Muchos trabajan 12 horas al día siete días a la semana, por un salario mucho menor que el de sus colegas autóctonos.

La empresa les obliga a permanecer en ella dos años o pagar una multa de 6.000 euros.

Es el primer caso de europeos contratados en la sanidad alemana que deciden reivindicar sus derechos desde que comenzó la crisis.

Por Carmela Negrete para eldiario.es

La falta de personal y el estrés a que se ven sometidos enfermeros y auxiliares sanitarios son enormes y bien conocidos en Alemania. No solo en las residencias de ancianos, sino también en hospitales y en el cuidado ambulante en las casas particulares. Pero estos días se habla mucho más de ello a causa de un polémico reportaje del programa Team Wallraff –que dirige el famoso periodista de investigación que le da nombre y que produce la cadena RTL– en el que se mostraban unas condiciones que dejan mucho que desear en varias residencias para ancianos alemanas.

Además, la semana pasada el semanario Die Zeit contó que Armin Rieger, director de una residencia de Ausburgo, está preparando una denuncia ante el Tribunal Constitucional alemán frente a un sistema sanitario que considera inhumano y que antepone en muchas ocasiones, bajo su punto de vista, el beneficio económico a la salud de las personas dependientes y enfermas.

Esa falta de personal cualificado supuestamente es la que ha llevado a las autoridades alemanas a buscar profesionales mas allá de sus fronteras. Una verdadera oportunidad para muchos enfermeros españoles en tiempos de crisis. Sin embargo, no siempre la experiencia es positiva. De hecho, una veintena de enfermeros y enfermeras españoles han decidio acudir al sindicato Ver.di para denunciar a la empresa para la que trabajan.

El acuerdo que firmaron en España parecía ventajoso: seis meses de aprendizaje del alemán pagados por la empresa y un contrato de trabajo de dos años en atención a domicilio. Pero, una vez en Alemania y con su contrato en las manos, se sienten estafados. «Cuando empezamos a trabajar nos dimos cuenta de que era una trampa, porque los contratos nos obligan a permanecer en la empresa los dos años completos a riesgo de tener que devolver unos 6.000 euros de golpe», explica Juan Ródenas, que viene de Albacete.

Permanezcan o no en la empresa, los enfermeros han de responder por dicha suma, la supuesta inversión que la compañía ha hecho en la formación de estos profesionales. Mientras siguen trabajando allí lo van pagando cada mes, pero si lo dejan, tienen que pagarlo al día siguiente. «Por eso acudimos al sindicato, para ver qué se podía hacer. Bueno, por eso y por todo lo demás», señala Ródenas.

Lo demás son las 12 horas de trabajo siete días a la semana que trabajan muchos de ellos por toda Alemania. La empresa les comunica, en ocasiones con muy poco tiempo de margen, dónde van a trabajar en los próximos días. «Es muy complicado, de esa forma, tener vida social y poder organizarse», aseguran. Pero la peor de las situaciones es cuando la empresa no tiene un paciente al que puedan cuidar. «Hubo un mes que no trabajé nada porque no me encontraron un paciente y solamente me pagaron el sueldo base, que son unos 400 euros. Con eso mal puedo pagar el alquiler», asegura otra de las enfermeras afectadas, Marta Rodríguez (que prefiere que no se publique su verdadero nombre).

Los primeros en organizarse

Este grupo de enfermeros españoles es el primer caso de europeos que fueron a trabajar a la sanidad alemana desde que comenzó la crisis y que ahora deciden organizarse para reivindicar sus derechos. «Los alemanes aún no se han dado cuenta de qué tipo de trabajadores están trayendo. Estamos mucho mejor formados que los alemanes y nos pagan menos de lo que nos corresponde, pero también tenemos la experiencia organizativa y de defensa de nuestros derechos laborales de los colegios de enfermeras españoles», explica otro de los denunciantes.

La enfermería en Alemania hasta hace poco era una profesión que se estudiaba en las escuelas profesionales, no en las universidades. Por eso es común que las enfermeras realicen tareas de auxiliares, como por ejemplo asear a la persona atendida. Sin embargo, estos españoles se encargan incluso de sacar a pasear al perro del enfermo o cocinar para los familiares que vienen de visita. «Yo no he estudiado tres años una carrera para fertilizar las plantas o limpiar la casa de un paciente», asegura Marta.

En esta empresa se han dado también otras irregularidades, como la falta del material necesario para el trabajo. Uno de los colegas se encontró una botella de plástico por todo contenedor hermético para recoger jeringuillas utilizadas.

El salario también es relativamente bajo: 9,5 euros la hora con un complemento por día de viaje. El secretario competente para temas sanitarios del sindicato Ver.di, Kalle Kunkel, asegura que cobran menos que un enfermero alemán en el sector público. Para algunos pacientes que se encuentran conectados a aparatos de cuidados intensivos, las aseguradoras alemanas pagan grandes sumas que no se reflejan en el salario de estos trabajadores.

Uno de los jóvenes enfermeros, Pablo Martínez (que tampoco quiere aparecer con su nombre) asegura que en Alemania «al menos encontró un trabajo». Los últimos meses que pasó en su ciudad de origen lo había pasado realmente mal porque tras su último empleo no tuvo derecho a paro. «Algunas veces lo único que comía era un pan en todo el día», asegura, muy delgado y demacrado.

La empresa ha suspendido el programa

La empresa, hasta el momento, no ha dado su brazo a torcer y solamente ha comunicado a sus empleados que va a suspender el programa europeo. En cuanto a las condiciones laborales, asegura tener un convenio con un sindicato que Ver.di desconoce y que les permite hacer una excepción a la ilegalidad que suponen las jornadas laborales de 12 horas por sistema.

Entretanto, el recién creado Grupo de acción sindical del movimiento 15-M Berlín está apoyando a los enfermeros realizando asambleas y repartiendo hojas informativas en la empresa. Una trabajadora de una diputada de Die Linke también apareció en una de las reuniones mostrando su apoyo.

Estos enfermeros no son los últimos que van a rebelarse. Ya son seis las empresas en las cuales enfermeros y enfermeras españoles han denunciado irregularidades ante a Confederación Alemana de Sindicatos (DGB), que respondiendo a la demanda y en cooperación con la Alianza contra el Comercio Humano con fines de Explotación dará una charla en Berlín. La misma tendrá el objetivo de aclararles todas sus dudas sobre homologación de títulos, horarios de trabajo, remuneración, responsabilidad jurídica y demandas por deudas generadas por el contrato. La misma será gratuita y tendrá lugar en la sede de la DGB a las 5 de la tarde en la calle Keith número 1.