Publicamos acá el artículo que el Presidente Nicolás Maduro ha escrito para el diario estadounidense New York Times, con el título “Un llamado a la paz desde Venezuela”, que apareciera publicado hoy miércoles en la edición impresa.
Un llamado a la paz desde Venezuela
Las recientes protestas en Venezuela han llamado la atención de la comunidad internacional. Gran parte de la cobertura en los medios de comunicación internacionales ha distorsionado la realidad de mi país y los hechos de actualidad.
Los venezolanos nos sentimos orgullosos de nuestra democracia. Hemos construido un movimiento democrático y participativo desde la base que ha asegurado que tanto el poder y los recursos sean distribuidos de manera equitativa a nuestro pueblo.
Según las Naciones Unidas y el Banco Mundial, Venezuela ha reducido consistentemente la desigualdad, transformándose de ser uno de los países más desiguales de América Latina en 1998 a convertirse en el país menos desigual de América Latina de hoy. Hemos reducido la pobreza enormemente – del 49% en 1998 al 25.4% en 2012. La pobreza extrema disminuyó en el mismo período, pasando de 21,5% a 6,5%.
También hemos creado emblemáticos programas sociales de salud y educación, gratuitos y accesibles a todos los habitantes de nuestro país. Hemos logrado estas extraordinarias hazañas sociales en gran parte a través de la redistribución y el uso de los ingresos procedentes del petróleo venezolano.
Mientras que nuestras políticas sociales han mejorado la vida de los ciudadanos sobre todo, el gobierno también ha enfrentado serios problemas económicos en los últimos 16 meses, incluyendo la inflación y la escasez de algunos productos básicos. Continuamos consiguiendo soluciones a través de un número de medidas, incluyendo un nuevo sistema de cambio de divisas que ya ha reducido la inflación durante las últimas semanas y también a través del monitoreo de empresas para asegurar que no están especulando o acaparando productos.
Adicionalmente, Venezuela ha sufrido con una alta tasa de crimen que estamos combatiendo directamente a través de la creación de un nuevo cuerpo de policía nacional, fortaleciendo la cooperación entre las comunidades y la policía y la reforma de nuestro sistema penitenciario.
Desde 1998, el movimiento fundado por Hugo Chávez ha ganado 18 elecciones presidenciales, parlamentarias y locales a través de un proceso electoral que el ex presidente estadounidense Jimmy Carter ha llamado “el mejor del mundo.” Más recientemente, nuestro partido, el Partido Socialista de Venezuela, logró una mayoría aplastante en las elecciones para alcaldes en diciembre de 2013, ganando en 255 de 335 municipios.
La participación popular en la política en Venezuela se ha incrementado dramáticamente en la última década. Como un ex sindicalista, creo profundamente en el derecho de asociación y el deber cívico de manifestar preocupaciones legítimas a través de la protesta pacífica con el fin de garantizar que la justicia prevalezca.
Estos hechos desmienten afirmaciones hechas por algunos políticos en los EE.UU., y por gran parte de los medios de comunicación, alegando que Venezuela tiene un déficit de democracia y que las protestas actuales representan el sentir de la mayoría. Por el contrario, la mayor parte de las protestas contra el gobierno se están llevando a cabo por los sectores más ricos de la sociedad que se oponen y tratan de revertir los logros del proceso revolucionario que han beneficiado a la inmensa mayoría del pueblo venezolano.
Manifestantes anti-gubernamentales han atacado físicamente y han hecho daño a clínicas públicas de salud, quemaron una universidad pública en el estado Táchira y han lanzado bombas molotov y piedras a autobuses del transporte público con pasajeros a bordo. También han atacado a las instituciones públicas, tirando piedras y antorchas a las oficinas del Tribunal Supremo de Justicia, la empresa pública de telefonía CANTV y la oficina de la Fiscalía General. Estas acciones violentas han causado miles de millones de dólares en daños. Es por esto que las protestas han recibido ningún apoyo en los barrios pobres y de la clase obrera.
Los manifestantes tienen un solo objetivo: el derrocamiento inconstitucional del gobierno elegido democráticamente. Los líderes antigubernamentales lo dejaron claro cuando lanzaron la campaña en enero, comprometiéndose a “crear caos en las calles.” Las personas que tienen preocupaciones y críticas legítimas sobre la economía o la inseguridad que merecen ser discutidas, por desgracia están siendo socavados por líderes de la oposición con una agenda antidemocrática y violenta.
Después de dos meses, 36 personas han sido asesinadas. Los manifestantes son directamente responsables por más de la mitad de las víctimas mortales. Seis miembros de la Guardia Nacional han sido asesinados; otros ciudadanos han sido asesinados al intentar eliminar los obstáculos colocados por los manifestantes para bloquear el tránsito.
Una pequeña minoría de funcionarios de las fuerzas de seguridad también han participado en actos violentos, y varias personas han muerto como resultado. Estos son eventos ilegales y lamentables, y el gobierno venezolano ha respondido arrestándolos.
Hemos creado un Consejo de Derechos Humanos para investigar todos los incidentes relacionados con estas protestas. Cada víctima merece justicia, y cada autor – ya sea un defensor o un opositor al gobierno – tendrán que rendir cuentas por sus acciones.
En los EE.UU., estos eventos han sido representados de una manera diferente, y los manifestantes están ampliamente descritos como “pacíficos”, mientras dicen que el gobierno es violento y represivo. Esta narración presenta al gobierno de los EE.UU. en el lado del pueblo de Venezuela, cuando en realidad el gobierno de EE.UU. está en el lado del 1 % que quiere arrastrar a nuestro país de nuevo a una época en que el 99 % era excluida de la vida política y sólo la élite, incluyendo las empresas de EE.UU., se beneficiaba del petróleo de Venezuela.
No olvidemos que algunos de los que apoyaron el derrocamiento ilegal del gobierno democráticamente electo de Venezuela en el año 2002 están liderando las protestas de hoy. Los involucrados en el golpe de 2002 inmediatamente disolvieron el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional y desecharon la Constitución. Hoy, aquellos que incitan a la violencia o intentan ejecutar acciones inconstitucionales parecidas deben ser sometidos al sistema judicial.
El gobierno estadounidense apoyó el golpe de 2002 y de inmediato reconoció el gobierno golpista a pesar de su comportamiento antidemocrático. Hoy en día, el gobierno de Obama gasta más de $5 millones anuales para apoyar los movimientos de oposición en Venezuela. Un proyecto de ley para un adicional de $15 millones para estas organizaciones anti-gobierno se encuentra ahora en el Congreso.
Actualmente, el Congreso de EE.UU. está decidiendo si impondrán sanciones para castigar a Venezuela; sanciones que al final afectarían a los sectores más pobres de nuestra nación. Espero que el pueblo estadounidense, conociendo la verdad, exprese que Venezuela y su pueblo no merecen tal castigo, y llamen a sus líderes políticos para que abstengan de tales sanciones.
Ahora es un momento para el diálogo y la diplomacia. En Venezuela, hemos extendido la mano a la oposición. También hemos aceptado las recomendaciones de la Unión de Naciones de América del Sur para que participen como testigos del diálogo con la oposición.
También hemos hecho un llamado público al presidente Barack Obama, expresando nuestro deseo de intercambiar embajadores de nuevo. Esperemos que su administración, al igual que los elementos menos radicales de la oposición interna en Venezuela, responda de manera recíproca.
Venezuela necesita paz. Venezuela necesita el diálogo, y Venezuela tiene que seguir adelante. Damos la bienvenida a cualquier persona que sinceramente quiera ayudar a alcanzar estos objetivos.
Nicolás Maduro