Este 4 de mayo fuimos a nuestra celebración en la montaña, por los 45 años de aquella fecha tan memorable sin duda. Fue una antes y un después para todos… Aquel día pasaron varias cosas: La arenga, la conferencia de prensa, entrevistas a Silo y reunión posterior con participantes y viajeros de diversos lados. Esta vez nos encontramos a conmemorarlo de nuevo, e hicimos nuestras ceremonias, escuchamos la arenga grabada y dimos testimonios de como estas ideas han incidido positivamente en nuestras vidas; comentarios y agradecimientos se conjugan en emotivos relatos. Este es el mío. Aunque quizás el más significativo y simple fue el de un participante que después de escuchar a Silo comenta: «__ Y a uno ‘le van cayendo las fichas’ poco a poco…” Es decir, se va cayendo en cuenta de tamañas verdades, permitiéndonos ver que las cosas pueden ser de mejor modo.
Un testimonio previo al mío, se ha referido a la decisión de ‘dejar de sufrir’ en base al tema principal de la arenga, como algo crucial, describiendo a éste ampliamente. Sin duda es algo a incorporar, tarde o temprano, querer realmente superar el sufrimiento es decisivo. Pero eso no lo sabíamos hasta ese día. Antes conocíamos otras cosas. Contábamos con muchos recursos. Pero este tema se develó esa vez. Y es muy importante comprenderlo bien, porque el sufrimiento innecesario frena la vida, complica las cosas. Se presenta de diversas maneras y es, además, engañoso, nos hace creer que ‘no es para tanto’, que ‘sufrir, sufrir’[1], es de sitios en guerra, con hambrunas, catástrofes, etc., pero no en nuestro día a día. Pero no es así, ni mucho menos. Aparte, pareciera que el que sufre, creo, puede hace sufrir a otros; es como lo de ‘trata los demás…’ pero ¡al revés! Por eso es imprescindible proponerse su superación. Como mínimo, creo, el sufrimiento social y personal indica que ‘algo no va bien’ y que hay que cambiar…
Me recuerdo ahora de una amiga, andaluza, cuando comentaba como empezó a participar en el Siloismo. Decía: “__Me indicaron, ‘Mira, esto es para no sufrir”. “__Y me dije, “Ah, ¡esto es lo mío!” Bonito ¿verdad? Es así. A propósito, ahora en esas tierras se construye otro Parque de Reflexión.
Esto tuvo varios pasos, empezó a comienzos del 67 cuando nos dijo que se iría anunciando lo de Silo, pensamos ¡qué bien! Luego nos propuso adelantar con ello a mediados del 68, pero ya cuando mencionó que se retiraba a vivir a la montaña, vimos que esto iba en serio, muy en serio – más con las censuras de la aquella dictadura – Se instaló en el paraje cordillerano a comienzos del 69 y en marzo siguiente se comenzaron los preparativos del acto previsto para abril-mayo. Nos dieron el permiso con la célebre frase ’ir a hablar a las piedras’, puesto que pedimos un lugar en la ciudad, y otro en la montaña, pensábamos en un sitio espacioso y poco convencional. No lo negaron, como posteriormente, y nos vinimos al paraje cordillerano.
Aquí estuvimos desde por la mañana, aquel 4-5, era un día soleado, como el de hoy; poco a poco venían los viajeros y demás personas llegando en autobuses, en diversos coches y, periodistas, en medio de un enjambre de gendarmes armados, ‘custodiando’ el paraje. Hacia el medio día, habló primero un orador que resumió textos anteriores hasta que Silo bajó la pendiente y comenzó con aquel sonoro “_Si has venido…”. Entonces, se inició Silo, realmente, que con el núcleo de su enseñanza, de su propuesta, comenzaron su andadura. Al finalizar su mensaje entregó a los presentes un objeto, diciendo ‘… a ti hermano mío te arrojo esta esperanza…’, como un modo manifiesto de comunicarse con la gente. Su interés permanente.
Después, fuimos a la conferencia de prensa, con varios periodistas, unos respetuosos, otros no tanto; alguien le preguntó “__Y ahora ¿cómo seguirá Silo?” Respondió: “__La gente dirá, la gente dirá…”
Así, desde ese momento, tendríamos una vida con dos aspectos: uno para cada uno y otro público, donde expresaríamos la propuesta siempre que pudiéramos, intentando ser coherentes, al pensar, sentir y actuar en la misma dirección…
Después fuimos al centro de la ciudad, a casa de unos amigos, donde se concluyó la jornada. Intercambiamos sobre el acto realizado, y nos presentó un librito con la propuesta de llevar adelante este proyecto – antecedente del Humanismo y El Mensaje- que continuaba, abriendo la participación ampliamente.
Dimos pues un gran salto hacia adelante: Estaba Silo, contábamos con una enseñanza, con su corriente de acción en ciernes.
Tuvimos la clara sensación, el registro nítido, de un gran logro, y, si habíamos podido haber hecho esto, contra viento y marea, podríamos hacer muchas cosas más. Sin duda alguna. Eso nos entusiasmaba. Algo grande y bueno había ocurrido aquí; podríamos comunicarlo, dar continuidad y proyección a fututo
Punta de Vacas, 4-V-2014
[1] Este es un tema muy importante, en nuestra cultura aparece sólo en el campo de la salud. Es más, se lo considera meritorio. Es recién en el siglo pasado que empiezan a mencionarlo, como ‘Malestar de la Cultura, por ej., o con ‘la angustia’ y ahora es un clásico lo del ’Estrés’; y como no, la ‘depresión’ (ya juvenil…) En la india el concepto apareció con dukka y es tratado, acertadamente, como algo a liberarse-de por el budismo. Hoy es delatado por las mil y una formas de la llamada ‘autoayuda’. Por algo será. Pero es en Silo que aparece claramente el concepto de superar el sufrimiento mental, junto a la no violencia, para ‘avanzar en la Historia’.