Expresamos nuestra preocupación, consternación e indignación, así como la de todas las personas pacíficas y no-violentas del planeta por lo que sucede en estos días en Ucrania.
Reconocemos tras esta crisis poderes económicos internacionales que controlan la información y manipulan a las poblaciones: nos encontramos frente a una guerra económica entre los Estados Unidos y Europa por una parte y Rusia por la otra. Este contexto hace difícil la libre expresión de la voluntad del pueblo ucraniano.
Las protestas populares contra la corrupción y el cinismo del poder se han usado intencionalmente para desestabilizar la situación política, llegando al reemplazo de un presidente y de un gobierno legítimamente electo por personajes que no han sido votados por el pueblo, sino fieles al poder económico que los ha designado.
Se ha instado al odio planificadamente, al resentimiento y a la sospecha entre las personas, familias y pueblos que solían vivir pacíficamente.
Denunciamos la presencia de grupos paramilitares fachistas responsables de homicidios y de brutalidad.
La situación puede degenerar en una espiral de violencia dramática y altamente peligrosa que podría extenderse más allá de las fronteras de Ucrania.
Invitamos a todas las personas sensibles y no-violentas a hacer sentir su propia voz a favor de la paz.
Pedimos una resolución no-violenta del conflicto y la intervención inmediata y resuelta de las Naciones Unidas.