Traducido al español por Nieves Sande Rau
Quien no quiere, no se quiere ni al él mismo ni a nadie.
Una sala de espera de una administración de extranjería en la oscuridad. A la derecha una máquina de bebidas, en el medio se encuentra un Fotomatón cual luz interior parpadea. El silencioso público busca su lugar en unos bancos de madera, donde día a día se sientan personas, con sus papeles en mano, a la espera de un funcionario que decidirá sobre su destino. El olor de esos días inquietos flota en el aire y lleva a una irrealidad a través de los expectantes espectadores cubiertos de sombra y del Fotomatón parpadeante – casi como en un sueño siniestro.
Con apenas escasos elementos escénicos, la actriz austriaca Ulrike Düregger y su pareja en la obra, el francés Charles-Henry Peler, protagonizan la obra “Bonito nuevo amor”, en un espacio que se adapta perfectamente a ésta. Juntos con el italiano Andrea Mozzato, pasan por una difícil y tumultuosa relación de amor entre personas de diferentes culturas – desde su entusiasmado encuentro en el extranjero hasta la opresiva despedida en una mesa de un comedor alemán. Además de actuar -en alemán y francés- ellos muestran a través de la danza y el canto las emociones y los enredos que conllevan tales relaciones. Al lado de esta perfomance, también son reproducidas documentaciones sonoras de diferentes personas, en las que dan su opinión sobre el amor, y también se proyectan en la pared textos sobre el tema.
La obra muestra la realidad de muchas de las relaciones de este tipo, como si no sólo hubiera una única historia, sino que varias mostradas en un conjunto. Se dejan ver tanto las bonitas experiencias de una relación entre dos personas de distinta procedencia, como las fricciones y complicaciones entre ellos, y su entorno: Los problemas de incomprensión, que comienzan por el idioma y acaban con diferentes normas de comportamiento y estrategias de comunicación, racismo, y el desconocimiento de la sociedad alemana a través de la pareja, las diferentes opiniones sobre el amor, la relación, y el rol del hombre y de la mujer. Ambos se reflejan continuamente como un espejo de sus propias deficiencias, cosa que deja en el aire en qué medida el fracaso de una relación de este tipo, e incluso la seguridad individual y la motivación personal dentro de ella, tiene que ver con las diferencias culturales.
Al final Ulrike Düregger muestra la escenificación inspirada en entrevistas reales a parejas biculturales y se recitan versos de la poesía de Khalil Gibran y trozos de la obra “Amor duro” de Motti Lerner. Con esta obra, Ulrike Düregger, lleva a cabo a parte de su papel de actriz, su apoyo a la organización Total Plural die Afro-Deutsche Spielgruppe Berlin, que ayuda a niños con background bicultural a encontrar su propia confianza personal en la sociedad alemana.
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