Por Lorena Suárez
Fernando “Mordi” Guerrieri es un científico argentino radicado en Francia. Aunque hace varios años se desarrolla allí como investigador, visita periódicamente la Argentina como integrante del Programa Raíces (red de científicos argentinos), impulsado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Es, además miembro del Partido Verde Francés. Desde ese espacio, integra la lista de candidatos a eurodiputados. En esta charla, Mordi reivindica la política como elemento fundamental para el cuidado del ambiente y los recursos naturales.
¿Qué temas, en relación al ambiente, se están discutiendo con más fuerza en Francia y cuál es la postura del Partido Verde en esos temas?
La primera aclaración que corresponde hacer es que el ecologismo no se articula sólo como «partido» sino como movimiento, llamado EuropeEcologie Les Verts. Es un movimiento que federa a un partido político, asociaciones, una cooperativa de militantes que no están afiliados, pero que sí participan activamente en los movimientos sociales.
En este momento hay un tema puntual que es la construcción de un gran aeropuerto en el noroeste de Francia, en la zona de Notre Dame des Landes. Es una obra faraónica, de un alto costo monetario y de un alto impacto ambiental.
Un tema muy importante y que siempre está presente es la transición energética. Sabemos que el uso de combustibles fósiles genera gases de efecto invernadero y polución en áreas urbanas. La energía nuclear genera residuos cuyo efecto nocivo perdura durante larguísimo tiempo. Por otro lado, el combustible necesario para la energía atómica no está disponible en Europa. Y los repositorios, tampoco.
En Alemania, luego de la tragedia de Fukushima, el gobierno conservador-liberal (CDU/SU y FDP) decidió cerrar paulatinamente las centrales nucleares. Sin embargo, el Estado facilita la reconversión de las empresas productoras de electricidad para que utilicen carbón como combustible. Esto ocasiona el uso de fondos públicos para garantizar la rentabilidad de esas empresas y el retorno a una tecnología más antigua. Por otro lado, para explotar el carbón que queda en el subsuelo alemán es necesario relocalizar a muchos pobladores y destruir localidades existentes.
Los ecologistas queremos una política pública que promueva la inversión en desarrollo tecnológico basado en energías renovables y en el ahorro energético.
¿Deberían sumarse los países latinoamericanos a esas discusiones? ¿De qué forma?
Claro que deberían! Un ejemplo vanguardista dado por América Latina es el proyecto Yasuni, presentado por el presidente ecuatoriano Rafael Correa y que puso sobre la mesa el hecho de que el cambio climático es un problema mundial. Ecuador, como Estado soberano anunció que estaba dispuesto a renunciar a una renta enorme que puede aportarle el petróleo (bien preciado y cada vez más escaso), si esa renuncia implicaba un beneficio para la Humanidad entera. Ecuador propuso entonces, que la comunidad internacional le pagara la mitad de la renta sobre sus recursos para crear un área donde la naturaleza, la biodiversidad estuvieran protegidas. Desgraciadamente, este esfuerzo fue despreciado por casi todos los países. Ecuador obtuvo sólo 0,17% del dinero necesario para llevar adelante el proyecto.
El fracaso de Yasuni no es culpa de Ecuador, sino de la comunidad internacional, especialmente de los países más poderosos en términos económicos. La Unión Europea es fuertemente responsable de la pérdida de esta oportunidad histórica.
¿Qué componentes debería tener una política pública ambiental latinoamericana?
Los mismos que cualquier política pública ambiental: promover el desarrollo sostenible (ojo que no es lo mismo que sustentable)… a veces se usa el término «desarrollo perdurable» (espero que alguien que conozca bien el castellano sepa acuñar el término correcto). Cuando hablamos de desarrollo sostenible o perdurable, es porque tomamos en cuenta la variable ambiental, la variable económica y la variable social.
Tiene que haber inclusión social, educación pública, gratuita y laica, respeto por la diversidad cultural. Además, debe haber una fuerte promoción de las políticas de género: matrimonio igualitario, leyes de identidad de género, lucha contra el sexismo y la trata de personas. Son las banderas históricas del ecologismo (que no se reduce a cuestiones puramente ambientales).
