Por Eva Débia – Publicado en Revista Somos.-

Esta europea de grandes ojos claros, inquieta y polémica, dará con sus innovadoras ideas el pie para lo que en el siglo XX se conoció como el movimiento de la Nueva Era y el ocultismo, gestando la teosofía como bandera de conocimiento. ¿Estafadora charlatana o maestra iluminada? Juzgue usted.

Helena von Hahn nació el 12 de agosto de 1831 en lo que hoy es territorio croata, a las orillas del río Dniéper, en ese entonces sur de Rusia. La localidad se llamaba Yekaterinoslav (actual Dnipropetrovsk). Hija de Piotr (Pedro) von Hahn, coronel de artillería y caballería de origen alemán establecido en Rusia, y de Helena de Fadéyev, ferviente feminista hija de una familia de la nobleza rusa que desarrolló labores como novelista.

Por el oficio del padre, la familia viajaba constantemente; cuando la niña tenía 11 años, falleció su madre, por lo que junto a su hermana menor Vera quedaron al cuidado de sus abuelas en Sarátov. Su abuela materna, a su vez, era la princesa Helena Dolgorúkov, botánica y escritora, y su abuelo fue el Canciller Audrey de Fadeyev.

Desde temprana edad, Helena mostró talento como pianista y poseía algunas facultades de corte esotérico; se interesó en esta materia casi al aprender a leer, absorbiendo las obras de la biblioteca personal de su bisabuelo, que había sido iniciado en la masonería a fines del siglo XVIII.

Las narraciones sobre sus experiencias psíquicas dadas por su propia hermana Vera cuentan estados de trance con los que ella denominaba espíritus; a los doce años la encontraron sonámbula, paseando por uno de los largos corredores de la casa, y en detenida conversación con alguien invisible para todos menos para ella. Era cosa común, de acuerdo a lo relatado por su hermana, verla jugando con fuerzas elementales que sólo ella veía, y ejercer levitación y telequinesis.

La apuesta

El carácter de la adolescente era muy fuerte y decidido; a los 17 años, y para conseguir formalmente la independencia de su familia, realizó una apuesta con un conocido, debiendo seducir a un general del ejército de más de 40 años llamado Nikifor Vasílievich Blavatsky, vicegobernador de la provincia de Ereván, en Armenia, pero nunca consumó su unión marital. De hecho, se estima que ella tendría alguna especie de afección uterina que le impidió mantener relaciones sexuales a lo largo de su vida entera. Sea como fuere, la muchacha adoptó un nuevo nombre una vez casada: Helena Petrovna Blavatsky. Debemos acotar que Petrovna corresponde al patronímico (hija de Pedro), y en rigor, la grafía correcta y coherente con la forma femenina rusa del apellido de su marido sería Blavátskaya.

Como fuere, el matrimonio definitivamente no era para ella; vestía de manera estrafalaria, no aceptaba las normas y convencionalismos sociales y gustaba de fumar hachís públicamente. A los tres meses de matrimonio huyó a caballo a través de las montañas, para refugiarse en casa de su abuelo, en la localidad de Tiflis, en el Cáucaso.

Peregrinaje

En 1851, teniendo ella veinte años, estaba en Londres junto a su padre y allí, en una noche de luna de agosto en las orillas del Serpentine-river de Hyde Park, ocurrió un hecho que le cambiaría la vida. Annie Bessant, condesa de Watchmeister y ferviente seguidora de Blavatsky, comenta que “vio a un gigantesco y majestuoso Bindú de la Rajputana, acompañado de varios príncipes de la India y del Nepal, y en quien Helena reconoció a aquel a quien tantas veces había visto en sus visiones infantiles y que le había protegido.” Se trataba del iniciado oriental llamado Mahatma M., Maestro de Morya.

El mensaje fue contundente: el maestro había venido a Londres para una importantísima misión, una gran obra que estaba a punto de emprender. Debía formar una sociedad, de la que Helena sería la fundadora y animadora. Le explicó, además, que antes de concretar esto debería viajar por múltiples lugares y pasar tres años en el Tíbet, a fin de prepararse para el mejor desempeño de semejante tarea.

Su espíritu aventurero la llevó a emprender una serie de viajes a lugares muy diversos: durante 17 años, peregrina por diversos lugares de Asia, Europa y América: Egipto, Turquía, Siria, Grecia, México, India, Java, Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Japón, el Cáucaso, los Balcanes, Canadá, EE.UU, Perú y Bolivia, sitios donde tomó contacto con diversas personas ligadas al esoterismo y la masonería.

Tuvo diversos compañeros de trayecto, como el explorador naturalista norteamericano Albert Rawson, masón interesado en el esoterismo. Siempre encontró albergue en casa de diversos personajes influyentes, como en Egipto, donde acompañó a la condesa Kazinoff por varios meses.

