Finalmente el Consejo de Ministros dio un ‘portazo’ al mega-proyecto hidroeléctrico que impactaría nuestra Patagonia: el tristemente célebre HidroAysén. Si bien aún quedan un par de instancias en que las empresas ENDESA y COLBÚN pueden apelar, la viabilidad de este proyecto se torna casi imposible.
Y es que el poder de la gente organizada le dobló la mano, por una vez al menos, al poderío económico que tantos tentáculos tiene con el poder político.
Imposible es olvidar cómo la causa “verde” que estuvo muy en boga a fines de los 80s, los 90s y los 2000, se torna masiva y más militante con la resistencia a este proyecto, lo que, finalmente, generaría el comienzo de la ‘rebelión del 2011’, con Barrancones primero y luego con las decenas de miles de personas que coparon varias veces la Alameda para decir No al proyecto HidroAysén. Uno que inundaría sectores importantes de nuestra Patagonia, que coparía y haría aún más duopólica la matriz energética chilena, en donde muy pocas mega empresas participan e impiden el surgimiento de otras fuentes de energía no convencionales y mucho más sustentables.
El movimiento anti-HidroAysén fue masivo, creativo, transversal y militante. Allí los humanistas, con una larga historia de activismo no violento desde la mirada del Ecologismo Social, hicimos nuestro aporte en las calles, en las redes, en la denuncia y en la propuesta, lo que por cierto no fue gratuito: varios amigos resultaron violentados por las fuerzas policiales en aquellas jornadas del invierno del 2011.
Este movimiento entroncaría luego con el estudiantil, el regionalista, y así hemos llegado a un 2014 con una ciudadanía aún en movimiento, exigente, hastiada del sistema político y económico actual, lo que abre grandes posibilidades para generar transformaciones radicales en el país, que incluyen, ciertamente, las temáticas ambientales y verdes.
El ‘portazo’ de hoy a HidroAysén es una buena decisión gubernamental, pero que se debe principalmente a los cientos de miles que salieron a las calles a resistir no violentamente dicho monstruo y que hoy celebraron en distintos rincones del país y, por cierto, de nuestra abandonada Patagonia.