Iba en el tren de regreso a casa en Sunnyside, Queens, cuando, un minuto antes de mi estación, ví unas carpas y filas de gente en las veredas. Tenía mi cámara y el clima estaba tan agradable que era como una invitación a caminar un rato. Mi trayecto es muy corto, sólo unas pocas cuadras desde la estación. Comencé preguntándole a algunas personas de la cola si podía tomarles fotos. Les gustó que les consultara y que lo hiciera. Tenía una pregunta en mi cabeza: ¿por qué y cómo todas estas personas están acampando en la calle? No era una fila para un concierto de Justin Bieber y no tenemos instalaciones adecuadas en el vecindario para festivales masivos de verano u otros entretenimientos similares.
Resultó que eran muy normales, personas con los pies en la tierra que estaban buscando trabajo. Respondían a un aviso de Peter M. Rivera, el New York State Labor Commissioner, sobre reclutamiento de la Joint Apprenticeship and Training Committee for Plumbers Local Union #1 para el 9 de junio a las 8 a.m. para 100 aprendices de plomero. Las postulaciones estarán abiertas durante 10 días hábiles o hasta que se hayan inscrito 1.000 postulantes, lo que sea que suceda primero.
Es el rostro de millones de Norteamericanos que están haciendo todo lo que pueden para alimentar a sus familias y proveerles un techo. No es fácil ver la cantidad de gente marginalizada, dejada de lado en New York City, pero aquí estaban en mi propio barrio. Mis héroes, no eran bomberos, policías o militares sino gente muy amable dispuesta en fila por 4 cuadras. Algunos llegaron el viernes y planificaban quedarse por tres días y sus noches, hasta el lunes en la mañana.
Ahora comprendo por qué la gente compra un boleto de la lotería. Es más fácil y uno puede tener las mismas posibilidades de ganar. Pero acampar afuera, en la vereda, en una de las ciudades más grandes y más ricas del mundo, durante tres días para postular a una capacitación como aprendiz de plomero, que abre 100 cupos cada dos años — es de locos, y algo definitivamente está muy mal.
Son mis heroes porque no sé cómo tienen paciencia para esperar su turno, cómo mantienen viva la esperanza, cómo soportan la incertidumbre. Es como vivir en la tierra de nadie y no saber qué país te va a recibir, si el país del trabajo duro y mal pagado o el país del desempleo de por vida. Del sitio datatools.urban.org: Cuatro años después del final de la Gran Recesión, el desempleo de largo plazo sigue batiendo el record a niveles muy altos. En junio del 2013, 4.2 milones de personas—un impresionante 36,7% del desempleo—no ha tenido trabajo en los últimos seis meses.
En la tierra de los libres, la gente debería tener la libertad de elegir su trabajo. Si no se puede garantizar trabajo a todos como una forma de contribución social y recurso económico, la sociedad tiene el deber moral y la obligación de crear mecanismos para la distribución económica. Todos deberían tener acceso a un salario básico.
A mis amigos de la calle, mis héroes, gracias por su dedicación, les deseo la mejor de las suertes para el lunes. Cuentan con mi admiración.
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