La contienda electoral transforma a un país. Además de servir para promover una renovación de la clase política y para la articulación de voluntades entre diferentes posiciones, también posibilita una oxigenación del orden existente y su pluralismo, contribuyendo a la estabilidad, redefinición de contornos y apertura de posibilidades para realizar modificaciones. El análisis es del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), en el documento «La disputa electoral en América Latina 2014”.
El Celag presenta un mapa de las disputas electorales en todos los países de la región y traza un panorama de las principales fuerzas políticas actuantes, los partidos opositores, los resultados de las últimas elecciones y la situación política frente a la carrera electoral en países donde la votación se está acercando. El análisis enfoca la carrera presidencial. A continuación, destacamos el panorama político-electoral de algunos países.
Las elecciones presidenciales en Chileo currieron a fines de 2013. Después de una disputa fuerte con ocho candidatos, Michelle Bachelet retomó el sillón presidencial en segunda vuelta, dejando atrás a la conservadora Evelyn Matthei, de la Alianza País. El Celag destaca que, actualmente, en el mapa político coyuntural chileno las fuerzas políticas de la izquierda revolucionaria -el Movimiento Todos a la Moneda y el Partido Igualdad- están unidas oficialmente desde el 27 de marzo, en el proyecto Frente Amplio por una Asamblea Constituyente Autoconvocada, en el que proponen abolir la Constitución pinochetista de 1980 en lugar de realizar una simple Reforma Constitucional. Esto sucede porque durante la dictadura de Augusto Pinochet, en 1980, la Constitución fue modificada de manera arbitraria y ésta es la que todavía sigue vigente.
En Colombia, donde está prevista la segunda vuelta de las elecciones presidenciales para el próximo 15 de junio, la carrera electoral por el más alto cargo comenzó en forma tensa, con la destitución de Gustavo Petro (Partido Verde), intendente de Bogotá. La decisión generó una fuerte polémica e hizo que el 60% de la población de la ciudad se pusiera en contra del presidente Juan Manuel Santos, que acató la orden de la Procuraduría de destituir y deshabilitar a Petro. En el informe se señala que el posicionamiento de Santos causó un gran impacto en la campaña electoral. Cabe resaltar que en las elecciones presidenciales de 2010, Antanas Mockus, del Partido Verde, era el principal opositor de Santos.
Costa Rica vive un momento político diferente, con la victoria de Luis Guillermo Solís Rivera, del Partido Acción Ciudadana (PAC). Él enfrentó a Johnny Araya Monge, del tradicional Partido Liberación Nacional (PLN) en la segunda vuelta y venció con el 94% de los votos. La victoria de Solís Rivera puede señalar una marcha moderada de América Central hacia la izquierda.
En octubre, Brasil celebrará elecciones presidenciales; sin embargo, el momento político está complicado por la Copa Mundial de Fútbol, que comenzará en pocos días en el país. En 2010, en las últimas elecciones, el Partido de los Trabajadores (PT) conquistó otros cuatro años de gobierno, eligiendo a la primera mujer en el cargo en la historia brasilera, Dilma Rousseff, fuertemente apoyada por el entonces presidente Lula. El Celag analiza que el último año de Dilma fue, sin duda, el más turbulento de su gestión y el que presentó una mayor caída de su popularidad. Sin embargo, la presidenta todavía aparece como preferida en las encuestas de intención de voto.
El clima de inestabilidad que hay en el país comenzó con las manifestaciones de junio de 2013, motivadas inicialmente por la elevación del precio del transporte público y por los gastos relacionados con la Copa del Mundo. Después de las primeras manifestaciones, los jóvenes -principales organizadores de las acciones- continuaron saliendo a las calles para denunciar la represión policial y la criminalización de las protestas en todo el país. Se prometen varias manifestaciones para repudiar la Copa y los exorbitantes gastos públicos.
La economía también es un motivo de preocupación en el país, ya que hubo una significativa desaceleración del crecimiento en comparación con otros países de la región; la tendencia inflacionaria también es alta, con un promedio de cerca del 6% por año; y la falta de lluvia amenaza el abastecimiento de energía hidroeléctrica. A pesar de la suma de problemas y de un electorado cada vez más crítico, el Celag analiza que el crédito del PT y de sus socios se mantiene gracias a la marca de Lula y a los programas sociales, que sacaron a miles de personas de la pobreza en los últimos años.
Desde el último 1º de junio, El Salvador está bajo la gestión de Salvador Sánchez Cerén, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), organismo que fue fundado como un grupo guerrillero en 1980, a comienzos de la guerra civil en el país.
El Celag analiza que éste es un momento histórico para El Salvador y destaca que el FMLN deberá establecer políticas y estrategias para reconstruir la gobernabilidad y establecer acuerdos parlamentarios, ya que su gobierno estará constantemente ‘asediado’ por el Partido Arena. Otro desafío es la desigualdad social y las demandas sociales y económicas de las clases medias urbanas. El FMLN deberá dar atención a esa parte de la población si quiere ampliar su base electoral.
«Las derechas políticas, hoy agrupadas –fundamentalmente– en el Arena y en el Movimiento de Unidad, asumirán un movimiento pendular. Por un lado, un papel negociador y, por otro, de desgaste y erosión. Lo que queda por observar es la intensidad de los papeles y qué estrategia primará, así como cómo actuarán esos partidos frente al nuevo gobierno”, analiza el Celag.
Desde el golpe de Estado sufrido por el presidente Manuel Zelaya en 2009, cada período electoral vivido en Honduras demuestra las tensiones de un sistema político en crisis. En la elección presidencial realizada en 2013, fue la segunda después del golpe, se destacó la incorporación del Partido Libre (nacido en 2010 como plan político electoral de los movimientos y organizaciones miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular, formado después del golpe) en la arena electoral. La candidatura de Xiomara Castro, esposa de Zelaya, por el Partido Libre representó una ruptura del bipartidismo.
La elección, en la que tuvieron una amplia participación funcionarios de la Embajada de Estados Unidos, fue ganada por Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional, que obtuvo una ventaja del 8,01% sobre Xiomara. El Partido Libre denunció fraude electoral. Hoy, Honduras continúa viviendo un clima de inestabilidad, con un gobierno que invierte mucho en equipamientos de guerra y que reprime protestas sociales.
El último 4 de mayo, se realizaron las elecciones presidenciales en Panamá; el resultado de las urnas permitió que un ciclo se cerrara en el país, el ciclo del multimillonario Ricardo Martinelli, del partido Cambio Democrático y de su experiencia gubernamental. En su gestión, Martinelli no provocó una ruptura ideológica con la administración de Martín Torrijos (2004-2009); en realidad produjo una reafirmación de las políticas neoliberales y de los actores que la sustentan. Hoy, el sillón presidencial es ocupado por Juan Carlos Varela, ex vicepresidente del país y dirigente del Partido Panameñista (PPA).
El Celag señala que un partido neoconservador desbancó a otro; de este modo, sólo se cambió una modalidad neoconservadora por otra. La colonización y la subordinación del Estado en favor de los empresarios -estrategia del presidente Martelli- fue derrotada por la vuelta de un partido tradicional, que representa -además de sus intereses neoconservadores y sus vínculos con empresarios- la vuelta de la clase política que no abandonó el control territorial y que aprovechó la sociedad con Martelli para crecer políticamente.
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Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com