Por Michelle Tullo.-
El enorme proceso de urbanización de China se construyó, literalmente, con metales suministrados por países de América Latina. Pero la desaceleración del crecimiento económico chino y la caída de los precios de las materias primas amenazan el auge de las exportaciones latinoamericanas.
“A medida que desciendan los precios de los productos básicos, las autoridades latinoamericanas desearían haber utilizado parte de los beneficios del auge… para diversificarse en otros sectores”, señaló Kevin Gallagher, profesor de la Universidad de Boston y autor de un boletín sobre China y América Latina de la Iniciativa Mundial de Gestión Económica (GEGI, por sus siglas en inglés).
“Entre 2006 y 2011 el índice de precios de los productos básicos del Fondo Monetario Internacional subió un promedio anual de 9,8 por ciento y la economía china creció a una tasa media anual de 10,5 por ciento, pero en 2012 los precios de los productos básicos cayeron un 3,2 por ciento y la economía china se desaceleró a un 7,7 por ciento”, según la publicación de 2013.
La caída de los precios de las materias primas afecta más que nada a América Latina, ya que 86,4 por ciento de sus exportaciones a China corresponden a productos básicos, mientras 63,4 por ciento de las exportaciones chinas a la región son manufacturas.
“A medida que los precios subían, las exportaciones aumentaron y el crecimiento mejoró significativamente. América Latina puede agradecerle a China y al auge de los productos básicos que la crisis financiera (mundial estallada en 2008) no la haya afectado tanto”, sostuvo Gallagher en diálogo con IPS.
“Sin embargo, los tipos de cambio se apreciaron, la inversión se concentró en las materias primas, los fabricantes no pudieron competir con las importaciones procedentes de China y más allá, y el crecimiento impulsado por los productos básicos provocó numerosos conflictos sociales y ambientales”, agregó.
Según el informe de GEGI, el crecimiento anual de las exportaciones de América Latina a China tuvo un promedio de 23 por ciento entre 2006 y 2011, pero se redujo a 7,2 por ciento en 2012.
Estas ventas se concentran principalmente en el cobre, el hierro y la soja. Las exportaciones de metales corresponden a dos países, ya que 86 por ciento del hierro procede de Brasil y 92 por ciento del cobre, de Chile.
Las exportaciones de China a América Latina son considerablemente más diversas, sobre todo de productos manufacturados, como electrónicos y vehículos que son menos sensibles a las variables de precios de los bienes básicos. En efecto, la disminución de los precios de las materias primas generó un desequilibrio comercial entre América Latina y China a favor de esta.
“China basa su relación con América Latina en su idea de ganancia a dos puntas, complementaria de las relaciones Sur -Sur, y logró no bajarse del caballo en cuanto al comercio de productos básicos a altos precios que ofrece beneficios mutuos”, dijo Matt Ferchen, director del programa China y el Mundo en Desarrollo del Centro de Política Internacional Carnegie-Tsinghua, de la universidad china de Tsinghua.
“Que los precios bajen en realidad es bueno para China y para los compradores de los productos básicos, y no tanto para los exportadores de Brasil y Chile, donde podríamos ver algunas dificultades en la relación”, opinó Ferhen durante un debate celebrado en Diálogo Interamericano, un centro de análisis con sede en Washington.
En respuesta a la caída del crecimiento, el presidente chino Xi Jinping anunció una serie de reformas financieras que aún no se promulgaron.
“Los nuevos dirigentes del Partido (Comunista) discuten sobre la reestructura de la economía de China, para alejarla de las exportaciones pesadas y la inversión pública… se pretende que el consumo sustituya a las exportaciones y la inversión pública y detrás de esto está una nueva clase media en crecimiento que impulsará aun más el crecimiento económico”, sostuvo Ferhen.
Este nuevo modelo económico responde a la inquietud de que el gobierno haya invertido en exceso en el transporte, la construcción de viviendas y la infraestructura. Pero el énfasis puesto en el consumo interno se produce a expensas de las importaciones de materias primas latinoamericanas.
“La mayoría de los gobiernos de América Latina no están bien preparados para una caída de precios de los productos básicos. Chile tiene un fuerte fondo de estabilización del cobre y un fondo de riqueza soberana que captó algo del auge de los productos básicos”, destacó Gallagher.
“La mayoría de los países restantes, como Perú, nunca fueron capaces de pensar que el precio podría cambiar mientras se encerraban en la senda del crecimiento impulsado por los productos básicos”, agregó.
Pero investigaciones del Banco Mundial sugieren que América Latina no es tan susceptible a los choques externos de los mercados de las materias primas como en las décadas de los 80 y 90.
En primer lugar, la mayoría los países latinoamericanos adoptaron sistemas macrofinancieros inmunes, con el pago de la deuda externa, la acumulación de reservas y la reducción de la dependencia del dólar. El grado de protección que posee cada país contra los choques externos varía.
Por ejemplo, aunque la tasa de inversión en la región asciende a casi 25 por ciento del producto interno bruto, próxima a la cifra del sudeste de Asia, la de Brasil baja a 18 por ciento, y algunos críticos opinan que Venezuela no invirtió sus ingresos petroleros con inteligencia.
Un informe semestral del Banco Mundial también destaca que América Latina reestructuró “sus fuentes de financiación, alejándose de los movimientos de cartera y créditos bancarios para adoptar la inversión extranjera directa y las remesas”.
Otro buen punto es que la inversión extranjera directa de China en América Latina, especialmente en infraestructura y energía, debería ser positiva para las economías de la región. La presencia china, especialmente en la fusión y adquisición de empresas, también se extendió más allá de los socios tradicionales como Argentina y Brasil para incluir a Ecuador, Bolivia y Perú.
Los expertos esperan que estos mercados adicionales, en particular el de la energía, puedan compensar la disminución del comercio en productos básicos, que se espera disminuya solo en el presente año.
Con datos del Banco Mundial, el FMI y The Economist Unit, el brazo de análisis e investigación de la revista The Economist, el informe GEGI prevé una disminución de 3,1 por ciento en el precio de la canasta de exportaciones entre América Latina y China, casi dos veces más que el descenso de precios de 2013, lo que implica un creciente déficit comercial para 2014 entre ambos.
El efecto sobre el crecimiento tendrá matices según los países, basado tanto en factores externos, la demanda interna y políticas económicas propias. El Banco Mundial predice que Panamá continuará con una expansión económica cercana a siete por ciento, seguido de Perú, con 5,5 por ciento.
Chile y Colombia crecerán 3,5 por ciento, México tres por ciento, y Brasil cerca de dos por ciento, mientras la economía de Venezuela se contraerá uno por ciento, según el Banco Mundial.
Esta contracción de los mercados fuertes en productos básicos repercutirá más allá de América Latina.
“Esta no es solo una preocupación en América Latina, sino en todo el mundo, en África, el sudeste de Asia y otros lugares… por su impacto en la mano de obra, el impacto ambiental, las cuestiones de la inversión extranjera directa, esto es una preocupación compartida en muchos países”, dijo Ferchen.