La realidad global nos tiene saturados de devastación, de asesinatos, violaciones, crueldad y el absoluto ninguneo del otro. Es noticia cada muerte antinatural, porque debe serlo, porque nadie debería tener un fin violento, no debería haber crímenes. Y cuando digo crímenes pienso en los miles que mueren al día por no tener acceso al agua, a comida o a medicamentos básicos. Me refiero a los que se están partiendo el alma en condiciones de trabajo extremas, esclavizantes y lo pagan con la finitud prematura.
Pero así como los medios de comunicación escamotean las buenas noticias, por no rendidoras en términos de rating, de morbo, todos tendemos a caer en la excepcionalidad del drama. De hecho, no es algo casual, la literatura, el cine, las series se han convertido en un formato donde la sangre es rey, donde se ha llevado a la sofisticación de la muerte al paroxismo. Donde los modelos humanos se han visto dictados por su capacidad destructiva. Los héroes infantiles torturan para salvar a otros, incendian, matan impiadosamente al enemigo, las perfidias y las conspiraciones están a la orden del día y en ese “dale que va”, todos nos convertimos en rehenes de esta lógica violentista.
Lo quiero hacer corto, no necesitamos más muertes. No necesitamos que nos sigan inoculando la naturalización de la violencia. Continentes y Contenidos y Pressenza, y Radio Hache, en una inclusión más grande, repudiamos esta cultura caníbal, donde nos convertimos en aves de rapiña para nuestros hermanos, donde nos quieren volver indiferentes al dolor del prójimo. No necesitamos más muertes y por eso, empezamos el programa compartiendo este llamado a la cordura, a la solidaridad, al compromiso, lanzado por nuestra colega y amigo Oleg Yazinsky. Basta de violencia. Le digo basta de violencia a los gobiernos y a las corporaciones que dirigen a los gobiernos y a los que manipulan las almas y mueven los bracitos que detonan las armas. Basta de violencia me digo a mí mismo, que envidio, que celo, que desconfío, que pienso que el otro es un enemigo, que no acepto que podemos estar equivocados, que no renuncio a mis intereses mezquinos. Basta de violencia en todas sus formas y en todos los confines de la tierra.
Sí, ya sé, este grito tampoco va a terminar con la violencia, pero es una manera de comprometerme, así que cuando me vean un poco olvidadizo de esto, recuérdenmelo, así como yo, desde acá les voy a seguir recordando que hay un mundo repugnante ahí afuera que tenemos que transformar. Y para eso necesitamos convertirnos en mejores personas, en humanos del futuro que queremos y así podremos construir entre todos muchas más buenas noticias que no podrán esconder los medios antihumanistas y monopólicos que quieren controlar el sentido común de esta época.