En este amplísimo viaje, y tras varios intentos, consigue ingresar al Tíbet, donde habría estudiado por espacio de siete años con diversos mahatmas o maestros. Allí aprendió hebreo, árabe, zendo, sánscrito y hasta censar, lenguaje sagrado iniciático. Asimismo, despertó y potenció en sí misma la visión a distancia o clarividencia, la psicometría, la clariaudiencia, la producción astro-física de toda clase de objetos donde antes racionalmente no existiesen, la precipitación física de imágenes astrales y los más variados tipos de levitaciones imaginables.

Contar las anécdotas de sus bitácoras no tendría aquí sentido; baste con comentar que participó en una batalla, donde resultó herida, y sobrevivió a un naufragio camino a Egipto, en 1871. Fue luego de esta experiencia que fundó en El Cairo la Sociedad Espírita, donde declaró que poseía poderes físicos. Sin embargo, en la correspondencia enviada a su familia en Europa, Blavatsky dejaba ver su decepción por el grupo reunido, pues los consideraba narcisos y farsantes. El grupo no duró mucho tiempo y no alcanzó los objetivos iniciales.

Al año siguiente volvió por un corto período a Odesa, en Ucrania. Pero hacia 1873, según Helena, el maestro le dio instrucciones para enfocarse en el Nuevo Continente, fijando su rumbo en Nueva York.

Sociedad Teosófica

Una vez en la Gran Manzana, Blavatsky materializó el sueño de la Sociedad Teosófica el 7 de septiembre de 1975. Tras conocer al coronel Henry Steel Olcott en Vermont y al abogado irlandés William Quan Judge, encontró lo necesario para conformar este reducido pero activo grupo internacional de 16 ocultistas que creían en la reencarnación como etapa necesaria para alcanzar la inevitable y definitiva purificación de la humanidad. Ingresó a la masonería de adopción del Rito Menphis y Misraim, donde alcanzó el grado de “princesa coronada”.

Junto a lo anterior, Blavatsky publicó su primera gran obra: “Isis sin velo”, un libro de 1.300 páginas sobre la historia y el desarrollo de las ciencias ocultas, la naturaleza y el origen de la magia, las raíces del cristianismo y, de acuerdo a la mentalista, los fallos de la teología cristiana y los errores establecidos en aquel entonces por la ciencia oficial. El libro fue un éxito rotundo: se vendieron mil ejemplares en los primeros 10 días de su publicación. En este mismo año, a Blavatsky le fue concedida la nacionalidad estadounidense.

En 1878, Madame Blavatsky y Henry Olcott trasladaron la sede de la Sociedad Teosófica a la ciudad de Adyar, en la India, donde compraron una mansión a orillas del río. Antes, pasaron un tiempo en Ceilán, complementando los conocimientos con el sistema ético del budismo esotérico. Conocieron entonces a Alfred Percy Sinnett, editor del periódico oficial del Gobierno de la India; este contacto fue el precursor de que en octubre de 1879 se iniciara la publicación de la revista «The Theosophist», que actualmente sigue en circulación, siendo en ese entonces Blavatsky la editora responsable. El mismo Sinnett escribió libros de gran influencia y ayuda para la teosofía en general, como «El Mundo Oculto» (1881) y «El budismo esotérico» (1883).

Acusaciones

Dos miembros de la Sociedad Teosófica en India, Alexis y Emma Coulomb, acusaron a Blavatsky de fraude. Si bien la mentalista quiso seguir un proceso de investigación, la circunstancia se dilató burocráticamente; por ello, dimitió de su cargo como secretaria en Aydar y viajó a Europa en 1885, para no regresar nunca más a la India.

Las acusaciones de los Coulomb enarbolaban cartas de la misma Blavatsky, con indicaciones sobre cómo organizar fenómenos psíquicos fraudulentos. Estas supuestas cartas, cuya falsedad fue acreditada posteriormente, fueron hechas públicas por una revista de misioneros cristianos en Madrás, con el consiguiente desprestigio equivalente. De hecho, la Sociedad para la Investigación Psíquica en Londres (London Society for Psychical Research) creó un comité especial para investigar a Madame Blavatsky, llegando a la India en 1884 Richard Hodgson para tal cometido. Hodgson acusó a Madame Blavatsky como una de las impostoras más grandes de la historia, además de ser una espía rusa. Pese a que en años posteriores estos informes fueron refutados y desmentidos, el daño ya estaba hecho.

