Por Denisse Hanna.-

La Fundación “Hermandad de los Pueblos”, que trabaja en la localidad La Huayca – comuna de Pozo Almonte – a menos de una hora de la ciudad de Iquique (Chile), inició sus actividades apuntando a hermanar las distintas culturas y nacionalidades que históricamente confluyen en la zona: bolivianos, peruanos, chilenos, argentinos, aimaras, quechuas, mapuches, musulmanes, católicos para mencionar algunos.

Aida Caniú Trabol, presidenta de la Fundación, indicó: “tenemos la aspiración de lograr una Nación Humana Universal, sin violencia, sin agresiones, sin discriminaciones, que destaque la diversidad de los distintos pueblos, pensando en que ellos pueden armonizarse en un ideal común”.

Inician este proceso construyendo un parque para la reflexión y estudio denominado “Parque del Desierto – Tamarugal” donde aportarán al desarrollo del arte, la ciencia y la cultura, además de fomentar el intercambio y diálogo que contribuya a una mayor comprensión entre los pueblos.

Caniú rescató la importancia de revivir el afecto y la tolerancia entre las personas, sobre todo en un momento histórico de grandes movimientos migratorios y choques que generan situaciones de intolerancia, discriminación y violencia, “donde los seres humanos han perdido una importante mirada de considerar al otro como alguien valioso para el desarrollo de las sociedades”, resaltó.

Rescatan el pensamiento del escritor, pensador y filósofo argentino Mario Rodríguez Cobos (Silo), quien mencionó en una de sus conferencias: “Poco a poco comenzará a clarear el alba de un nuevo día; las culturas empezarán a entenderse; los pueblos experimentarán un ansia creciente de progreso para todos entendiendo que el progreso de unos pocos termina en progreso de nadie”.

El “Parque del Desierto – Tamarugal” brindará encuentros multiculturales donde se organicen ámbitos de integración para intercambiar sobre los ideales de paz en base a la metodología de la no-violencia activa.

Personas provenientes de Bolivia, Perú y de diferentes regiones de Chile estuvieron presentes el domingo pasado, participando del “Taller del Fuego”, una experiencia en la cual se trabaja en cómo producir y multiplicar fuego en hornos de barro construidos artesanalmente, al mismo tiempo de reflexionar sobre la importancia de generar una “chispa” en cada uno de los seres humanos que participaron y que ésta pueda propagarse como una valiosa señal de afirmar la posibilidad de integrar a los pueblos.