Una política ambiental debe basarse en economía social y solidaria, el cooperativismo y la producción agrícola local y de buena calidad. Esto no significa producir artículos de lujo, sino producir alimentos con métodos que no dañen los recursos como el suelo o el agua a los productores y que no causen daño a la salud del trabajador agrícola ni del consumidor. Además debe protegerse el patrimonio genético y los saberes tradicionales de las empresas que se apropian de estos recursos con la práctica de la «biopiratería».Otro aspecto muy tenido en cuenta por los movimientos ecologistas es la «neutralidad de la net» y el uso de software libre. Celebro que en Argentina el Estado haya promovido el desarrollo de Huayra GNU/linux y que en el Senado de la Provincia de Buenos Aires se haya decidido que Huayra sea el sistema operativo a utilizarse en sus computadoras. Esto evita el pago de licencias, además promueve el desarrollo de empresas de software a nivel local y evita la necesidad de descartar equipos que pueden seguir funcionando, a causa de la obsolescencia programada.
La reducción de embalajes y el reciclado de residuos (especialmente en áreas urbanas) debe ser parte de la agenda política. En América Latina la mayoría de las poblaciones son urbanas y el cúmulo de residuos genera problemas ambientales y sanitarios, lo que va en detrimento de la calidad de vida, comenzando por las clases sociales más bajas.
¿Qué lugar deberían ocupar las organizaciones del tercer sector en dichas políticas?
Estas organizaciones deberían tener la forma de asociaciones civiles (el movimiento asociativo es muy fuerte en Francia y creo que es un buen ejemplo para tomar como modelo, como punto de partida). Estas organizaciones en general se ocupan de temas puntuales y pueden articular propuestas de trabajo para colaborar con gobiernos locales, provinciales, nacionales, además de aportar sus experiencias a los diferentes partidos y movimientos políticos que son quienes llevarán las políticas a la práctica.
¿Cuáles son los desafíos ambientales que enfrentaran las sociedades de consumo en el mediano plazo?
Creo que debemos promover la transición energética hacia energías renovables y con menos impacto ambiental. Eso requiere una inversión en el sector científico, en la educación y en la transferencia de tecnología.
Reducir los residuos y promover el reciclado de ellos es un punto importante. El capitalismo requiere un crecimiento constante de la economía. Eso promueve el consumismo y el abuso de los recursos. Además, en la carrera por el crecimiento y la obtención de fondos de manera veloz, los dueños del capital instauran regímenes de trabajo desigual y condiciones de esclavitud. Es un desafío importante que se termine con la explotación y la desigualdad.
En materia económica y financiera, creo que debemos luchar contra los lobbies de las finanzas, del petróleo y del mercado de armamentos. Eso debe servir para que las decisiones sean tomadas por las instituciones electas democráticamente y no por minorías poderosas.
¿Crees que los estados invierten en reeducar a la población en términos de ambiente?
Es muy variable esa inversión. En América Latina, la cuestión del ambiente fue (a mi modesto entender) dejada muy de lado. No es por casualidad, sino por presión de grupos con intereses particulares. En monocultivo de OGM registrados por empresas multinacionales; el deterioro de los ríos y recursos hídricos pasó muchas veces como una noticia más y eso puede generar graves problemas de salud.
Visité Cuba en 1994 (hace casi 20 años). En ese momento me llamaba la atención cómo la cuestión del medio ambiente ya estaba incorporada a los programas de educación. Era muy vanguardista dentro del contexto latinoamericano.
En Alemania, por ejemplo sí hay un esfuerzo muy grande del Estado para educar sobre el medio ambiente. En Francia, más o menos, pero la cuestión va ganando terreno.
En Argentina, las cuestiones ambientales se tratan de manera muy heterogénea según cada provincia o región (es una percepción mía). Espero que se vayan promoviendo programas nacionales de educación y que despierten las conciencias de las nuevas generaciones sobre el ambiente.