Londres

Los ataques mermaron la salud de Blavatsky. Desahuciada en varias ocasiones, fijó residencia en Wurzburgo, Alemania, donde comenzó a escribir “La Doctrina Secreta”, que con 1.500 páginas fue su obra maestra y basamento del New Age. La obra, que incluye dos mil citas, describe la evolución humana como una caída desde la gracia divina inicial, al materialismo actual. Este proceso evolutivo se realizaría en siete épocas, de las cuales cinco ya sucedieron, mientras que las otras dos estarían por llegar. El ser humano, en cada una de estas épocas, progresaría en una serie de razas, siendo una de ellas la base de las razas de la siguiente época. En mayo de 1887, aceptando la invitación de teósofos de Inglaterra, se trasladó a Londres, donde funda la revista “Lucifer” (del latín “portador de luz”).

En 1888, Madame Blavatsky fundó la sección esotérica de la Sociedad Teosófica; al año siguiente, publicó el libro “La llave de la teosofía”, una exposición de ética, filosofía y ciencia en forma de preguntas y respuestas que muestran las razones por las cuales se fundó la Sociedad Teosófica y cuáles eran sus enseñanzas básicas.

En 1890, estableció formalmente la sede europea de la Sociedad Teosófica en la 19 Avenue Road, Londres, en donde muere el 8 de mayo del año siguiente, sola. Es cremada en el Woking Crematorium, Surrey, Inglaterra, y un tercio de sus cenizas quedaron en Europa, un tercio viajó a los Estados Unidos, llevadas por William Quan Judge, y el tercio restante se encuentra en la sede internacional de la Sociedad Teosófica, depositadas dentro de una estatua hecha en su memoria. En su última voluntad, Blavatsky le habría pedido a los teósofos que celebraran la fecha de su muerte como el día del Loto Blanco.

Críticas

La incontable cantidad de referencias exactas utilizadas en sus libros puso en tela de juicio la real lectura individual del material citado. Blavatsky argumentaba, al respecto, que escribió tanto “Isis sin velo” como “La Doctrina Secreta” con la ayuda de sus Mahatmas, quienes algunas veces le transfirieron sus conciencias a su cuerpo físico en un proceso llamado «tulku»; en otras ocasiones, las descripciones y citas le fueron mostradas a través de la luz astral, y otras, mientras dormía. De acuerdo a esto, incluso las cartas de los maestros se materializaban en el papel que ella misma escribía.

Fue acusada abiertamente de racismo, ya que califica a algunos grupos étnicos como pertenecientes a una raza inferior, en contraposición con los arios, que estarían destinados a prevalecer en una de las eras evolutivas del ser humano.

Legado

Helena Blavatsky es quizás la mujer que más ha sobresalido históricamente en materia de ocultismo, metafísica, teosofía, parapsicología y esoterismo, dejando innumerables seguidores y enseñanzas acerca de la sabiduría antigua y mística.

Según sus enseñanzas, la divinidad es el origen del espíritu y la materia; el espíritu descendería dentro de la materia y la materia ascendería dentro del espíritu, mediante una acción cíclica. De acuerdo a esto, todas las almas poseen la misma esencia, aunque están diferenciadas por sus grados de desarrollo, siendo las más avanzadas los guardianes naturales de las menos desarrolladas.

Según la Sociedad Teosófica, el ser humano posee dos naturalezas, una superior (mente pensante, alma y espíritu), contaminada por la inferior (elemento físico y materia), y está en la búsqueda de ser purificada, mediante encarnaciones, antes de poder regresar por completo a lo divino.

Más allá de la controversia, Blavatsky fue capaz de atraer al movimiento teosófico a personas de la estatura de Thomas Edison, así como a Gandhi y Jawaharlal Nehru. Mientras para unos fue una peligrosa destructora de religiones, para otros fue una de las iluminadas más importantes del siglo XIX.

El teosofismo, que busca acceder al desarrollo de la filosofía y de la ciencia por medio de diversas religiones, buscando en ellas la sabiduría divina, es sin duda el movimiento ecléctico occidental más importante del siglo XX; si bien funde religiones como el cristianismo, el budismo y el hinduismo, se relaciona asimismo con los movimientos esotéricos espiritistas de finales del siglo XVIII como gnósticos y rosacruces. Podemos encontrar su influencia en los textos de Connie Méndez y muchos otros.

Con motivo de su muerte, la publicación de Londres Review of Reviews escribió: «Lo que madame Blavatsky hizo fue algo inconmensurablemente más importante que mover tazas de té. Hizo posible que los hombres y mujeres más cultivados y escépticos de esta generación creyeran… que no sólo el mundo invisible que nos rodea contiene inteligencias mucho más superiores a nuestro propio conocimiento de la verdad, sino que es posible para el hombre entrar en comunión con estas inteligencias ocultas y silenciosas, y ser instruidos por ellas en los divinos misterios del tiempo y la eternidad.»