1954-1991», de Abelardo Castillo (Alfaguara, 2014). Hasta donde pude averiguar el inglés no recibía diariamente Clarín, La Nación ni sus sucursales provinciales, como Los Andes, de Mendoza, o La Voz del Interior, de Córdoba. En la cárcel de Reading solían ser muy crueles con el bueno de Oscar y lo salvaban de ciertas ignominias. Con las que sufría eran suficientes, parece.
Mi país está en el centro de la tormenta. Y se postulan para timonear el barco algunos marineros de estirpe lacaya. Como todos y todas saben el capitalismo es ese sistema político, económico, social y cultural que permite que unos señores compren papelitos. Esos papelitos tienen impreso un número que, dicen, equivale a guita. Por una costumbre que nos viene desde la gesta humanitaria de Cristóbal Colón y sus valientes de espada y sotana, hemos aceptado que así sea. El hábito tiene seguidores que, de acuerdo con la época, se han globalizado. No hay mucha diferencia entre el señor Paul Singer, titular del Fondo NML Elliott y el señor José Luis Espert, economista vernáculo, que se anima a decirnos que «Hay que ir y pagar calladitos la boca». Es sólo un ejemplo. Si no, viene el cuco.
Mientras la señora Patricia Bullrich nos da lecciones de cómo se gobierna, mientras los dirigentes de la derecha explícita y la otra se regodean con las decisiones de la justicia yanqui, esta mañana Juan, Pedro, María y Elena se levantaron temprano, como siempre, desayunaron con su pareja y sus cachorros y salieron al sol, a caminar hasta la parada del colectivo. Es que el trabajo, ese que consiguieron después de años de recibir planes sociales, los espera.
Ni las 1.700 escuelas nuevas, ni los 3 millones de jubilados nuevos (estoy entre ellos), ni las nueve universidades públicas nuevas, ni los científicos argentinos repatriados, ni las miles de viviendas del PRO.CRE.AR, ni las 16 vacunas obligatorias y gratuitas nuevas, ni los ferrocarriles resucitados, ni los restoranes repletos, ni las parejas formadas gracias a la Ley de Matrimonio Igualitario, ni las Madres y Abuelas, ni los HIJOS y nietos, ni los y las compañeras beneficiadas por la Ley de Identidad de Género, ni los nuevos medios no monopólicos de comunicación, ni mis nietos, ni mis hijos, ni los tuyos. Nadie está hoy, 31 de julio de 2014, en default en la Argentina. Aunque algunos diarios, radios, canales de televisión y medios digitales nos asusten con el cuco. Ya somos grandes para esos modos, muchachos.