El 14 de mayo se inició el juicio por el “Baguazo”, tragedia ocurrida el 5 de junio de 2009. Mientras las responsabilidades de las autoridades que eran gobierno en ese momento brillan por su ausencia, este juicio pone en el banquillo a 54 indígenas y mestizos acusados de la muerte de once policías y cuatro indígenas en la Curva del Diablo. La acusación fiscal pide penas de cadena perpetua para líderes como Alberto Pizango de AIDESEP o para el apu Santiago Manuin. En Otra Mirada no olvidamos esta tragedia, por ello compartimos una reflexión del cura jesuita Paco Muguiro Ibarra.
Nos acercamos al 14 de mayo, juicio de Bagua
Para algunos, después de cinco años, todavía no queda claro que los indígenas que lucharon por la seguridad de sus territorios, de abril a junio del 2009, tenían razón. Y que las leyes que había dado Alan García, aprovechando unas facultades otorgadas para facilitar el TLC con EEUU, eran en muchos casos inconstitucionales y en el 80% no tenían que ver con las exigencias del TLC. Tenían razón los indígenas cuando pensaban que Alan García lo que hacía con esas leyes era poner los territorios de sus comunidades y los de toda la Amazonía al servicio del mercado mundial. Del 2004, en los que estaba concesionado el 15% del territorio amazónico, hemos pasado en estos años al 75%, y se han concedido lotes petroleros por 56 millones de hectáreas. Todos nosotros tendríamos que estar también en esa lucha, porque los nativos defendían nuestros derechos como peruanos/as, ya que con esas leyes “se sustraía del patrimonio de la nación a los bosques” de nuestra Amazonía (La Verdad sobre Bagua).
Ya sabemos cómo terminó esa justa protesta: con el saldo de 35 peruanos muertos y ahora, el 14 de Mayo, después de cinco años, se pretende condenar únicamente a los indígenas y con penas que llegan hasta la cadena perpetua, y sin pruebas. Como dice nuestro Obispo, que estuvo cerca de los hechos:
“No puede ser que los únicos culpables se encuentren entre los indígenas y que las autoridades del gobierno y de la policía de entonces hayan quedado limpios de polvo y paja, a lo más con una sanción administrativa. No puede ser que los únicos encarcelados…sean tres indígenas, a quienes no les han probado los delitos de los que los acusan. No puede ser que se pida cadena perpetua o condenas gravísimas para quienes, según todos los testigos, su único delito fue reclamar sus derechos y luego tratar de impedir que se derrame sangre inocente en ambos bandos” (Santiago García de la Rasilla Domínguez, S.J. Obispo Vicariato Apostólico San Francisco Javier, Jaén, Junio 2013, en el cuarto aniversario)
Este juicio va a hacer historia, porque nunca en el Perú hubo un juicio así. Primero por el número de muertos; segundo, por las circunstancias en que se dieron y, tercero, por tratarse del juicio que hace el Perú oficial, el Perú de Lima, al Perú profundo, al Perú de las diversas nacionalidades y culturas. No es el juicio a unas personas, es el juicio a todo un pueblo indígena, que simboliza a todos los pueblos indígenas de la Amazonía. Es el juicio que hacemos a otra forma de entender el desarrollo y a otra forma de vivir y querer vivir en nuestro país.
Todos esperamos mucha jurisprudencia y con ella mucha justicia. No sé si en nuestra América Latina se ha dado alguna vez un juicio como este, por eso es que va a hacer historia y vamos a estar en el mirador de todo el mundo. Nuestro crecimiento económico, tan cacareado por Alan García, provocador de este conflicto, sin equidad y justicia no es desarrollo.
Documentos Relacionados:
A quiénes juzgamos el 14 de mayo en Bagua – Muguiro Ibarra Paco [2014-04-15]
El juicio de Bagua y lo deleznable – Valera Moreno Guillermo [2014-05-15]